Cuatro

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04 | Consecuencias.

El fin de semana había pasado volando desde aquel inoportuno encuentro, afortunadamente, Darling había conseguido mantener sus pensamientos alejados de lo bella que era la rubia, cosa que no había conseguido en un largo rato, durante los últimos días se ocupó con actividades y entrenamiento duro, todo con el fin de despejar su mente, cosa que aparentemente, había funcionado.

Darling iba camino a su primera clase del día, cuando sintió una mirada en su espalda, no le tomó importancia, hasta que comenzó a sentir otra más, y luego otra, como una guerrera, debía de estar alerta y estar atenta siempre a su entorno, pero como una chica enamorada que no había dormido bien en días, supuso que solo era su propia paranoia, entró al salón de clases y se desplomó sobre su asiento, pasó su mano por su rostro en un intento de despertar un poco, tal vez estaba más tranquila, pero seguía sin dormir sus ocho horas, quizá, ni siquiera sus 5 horas.
Sus compañeros seguían entrando al aula, y de vez en cuando uno que otro volteaba a verla, algunos incluso susurraban entre ellos, Darling no entendía que pasaba, pero si de algo estaba segura, era de que no podía ser nada bueno.

A medida que pasaba el tiempo fue poniéndose más y más ansiosa, y la llegada del profesor al salón no mejoró su situación, todo su relajante fin de semana se fue por la borda cuando la angustia comenzó a inundar su cabeza

—Tres.

—¿Eh?

—Dije, tres. —repitió su profesor poniendo una hoja de papel sobre el pupitre de Darling.

Tomó la hoja entre sus manos y la analizó, en efecto, sacó un tres en su último examen, vaya que estaba en otro mundo, y no como lo hacía habitualmente, porque incluso pasando la mitad de su tiempo en Wonderland conseguía notas perfectas, sólo que en esta ocasión no lograba prestar atención a ninguna de sus clases

El profesor pasó de largo, y siguió repartiendo las hojas a los demás alumnos, dejando a una triste Charming encogida en su asiento. Si bien el resultado de su última prueba la había dejado algo aturdida, tenía cosas más importantes de las qué preocuparse, porque justo antes de que pudiera reaccionar de la debida manera, una voz captó su atención.

—Darling Charming, a la oficina del director. —se escuchó proviniendo del altavoz.

Su día no podía ir peor, ¿no es así?, guardó el papel y se dirigió al lugar previamente mencionado, para su suerte, la mayoría estaba en clase a esa hora, así que no llamó mucho la atención en los pasillos.

Finalmente, estaba frente a la imponente puerta de la oficina del director Grimm.
Darling no era bajita, todo lo contrario, era bastante alta, pero en ese momento se sentía diminuta, tenía miedo, y ni siquiera sabía el porqué, o tal vez sólo quería pretender que no lo sabía, porque mil cosas en su mente le decían lo contrario.
Abrió la susodicha puerta, y el renombrado director de la escuela la estaba esperando, sentado en su silla.

—Tome asiento. —ordenó con un semblante serio.

—Señorita Charming, tome asiento —inició—. Estábamos muy conscientes de que dejarla unirse a las prácticas para cabellos era una cosa, pero esto, en definitiva, es intolerable.

Una gota de sudor frío se deslizó por la frente de la rubia.

—El cuerpo educativo tenía sus sospechas de que usted era una Rebel —continuó a la par que se aclaraba la garganta—, pero esto es llevarlo a otro extremo.

La joven movió un poco sus labios, no lo suficiente para emitir sonido alguno, pero si para que él director lo notara.

—¿Y bien? —cuestionó el hombre inclinándose en su escritorio—. Si tiene algo que decir, dígalo ahora.

I may not be a prince | DarppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora