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Siento que mis músculos se tensan, aprieto los puños con enojo, siento mi sangre congelarse y hervir al mismo tiempo.

Ella me mira confusa, revisa sus brazos y su rostro se desfigura con terror.

Nadie dice nada, el silencio es tan abrumante.

¿Quién le hizo eso?, son moretones, en sus brazos, parecen extenderse hasta su cuello, no dudo que todo su cuerpo este asi.
Intento decir algo pero ella se levanta apresuradamente para ir a la habitación, me levanto también y la tomo por la muñeca, ella se gira rápidamente. Su expresión aterrorizada me hace soltarla.

-Emma- ella me mira, parece estar al borde del llanto- no te haré daño tranquila.

Su respiración agitada va acompasándose, da un largo suspiro y me mira.

-Yo... siento reaccionar así Gael- su rostro me muestra que se siente culpable.

-Hey... no tienes porqué pedir perdón Enma- me alejo un poco de ella- yo soy el que tiene que disculparse, no debí tocarte.

-No, claro que no, puedes tocarme, solo que me sorprendí- mira hacia el suelo.

¿Espera dijo que podía tocarla? Entonces... ¡No, Gael, se maduro al menos en esta situación!

-Creo que tengo una crema para los moretones en el baño, puedes usarla, yo ya tengo que irme a trabajar- es mejor que salga por el momento.

-Gracias- dice, yo asiento y me giro para salir de la habitación e ir a cambiarme pero ella me detiene- y prometo que te contaré todo- le sonrió y salgo de la habitación.

°°°°°°°

-Su menú del día señorita- dejo el plato en la mesa, la joven me sonríe.

Camino hasta la mesa donde se encuentra Aarón, y me siento junto a él, es la última mesa que me toca atender en este pequeño restaurante.

-Estas mejor que ayer- Aarón habla derrepente- ya no observas a nadie, ni siquiera te fijaste que esa chica te hizo ojitos- dice moviendo sus pestañas muy rápido y riendo, bufo.

-Solo lo dices para molestarme- el ríe más fuerte.

- Fue solo un comentario niño, aunque sea mucho mayor que tu no quiere decir que sea ciego- se queda callado un momento luego habla- estoy casi seguro que encontraste lo que andabas buscando- el toma un sorbo de su bebida.

-Eres un anciano muy observador- el me mira muy serio, aguanto una carcajada- pero tienes razon, lo encontré, aunque aún siento que algo falta- escucho como toma otro sorbo y me mira.

-Es una chica- lo observo, debería andarme con cuidado de este hombre- puedo verlo en tus ojos y en la forma en la que hablas niño, también fui joven recuérdalo.

-Eres un...

- Vuelve a decirme anciano y te despido- suelto otra carcajada, el me golpea en el hombro- deja de reírte y dime qué te preocupa Gael.

Suspiro, no voy a contarle que encontré los moretones ¿O si?

-Es complicado señor, la conozco desde que tengo siete u ocho años, pero siento que no es ella, claro que las personas cambian pero, ella no es de las chicas que se dejarían pisotear fácilmente... Pero eso es lo que me hizo pensar cuando la vi.

Aarón se mantiene en silencio, tal vez no debí contar todo eso.
Pero si no se lo cuento a alguien siento que me perderé el control.

-Escucha hijo, la encontraste, no se cual sea toda la historia pero si estoy seguro de algo, ella dejó que la encontrarás, las mujeres son muy buenas escondiéndose, si está contigo es porque te necesita, y esa es la razón de ser de un hombre, vivir para la mujer que ama, si tú la amas volverás a conocerla y te gustará lo que encuentres.

El tiene razon, solo es el tiempo, puedo volver a conocerla y ganarme su confianza para ayudarla a olvidar todo lo que le ha pasado, necesito que confíe en mi.
Me duele verla como mira con miedo cada cosa que hago, necesito ayudarla para que sea feliz y yo se que también quiere serlo, ella me busco por una razón.

¿No es verdad?

°°°°°°

-¿Emma?- camino hacia dentro de mi departamento, no hay respuesta-¿Emma? Ya estoy de vuelta.

Que extraño...

Camino rápido hacia la cocina, está oscura, enciendo la luz y la veo, está dormida en la mesa de la cocina.

Suelto un suspiro de alivio, dejo las compras que hice antes de volver sobre la mesa y me acerco a ella.

La observo un momento y luego le hablo poco a poco.

-Emma... Ya volví... Emma- ella entre abre sus ojos, me mira y sonríe, se siente bien ser el motivo de su sonrisa.

Otra vez piensas cosas estúpidas en malos momentos Gael.

-Bienvenido- se levanta y comienza a ver todo lo que compre- ¿Que tal estuvo tu día? Hoy llegas temprano- parece revisar las etiquetas.

-Hoy es fin de semana así que mi turno termina temprano...¿Cómo estás?- ella me mira.

-Estoy bien, hice un poco de limpieza y vi la televisión, hasta ahora que me quedé dormida- asiento- ¿Quieres comer ya?

-Esta bien, te ayudare a cocinar.

°°°°°

Es media noche, he vuelto a despertar por un maldito sueño otra vez, ya no puedo cerrar los ojos, doy vueltas en el sofá, pero decido sentarme, es en vano intentar dormir de nuevo.

Observó a la nada, el lugar está en silencio...

O tal vez no, se escuchan ruidos desde mi habitación, me acerco un poco a la puerta, se supone que Emma está durmiendo.

Me apego a la puerta...

Sollozos, se escuchan sollozos... Emma está llorando.

Abro la puerta, entro a la habitación y me acerco a la cama.

Emma se mueve demaciado, mientras llora entre sueños, está sudando y sus expresiones no son nada calmadas.
Parece decir cosas pero no la entiendo.

Me siento a un costado de ella mientras la llamo.

-¿Emma?...¡Emma levantate!- ella sigue moviéndose, así que hago fuerza y hago que se siente sobre la cama, eso parece despertarla un poco. Pero cuando siente mi agarre se aleja de mi de inmediato mientras suelta un pequeño jadeo asustado.

-Emma soy yo...- extiendo mi mano hacia ella.

Ella me observa, la luz de la luna se filtra por la ventana, así que puede verme un poco.

-Esta bien... Tranquila, soy solo yo- al instante ella se lanza hacia mi y me envuelve en un apretado abrazo mientras escucho gimoteos de su parte.

La abrazo no se por cuántos minutos, poco a poco ella parece estar tranquilisandose y para cuándo me doy cuenta se ha quedado dormida.

La acuesto sobre la cama y la cubro, aún faltan una cuantas horas para que amanezca, así que antes de salir de la habitación, la observó por última vez, se ve tan frágil y débil.

Camino hasta el sofá y me desplomó en el.

Me llena de ira saber que alguien le hizo daño, no soy estupido, eso es obviamente violencia, ¿De parte de quién? ¿Algún novio obsesivo? ¿O tal vez un acosador? ¿Y si está casada?

No quiero dejarla ir cuando ya no me necesite, cuando me diga que se irá de aquí.

Miro hacia la puerta de mi habitación ansioso mientras aprieto los puños con fuerza hasta que mis nudillos se tornan blancos.

Sé que estás perdida... Pero voy a encontrarte.

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Bueno aquí capítulo tres...
Espero que los pocos que estén siguiendo a esta humilde servidora esten disfrutando.
Nos leemos en un próximo capítulo.
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Déjame encontrarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora