Capítulo 2: En Nilkhiz

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Cuando Nidawi y Yolcag, su madre, llegaron al aeropuerto de Nilkhiz ya estaba anocheciendo, así que decidieron hospedarse en un modesto hotel de la ciudad, caminar por las cercanías del hotel y cenar en un pequeño y acogedor restaurante, para luego regresar a descansar al hotel.

Al día siguiente se levantaron temprano, tomaron desayuno en el hotel y con un folleto turístico en mano, salieron a recorrer las calles de Nilkhiz. En las afueras del mercado había una pequeña feria de antigüedades y artesanía local, así que Nidawi y su mamá decidieron visitar los stands para comprar algunas prendas y souvenirs.

-Mami, definitivamente creo que las antigüedades nos persiguen; toda la vida hemos vivido muy cerca de tiendas de antigüedades, trabajé en una, y ahora llegamos aquí y nos encontramos con esta feria -dijo Nidawi alegremente.

-Eso es cierto Nidy, ¡y lo más sorprendente es que tú amas todo aquello con olor a pasado! -dijo su madre cariñosamente.

Cuando de pronto Nidawi sintió una fuerte sensación que la hizo voltear hacia la tienda de una anciana que llevaba un aguilucho sobre su cabeza.

-¡Buenos días señora! -dijo Nidawi.

-¡Buenos días jo...

Cuando la anciana vio a Nidawi cayó sobre un montón de telas a punto de desmayarse.

Así que Nidawi entró rápidamente a la tienda y la sostuvo en sus brazos .

-¿Señora que tiene? -preguntó Nidawi preocupada.

-Solo me sentí mareada joven, no se preocupe -dijo la anciana.

-¿Ha comido usted algo? -preguntó Nidawi.

-¡No joven, he estado muy ocupada con la tienda, pues hay muchos turistas -dijo la anciana.

-¿Mami, podrías ir un momento a la cafetería y comprar un jugo y un sandwich, por favor? -preguntó Nidawi.

-¡Por supuesto Nidy, voy enseguida, ya regreso! -dijo su madre.

-Señora, con todo respeto, usted está muy anciana para jugar con los horarios de la comida, y si no come cuando corresponde se puede enfermar -dijo Nidawi mientras la sostenía en sus brazos.

-¡Lo sé jovencita! Pero los turistas no paran de acercarse a la tienda a preguntar, aunque no compren nada, y yo me siento muy cansada -dijo la anciana.

-¡Ah, por eso no se preocupe señora, por hoy yo me encargaré de su tienda! ¡Y por los precios no se preocupe, que yo he aprendido algo sobre antigüedades! Mientras, usted siéntese cómoda y descanse. ¿Por cierto, por qué lleva un aguilucho sobre su cabeza? -preguntó Nidawi sorprendida.

-¡Oh, no lo sé! Esta mañana cuando venía a la tienda, un águila sobrevoló mi cabeza, puso al aguilucho y siguió su camino hacia las alturas. El pequeñín se ha quedado ahí sin emitir sonido alguno, pero sus garras me lastiman -dijo la anciana.

Así que Nidawi tomó al pequeño aguilucho en sus manos, le preparó un pequeño nido con algunas telas rotas de la tienda y lo colocó allí, y mientras este acariciaba su mano con el pico y su pequeña ala, Nidawi acariciaba su plumaje y conversaba con la anciana.

Al poco rato llegó su madre con el jugo y el sandwich para la anciana.

Una vez que la anciana comió, Nidawi se dispuso a atender a los turistas que visitaban el stand, mientras Yolcag, su madre, conversaba con la anciana.

Al cabo de algunas horas...

-¡Listo señora! ¡Hoy rebasamos las ventas! ¡Me arde la cara y me duelen un poco las manos y los pies, pero con un poco de descanso se me pasará! -dijo Nidawi.

Nidawi, La Hechicera Del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora