EPÍLOGO

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Dos días después es nuestra coronación. Tenemos habitaciones individuales después de mucho tiempo, pero parece que a las chicas les encanta la mía porque siempre están aquí. Ahora mismo estamos arreglándonos para la ceremonia, Lu lleva un vestido que combina blanco y azul con una capa roja, Susan lleva una capa azul oscura y un vestido azul y dorado. Yo llevo una capa negra y dorada y mi vestido es morado con detalles dorados. Llevo un abanico escondido en la manga, sé que no pasará nada pero me siento más segura, lo cierto es que les he cogido cariño. Nos reunimos para la coronación frente a las puertas antes de entrar a la gran sala y no puedo evitar quedarme mirando de más a Peter. Lleva un bonito traje verde y amarillo y una capa también amarrilla. Los demás también están muy guapos, Edmund lleva un traje igual que el de Peter pero azul y dorado acompañado de una capa blanca y Jake lleva un azul más oscuro que los Pevensie pero una capa igual que la mía sólo que de hombre, aún así él está más guapo.

-Cierra la boca que te va a entrar una mosca. –me dice Ed pasando a mi lado.

Me coloco en mi posición y las puertas se abren. En el centro va Peter, a su derecha estamos Jake y luego yo, y a su izquierda están Ed, Susan y Lucy. Entramos a la gran sala llena de narnianos y nos ponemos de pie frente a nuestros tronos. Aslan dice unas palabras mientras que el Sr. Tumnus nos coloca las coronas.

-La reina Lucy, la valiente. –le colocan una pequeña corona plateada y fina. –El rey Edmund, el justo. –su corona es pequeña y plateada pero más gruesa. –La reina Susan, la benévola. –la corona de Susan es fina, un poco más grande que las otras dos y dorada. –La reina Noah, la serena. –mi corona es dorada, del mismo tamaño que la de Su y dorada también. –El rey Jake, el sabio. –la corona que le colocan es aún más grande que la mía, dorada y gruesa. –Y el rey Peter, el magnífico. –la corona de Peter es dorada también, pero resplandece más. Es la más grande y gruesa, la del sumo monarca.

Cuando le colocan la corona nos sentamos en nuestros correspondientes tronos y Aslan dice unas palabras y todos proclaman "larga vida al rey Peter", "larga vida al rey Jake", "larga vida a la reina Noah", larga vida a la reina Susan", "larga vida al rey Edmund", "larga vida a la reina Lucy".

Quince años después...

Peter y yo tenemos una relación seria pero aún no estamos prometidos y mucho menos casados, y con Susan y Jake más de lo mismo. Vivimos en Cair Paravel y gobernamos Narnia desde aquí, no es por fardar pero lo estamos haciendo muy bien, sobretodo Peter. Ahora mismo estamos en la sala de planificación Peter, Jake, Edmund y yo, las chicas están atendiendo no sé qué asunto y nos hemos quedado solos.

-Deberíamos concretar una fecha para la negociación. –propongo.

-Primero habría que elegir el lugar. –dice Ed.

-O decidir si queremos negociar. –dice Jake.

-No podemos rechazar una oferta como esta, esto sólo pasa una vez en la vida. –continúo.

-Pero no es para tanto. –comenta mi hermano.

-Claro, una tregua de paz no es algo importante. –ironiza Edmund.

-No es eso. –se queja.

-Es el único territorio con el que nos queda pactar una tregua, debemos hacerlo. –insiste mi amigo.

-Si lo rechazamos podrían ofenderse y declararnos una guerra. –intervengo.

-Sería la primera en años. –me apoya Ed.

-Ese no es motivo suficiente para firmar un acuerdo. –insiste Jake.

-Propondremos una fecha y hablaremos de esto con el rey que nos ofrece la tregua, nos expondrá sus motivos por los cuales deberíamos hacerlo y ya veremos si nos convence o no. –sentencia Peter. A esto es a lo que me refería, es más maduro y cuerdo, piensa las cosas dos veces antes de actuar y suele acertar con sus decisiones. –Noah, encárgate de comunicárselo y concretar los detalles.

-De acuerdo. –digo asintiendo.

-Pues si todos estáis conformes doy la reunión por finalizada. –todos asentimos en señal de conformidad y antes de salir las chicas entran en la sala con nuevas noticias.

-Han vuelto a ver al ciervo blanco. –anuncia Susan.

-¿Dónde? –pregunta mi hermano.

-Está cerca, por los alrededores. –responde Lucy.

-El último es un huevo podrido. –dice Edmund antes de salir corriendo de la sala.

-Qué maduro, por favor. –musita Susan para después salir corriendo ella también.

Y así comenzamos la carrera en busca del ciervo blanco. Tras unos minutos lo estamos persiguiendo en el bosque cuando por un momento lo perdemos de vista.

-Creo que se nos ha escapado. –dice Lucy.

Seguimos buscando hasta que nos topamos con una farola que extrañamente se me hace muy familiar.

-Me suena este sitio. –comento.

-A mí también. –dice Peter desmontando su caballo igual que los demás.

Comenzamos a caminar y nos encontramos con algo extraño.

-Esto no son ramas. –dice Lucy.

-Son abrigos. –digo.

-Susan me estás pisando. –se queja Edmund.

-A mí me están pisando. –protesta la morena.

Entre empujones, quejidos y protestas conseguimos llegar a no sé exactamente qué lugar hasta que todos caemos al suelo y la puerta se abre.

-Aquí estáis, ¿qué hacíais todos metidos en el armario? –pregunta el profesor.

Los recuerdos me invaden y nos miramos entre nosotros, somos niños de nuevo.

-Si se lo decimos profesor, no nos creería. –le dice Peter.

-Probad a ver. –dice con una sonrisa amable el profesor. 




FIN

Las Crónicas de Narnia IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora