46. Te quiero, Brian

53 4 0
                                    

PDV HARRY.

Los rayos del sol penetran en la habitación, despertándome.

Sonrío, recordando todo lo de anoche.

Después de la peculiar conversación con mi hermano, Louis y yo hablamos detenidamente, dejando en claro que, dijesen lo que dijesen, éramos él y yo, y que nunca más íbamos a guiarnos en función de lo que sintiesen los demás.

Oficialmente volvíamos a estar juntos, sin ataduras ni secretos. Por fin podríamos mostrar al mundo lo mucho que nos queríamos, sin necesidad de ocultarnos.

Bajo a desayunar, encontrándome a mi padre leyendo el periódico, con la tele encendida.

- Buenos días- digo, alegre.

- Buenas- dice, mirándome curioso- ¿a qué viene esa sonrisa a estas horas de la mañana?

- Bueno, hace sol, los pájaros cantan y estamos en verano- digo, encogiéndome de hombros.

Mi padre cierra el periódico, dejándolo en la mesa.

- ¿Te has tomado alguna pastilla?

- ¡Papá!- exclamo, ofendido- ¿no puedo estar feliz?

- Está así porque Louis y él se han reconciliado- interviene Brian, el cual venía del jardín, con la toalla en sus hombros.

- Espera, ¿estáis juntos?

Asiento, sonriendo.

- Tengo que contárselo a tu madre- dice, cogiendo el teléfono.

- Pero si está trabajando.

- Da igual, ya verá el mensaje más tarde.

Brian rueda los ojos, sentándose en la mesa.

Me acomodo a su lado, cogiendo un par de galletas y sirviéndome zumo.

- ¿Qué haces levantado tan pronto?

- Me apetecía nadar- dice, apoyándose en el respaldo de la silla- por cierto, Louis está de camino. Vamos a tatuarnos.

- ¿El qué?

- Yo un cohete, Louis no sé.

- ¿Un cohete? ¿Qué clase de tatuaje es ese?

- No todos los tatuajes tienen que tener un significado o alguna mierda. Simplemente tiene que gustarte el dibujo y ya.

Asiento, siguiendo con mi desayuno.

Mi padre se dirige a la puerta cuando el timbre suena, recibiendo al ojiazul.

- Louis, hola- saluda, alegre- ya me han contado- dice, palmeando su hombro.

Avergonzado, me cubro el rostro, mientras mi hermano sonríe burlón.

- ¡Cuñado!- exclama, haciendo que le mirase mal.

Louis carcajea, golpeando a mi hermano, mientras mi padre se mete en la sala de estar, dejándonos solos.

- ¿Qué narices haces todavía en bañador?

- No hay prisa- dice mi hermano, restándole importancia.

El ojiazul rueda los ojos, negando con la cabeza.

- ¿No vas a saludarme?- digo, cruzándome de brazos.

Sonríe, acercándose hacia mí mientras me levanto, apoyándome en la mesa.

Envuelve sus brazos en mi cintura, apegándome a él y besando mis labios.

- Voy a cambiarme- sisea mi hermano, dejándonos privacidad.

Sign Of The TimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora