Como de costumbre ni mis padres, ni mis hermanos estaban en la casa. Estan super ocupados con los preparativos de la fiesta. No fui a la escuela hoy, no tengo ganas de soportar a los maestros y menos a angeles y demonios estúpidos. ¿Cómo pudo suceder esto? quién pudo decir que ahora mi propio padre es mi peor enemigo. Ya sé que él lo verá como si nada pero para mí no lo es, mis 2 amigos están heridos, por culpa de la estúpida pelea, sé que es necesario pero ¿Por que exactamente mis 2 mejores e únicos amigos? Hace 2 días fue la pelea, son las 10am, no he dormido nada, algo suena como si un león quisiera comer... un momento es mi estómago. Decido bajar por algo de comer, bajo las escaleras voy directamente hacia la cocina, estoy a punto para encontrarme con la caja celestial que guarda mis alimentos, cuando me giro veo a Terry comiendo uno de mis emparedados con mantequilla de maní:
-Que rayos haces aquí? -dije arráncandole de las manos mi emparedado-
-No tenía nada que hacer, así que vine a verte y a felicitarte, increíble como rompiste el brazo de Mikaela -dijo mientras se volteaba con los brazos cruzados-
-Como has entrado? -pregunté alarmada-
-Chantaje, mi amor -levantando una ceja y con una sonrisa pícara-
-Oye por cierto no sabes que esta mal robar los emparedados de los demás? -dije frunciendo el ceño-
-Jajaja sii, pero tus emparedados son los mejores. -dijo tomándome por la cintura y jalando de mí rápidamente hacia él, sin ni siquiera darme oportunidad de defenderme antes-
Sentía su aliento muy cerca de mi rostro lo intentaba apartar con todas mis fuerzas y luego finalmente se me ocurrío algo para zafarme, "Te extrañare mucho emparedado, prometo comerme con mucho amor a tus hermanos" y luego de mi despedida estrellé el sándwich de mantequilla de maní en su cara. Terry se alejó aturdido y luego subí las escaleras rápidamente esperando que él no intentara nada ilegal contra mí. Entré y cerré la puerta con candado, retrocedí y me topé con algo:
-Maldición Terry! ¿Acaso eres Flash?
-¿Flash? ¿Hables de ese superhéroe humano?
-Nunca... -dije señalandolo con el dedo y una mirada asesina- Nunca más en tu vida vuelvas a insultar a DC Comics ni a los superhéroes!
-Lo siento mi ángel. -dijo fingiendo estar arrepentido- ¿quisiera usted que le devolviera su teléfono celular? -dijo inclinándose mientras me mostraba mi celular-
Me lancé rápidamente en un intento para atrapar mi celular pero, Terry fue más rápido y se giró mientras yo caía en la cama boca abajo, cuando caí intenté girarme lo más rápido que pudiera para seguirlo y golpearlo.
-Lindos atributos Leah. -dijo Terry haciendo énfasis en la palabra "atributos" viendo mi trasero-
Me levanté rápidamente, y Terry no paraba de reír:
-¡¿Que?! -grité ya frustrada con el grandísimo idiota de Terry-
-Tus hermosas mejillas están más rojas de lo usual. -puse las manos en mis mejillas y las sentí tibias- bueno mi ángel me voy, grabé mi número en tu celular por si me necesitas para hacerte compañía. -dijo sonriendo mientras me guiñaba un ojo-
-Vuelve aquí idiot... -cuando dejé de ver mi celular me di cuenta que ya estaba sola en la habitación y escuché el crujido de la puerta principal-
Sonó mi celular era una alarma que indicaba que tenía que ir a trabajar. Abrí mi armario dije las palabras "Uniforme para trabajar" y apareció mágicamente, me duché y me coloqué el uniforme, luego me amarré el cabello en una coleta y subí dentro del flyt. Digamos que cuando usaba los flyt podía comer en el camino entonces perdí el rencor contra ellos, pedí que me dejara a una cuadra del local ya que no quería que ninguno de los clientes viera que era millonaria, o más bien la hija del Rey. Caminé acomodándome el gorro de la tienda, alguien venía detrás de mí, lo pude sentir, volteé pero no había nada, no le tomé mucha importancia. Llegué al local, ya estaba abierto al parecer yo había llegado tarde, bueno aunque Mikaela y yo éramos las dueñas, también teníamos empleadas. Yo atendía la caja siempre, no me gustaba andar por el local fregando los pisos me daba demasiada pereza. Estaba atorado de ángeles y demonios nuestra tienda, que por cierto es como Walmart o cualquier super mercado humano, pero un poco más pequeño. Voy diciéndoles a todos buenos días con una enorme sonrisa, algunos me contestan, otros no. Llego a la caja, están todos muy molestos ya que están demasiados atareados, quito a la que no sirve para nada en la caja. Paso todas las cosas lo mas rápido que puedo sobre el escaner.