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Capitulo XVII

"Los humanos nacemos desnudos, pero lo primero que cubrimos no es nuestra vergüenza, son nuestros rostros, el que aprende a ver aprende a cegar, el que aprende a oír aprende a negar, el que aprende a hablar aprende a mentir; nos cubrimos de tantas máscaras, que la gente no reconoces un verdadero rostro al verlo, pero ¿cuál era mi rostro?"-The X

Los últimos 20 segundos, convirtieron una escena completamente violenta, en una completa mente extraña; cuando vivía en la capital, encontré un libro que hablaba sobre los druidas, individuos con la capacidad de liberar el poder oculto de la naturaleza.

En el libro decía como los druidas, a pesar de nacer entre los humanos, tenían tanta resonancia con la tierra, que desarrollan características animales durante los primeros meses de vida, aquellos que nacían con esa resonancia eran llevados desde la infancia, se entrenaban durante toda su vida para poder dominar el poder de la naturaleza, los druidas más poderosos, tenían la capacidad de levantar montañas con sus manos, de hacer crecer bosques en desiertos, o de terminar con el hambre de una nación, pero al igual de impresionante, sus poderes eran más bien temibles, a pesar de ser capases de erradicar a los demás reinos, los druidas de las tribus verdes, eran increíble mente pacíficos, y solo intercedían si su reino estaba en un peligro inminente.

Desde que era niño me había formado una imagen mental de los druidas, como monjes firmes y disciplinados, que nunca podrían ser derrotados en batalla; la realidad, me decepciono mucho.

En el instante que vi que Alicia, había entrado en combate contra un druida, lo primero que pensaba era en retirarnos y reagruparnos, porque era una pelea que no podríamos ganar; unos segundos después ese pensamiento despareció de mi mente.

Cuando el árbol, colapso Alicia corrió hacia el druida, apunto de darle un golpe limpio; con mi advertencia ella desistió del ataque; pero el druida, de igual forma cayo de una forma ridícula y poco elegante contra el suelo; a pesar de tener rasgos felinos, carecía de toda elegancia y coordinación, que parecía tener a simple vista, además una vestimenta de lo más extravagante , mientras se trataba de recomponer, uno de los escombros de los árboles, cayo justamente en lo que parecía ser su cola, generándole tal dolor que empezó a gritar de una forma, increíble mente lamentable, suplicando por ayuda.

Por mi cabeza pasaron las ideas, ¿esto es alguna clase de acto, o esto es a lo que la gente tanto les teme a las tribus verdes?, en ese instante solo tenía dos opciones, escapábamos de la zona, antes de que el druida, llamase la atención con sus gritos, o le proponíamos un trato que no podría rechazar. Me acerque al druida con mucho cuidado y le pregunte:

-Disculpe señora druida, no sé si es un asunto que me incumba, pero ¿necesita ayuda? -debía ser increíblemente respetuoso, un druida incluso en este estado no debe ser tomado a la ligera.

-gracias al cielo, la verdad me serviría una mano, para mover este tronco. –era evidente en su mirada que trataba de mostrar calma, pero de verdad necesitaba la ayuda.

-pues de verdad, si puedo ayudarle. Pero en realidad me preguntaba que hace un druida, de las tribus verdes, tan lejos de su frontera.

-no juegues conmigo humano, que no te enseñaron que nosotros los druidas, somos capases de destruir ciudades con solo pestañear.

-si eres tan poderosa, porque no te quitas ese tronco de la cola.

-es que, en mi sabiduría, quería presentarte esta prueba. La que por cierto pasaste. –eso era obviamente una mentira, debería dejarla donde está, pero necesito información de ella.

-sabes escuche, que hay formas de bloquear los poderes de los druidas, cortarles las manos, despojarlos de sus cinco sentidos, entre otras cosas desagradables, y que algunos comercian con los druidas como esclavos de primera categoría, a veces son comprados por otros druidas para ser usados como recipientes para vivir más tiempo, o aumentar sus poderes; bueno ese no será tu caso así que, gracias por la prueba; adiós.