Diez

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10 | Una página nueva.

Tuvo que darle una larga explicación a su amiga para resumir más o menos qué fue lo que habló con Apple. Rosabella escucho atenta cada una de las palabras de su compañera, quien, aunque cansada, se veía bastante alegre.

—¿Entonces? —dijo Rosabella mientras dejaba de lado sus lentes—. Parece que alguien está muy feliz.

Las mejillas de Darling se tornaron de un ligero tinte rojo. Estaba poniéndole pasta dental a su cepillo, y sólo atinó a responder desde el baño.

—Resultó mejor de lo que esperaba.

—Sí, puedo notarlo.

—Oh, sí, cierto —exclamó Darling sacándose el cepillo de dientes de la boca, al tiempo que se asomaba por la puerta del baño—. Sé que dije que iría a comer contigo estos días, pero Apple me invitó a salir mañana, creo que tomaremos un café o algo, ya sabes para seguir hablando.

—Por mí no hay problema. —dijo entre risas al ver que la chica tenía una mezcla espumosa de agua y pasta dental deslizándose desde sus labios hasta su barbilla.

Le gustaba ver a Darling así de feliz, comportándose de manera infantil y entusiasta, como solía hacerlo siempre, incluso si sabía que, en este momento, no era una persona de lo más estable, y que su felicidad podría verse destruida por el más mínimo de los problemas, simplemente no podía evitar disfrutar que su mejor amiga tuviera un poco de alegría en su vida luego de lo que había pasado últimamente.

Una vez terminó con su higiene bucal y lavó su cara, estaba lista para meterse a la cama; ese día iba a dormir como un bebé, porque ni siquiera ella entendía el efecto que Apple tenía en su persona. Era irónico que, aunque sus problemas recientes hubieran derivado de aquel beso, fuera la portadora de esos labios rojos quien lograba calmarla, aunque fuera por un momento.

Esta vez, cuando se despertó, la hija de la bestia seguía ahí, terminando de alistarse para su primera clase, se despidió de ella cuando se fue, y decidió que tal vez era hora de volver a su dieta de siempre, ya que después de todo, también estaba logrando estabilizar su rutina de sueño.

Se vistió y arregló como usualmente, y decidió ir a comer algo a la villa al final del libro, como era de esperarse, no sé encontró con ningún otro alumno ahí, porque todos estaban en clases, para cuando terminó y regresó a su dormitorio, decidió comenzar a planear que usaría para ir con Apple.

Ella no era del tipo de personas que se preocupaban por qué usar para tal o cual ocasión, pero la idea de verse bien frente a Apple la emocionaba. Pensó en llamar a Rosabella para pedirle algún consejo, pero ella estaba en clases, e interrumpirla era una pésima idea, así que tuvo que arreglárselas por sí misma.

Finalmente se decidió por un conjunto, y cuando creyó estar lista, salió de su alcoba rumbo a la villa al final del libro.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que casi choca en el pasillo con cierta chica de cabello largo.

—Agh, lo siento, no me fijé —balbuceó al sentir su cuerpo balancearse para evitar impactarse contra la de ojos verdes.

—¡Darling, hola! —la saludó la chica, con el tono amigable habitual en su voz—. Yo... no te vi hoy en la biblioteca.

«Biblioteca» la palabra resonó de repente en su mente y cayó en cuenta que había olvidado su pequeña reunión con Holly.

—Lo lamento mucho, lo olvidé por completo. —admitió avergonzada por dejarla plantada así.

—Está bien, de todas formas, tengo los cuadernos en mi mochila, por si aún quieres leerlos.

Asintió con la cabeza, y antes de que se diera cuenta, la rubia ya estaba buscando sus libretas.

I may not be a prince | DarppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora