Jaspe.

Descubrimiento.

—¿Segura que te sientes mejor?

—Mucho mejor, en serio.

Cerró su termo con cuidado, tomó las llaves de la troca mientras se acomodaba la chaqueta y salió de la casa.

Condujo con cuidado por la carretera, bebiendo ocasionalmente de su té caliente. Se sentía algo extraña por la soledad, no le molestaba, pero era la primera vez que conducía sola a la escuela. Solo se había ausentado 3 días a la escuela y todo era muy distinto, se sentía como si hubieran pasado meses desde su ultimo día en el instituto.

Se preguntó que más habría cambiado durante su enfermedad, presentía que Bella le había ocultado muchas cosas, no tenia sentido que de un día para otro aquel extraño e intimidante chico se volviera el novio de su hermana, es decir, Bella era linda, mas de un chico se fijaba en ella, sin embargo, nadie podría negar el repentino y mutuo interés de ambos. Le parecía sospechoso, en especial porque su hermana nunca contestaba todas sus preguntas y cuando lo hacia las respuestas eran vagas o poco detalladas.

Se sintió un poco intimidada al entrar a la escuela, como si fuera el primer día. Caminó a su casillero con la intención de reemplazar sus libros. Se quedó ahí unos minutos extras, se sentía algo mareada, se maldijo internamente, tal vez no se había recuperado aún.

—Ey, hola, Adara, ¿te encuentras bien? —la mencionada percibió el cambio en el tono de voz del chico.

—Yo... eh, sí, sí. Estoy bien. —tomó un sorbo de té. —Estoy mucho mejor. —le sonrió.

—¿Qué llevas ahí? —le preguntó mientras caminaban al gimnasio.

—Té de hierbabuena, Jasper me regaló algunas hierbas. —al ver la expresión de Mike se arrepintió de decir aquel nombre.

—Así que tú también caíste. —murmuró celoso.

—Si te refieres a lo de Bella, somos casos muy distintos, ¿de acuerdo? Jasper y yo no...

Decidió dejar la oración incompleta, supuso que Mike entendería sin que ella lo expresara en palabras. Al llegar al gimnasio se separaron para ir a sus respectivos vestidores. Una vez que se puso el uniforme de gimnasia fue a las gradas a sentarse, no tenía intención de hacer ejercicio y tenía la excusa perfecta.

Minutos antes de que la campana sonara vio a su hermana ir a los vestidores.

[***]

—Pensé que tus ojeras disminuirían. —señaló mientras trabajaban en un proyecto de la clase.

—Me conformo con que los cambios de humor y las jaquecas hayan disminuido. Me las estoy apañando para mantenerme en calma, si ignoro a la gente casi no siento nada.

—¿Eso no es lo que te hace humana? Ya sabes, la empatía.

—Para nada, cualquiera puede ser empático, incluso tu. 

—¿A que te refieres? —se removió incómodo, un gesto que no pasó desapercibido para la humana.

—¿No lo recuerdas? Cuando te conocí insinué que no eras un humano, más bien un ángel. —rio, burlándose de sí misma.

Jasper asintió relajado, volviendo su atención al proyecto.

[***]

La semana se pasó volando para Adara, quien, aunque aún seguía con esos extraños síntomas y padecimientos, estaba comenzando a controlarlos, obligándose a mantenerse al margen de todo. A menos que estuviera Bella, la compañía de su hermana le ayudaba a sentirse "normal".

La calma, el silencio y la soledad del bosque también le eran de mucha ayuda. Por lo que aquella mañana de sábado se levantó con toda la intención de dar un paseo. Después de ducharse y recoger su cuarto bajó a la cocina, con su mochila de excursión, encontrándose con Bella.