Regla número uno.

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"La primera impresión siempre es importante. Que todos aquellos que te miren sepan que eres el heredero del linaje real de la bien amada familia Guntithanon. Aunque has vivido lejos del reino, es tu deber comportarte como un caballero de noble alcurnia. Eres el príncipe y mi deber es ayudarte a recordar tu origen. Bienvenido a casa, su alteza real Sarawat I."

Del Manual del Perfecto Príncipe, una guía por Tine Teepakorn.

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TINE

Suspiro. Jamás me ha gustado salir del palacio si puedo evitarlo pero el día de hoy es importante, es el día que he esperado mi vida entera. El día de hoy sucederá ese evento que le da sentido a mi existencia y aunque he sido educado como un perfecto caballero desde que nací, lo cierto es que no puedo evitar sentirme nervioso aunque algo tan mundano como los nervios no son algo que pueda permitirme sentir.

Sin embargo, mi misión en la vida me parece lo suficientemente enorme como para tener permitida una dosis de nerviosismo: yo seré quien haya de educar a su alteza real el Príncipe Sarawat Guntithanon I y aunque sé que es un honor, no entiendo quién demonios decidió que yo entre todas las personas del Reino de Scrubb era el elegido para esta tarea titánica.

Cuando nací, mi hermano Type estaba siendo ya educado para tomar en sus manos la responsabilidad de la familia Teepakorn como era su deber al ser el primogénito. Sin embargo los padres del príncipe Sarawat a quien se le ocurrió nacer solo dos meses antes que yo, opinaron que era mejor que el príncipe heredero y futuro rey tuviera un compañero de su misma edad. Porque de ese modo nos entenderíamos mejor ¿sabes? Porque se supone que el destino de una nación estaría siempre entre nuestras manos pues, aunque él será quien lleve la corona dorada sobre su cabeza, la cual es el símbolo de unión en nuestro reino, él no podrá tomar ninguna decisión sin discutirla antes conmigo.

Yo seré la mano derecha del Príncipe. Yo seré otro hermano para él y también su mejor amigo.

Intento no reírme frente al chofer que me lleva directamente hacia la casa de la familia adoptiva donde el príncipe ha vivido los últimos veintiún años. Sé que este modo de educar a los futuros monarcas ha sido un modelo inalterable en los últimos cien años y al parecer ha funcionado porque no hemos tenido más guerras desde que el Decreto Real del tatarabuelo del Príncipe Sarawat fue enunciado. Sin embargo, no puedo evitar cuestionar todo lo demás.

¿En qué momento dos completos desconocidos se volverán esa sola alma que el Decreto señala? ¿En qué momento el Príncipe confiará en mí si hasta ahora no me ha visto jamás? Alguien debió explicarle a su alteza el rey Vachirawit que las amistades de verdad deben basarse en algo un poco más profundo que una simple orden. Alguien en el Consejo debió decirles a todos que las reglas impuestas hace cien años no funcionarán del mismo modo en la sociedad actual. Sin embargo, debo guardarme este tipo de pensamientos solo para mí a riesgo de ser desterrado si alguien sabe que cuestiono el legado del rey que terminó con la pobreza y el dolor que asolaron el reino por más de diez años que fue el tiempo que duró la guerra para desterrar al Rey Tirano que provocó todo el mal de nuestro pasado.

Vuelvo a suspirar e intento revisar mi aspecto una vez más. Es mi deber ser un ejemplo de porte y elegancia puesto que conoceré al Príncipe heredero. Green, uno de mis mejores amigos y quien es el diseñador en jefe de todos los atuendos de la realeza y los nobles diseñó este traje blanco especialmente para mí. Él dijo que lucía completamente guapo pero no dejo de sentirme inseguro acerca de mi aspecto. Aunque desde que cumplí los dieciséis años he sido educado en las más refinadas reglas de etiqueta, siento que estoy usando un disfraz. En realidad me gustaría estar en casa escuchando música. En realidad me gustaría seguir intentado aprender a tocar la guitarra aunque toda mi familia me diga que esa no es una tarea digna de la mano derecha del Príncipe Heredero.

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