Once

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11 | Un minuto más.

Pasadas alrededor de tres semanas desde la primera «cita» entre Apple y Darling, esta última no podía estar más feliz. Recién unos días atrás había retomado sus clases, no tuvo ningún inconveniente con ello, puesto que con la ayuda de Rosabella había logrado estar al día.

Era viernes, y Apple la había invitado a tener un pequeño picnic esa tarde en el bosque con ella, planeaban reunirse en aquel punto donde ella solía practicar, no era la primera vez que iban juntas ahí, ya habían tenido reuniones en ese lugar en otras ocasiones, y tampoco era la primera vez que tenían un picnic, así que Darling ya conocía la rutina.

Últimamente pasaban mucho tiempo juntas, cosa que ninguno de los curiosos alumnos de Ever After High pasó por alto. Constantemente interrogaban a Apple respecto al asunto, aunque la futura Blancanieves se limitaba a simplemente responder con un «Darling es el príncipe de mi cuento, todos los sabemos, y es lo único que tenemos que saber», parecía haberlo asimilado muy bien, y gracias a los comentarios positivos de la princesa, el resto de los estudiantes también comenzaron a aceptarlo, todo parecía miel sobre hojuelas, y eso era lo que más preocupaba a la caballero, pero intentaba no pensar en ello, en su lugar, quería convencerse a sí misma de que merecía esa felicidad, que se la había ganado de cierta forma.

Esperó con ansias el sonido que anunciaba el final del día escolar, la cita sería al atardecer, así que tenía tiempo para prepararse, había abandonado su costumbre de llegar una hora antes luego de la cuarta o quinta cita, así que esta vez se lo estaba tomando con calma.

Terminó sus tareas pendientes en poco tiempo, y el aburrimiento la estaba matando, pero prefería eso a pasar la vergüenza de presentarse tan temprano en el lugar, puso una alarma en su espejofóno, y decidió leer un libro hasta que fuera una hora prudente para partir.

Podía sentir su corazón latir fuertemente en su pecho conforme caminaba al lugar, y tenía muy claro por qué, Apple le gustaba, más de lo que le gustaba en un principio, y aunque pasar tiempo con ella y ser su príncipe era suficiente, a veces sentía como si necesitara más, se sentía egoísta por ello, porque probablemente la futura monarca no pensaba igual, y tal vez era por eso que cada vez que estaba a punto de confesarle su amor, algo la detenía, algo muy dentro de sí misma le decía que no lo hiciera, y siempre terminaba escuchándolo.

Esta vez llegó tan solo quince minutos antes, después de todo, alguien tenía que encargarse de preparar el picnic, y a la hora exacta de la cita, la rubia de labios rojos apareció, tan puntual como siempre.

Ya se había acostumbrado a que la princesa le robara uno que otro suspiro cada vez que aparecía, pero esta vez se veía especialmente encantadora, no podía decir exactamente por qué, simplemente lo sentía.

—Lo lamento, veo que ya arreglaste todo tú sola, debí de llegar antes, después de todo yo te cité aquí.

—No, no, está bien, no es para tanto —respondió con un toque de vergüenza, le parecía adorable que Apple se preocupara por ese tipo de detalles—. Uhm, después de ti.

Inclinó su cuerpo en una reverencia, sabía que a Apple adoraba que hiciera esos gestos tan caballerosos, así que procuraba hacerlos de vez en cuando a fin de ver una sonrisa dibujada en los labios de la princesa.

Se sentaron sobre el rectángulo de tela, aún era temprano para comenzar a comer, así que simplemente se dedicarían a charlar un rato.

La Charming giró su mirada hacia la cesta de picnic para encontrase con un pequeño bulto que no había notado antes, parecía un regalo largo, meticulosamente envuelto.
Quiso preguntar, pero al final no lo hizo, quizá Apple le explicaría de que se trataba después.

I may not be a prince | DarppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora