°4°

24 5 2
                                    

–¡Maldita sea!– miro detrás mío– ¡Gael deberías apuntar mejor las órdenes! ¡¿Volviste a perder la cabeza?!

Ruedo los ojos, Hans en serio que irrita. Pero tengo que soportarlo porque es el cocinero.

–Lo escribí bien Hans– camino hacia la barra que divide el salón de la cocina–Aquí está– tomo la hoja donde escribí la orden– una hamburguesa de la casa, una hamburguesa de la casa pero sin huevos y una porción de patatas fritas.

Lo observo aburrido, aveces el solo quiere verme sufrir, pero bueno así es el.

Un suspiro viene de su parte mientras se agarra el puente de la nariz.

¿Porque parece a punto de explotar? ¿Acaso me salté una tilde o no le puse la “h” a los huevos?

–Gael– me observa– mira bien lo que escribiste– me extiende la pequeña nota– ¿Quién rayos te dijo que aquí vendemos hamburguesas y patatas fritas? ¡Este es un restaurante Gael no un MCDonald's!

Espera...
Un momento...
¡¡QUE!!

¡HOY NO ES MI DIA!

°°°°

Lamentablemente volví a sentirme más ansioso que de costumbre, Emma no despertó temprano -seguro agotada por lo de anoche- así que yo prepare el desayuno y le dejé un poco sobre la mesa.

Entiendo que ella está cansada, pero creo que debería preguntar qué le ocurrió durante todo este tiempo antes de que viniera a mi.

 Pero no sé si hacerlo, ni siquiera somos tan cercanos, ella vive conmigo prácticamente, si está metida en algo turbio creo yo que debería saberlo. No quiero inmiscuirme en su vida ni parecer entrometido.

Camino de regreso a casa, aún con eso en mente, no puedo creer que eso me tenga tan estresado.

Suspiro otra vez, ya perdí la cuenta de cuántas veces lo he hecho. Tomo el elevador ya que lo arreglaron el día de ayer. 

Yo creo que tal vez debería comenzar preguntando donde vivió antes y si necesita ropa nueva, solo la he visto usar la ropa que trajo en la mochila pequeña.

Abro la puerta de mi departamento y entro.

Dejo mi abrigo en la entrada, el invierno ya está por venir.

–Emma– llamo, esperando encontrarla en la sala pero no escucho respuesta–¿Emma? 

¿Porque siempre tengo miedo cada vez que llamo y no responde?

¿Acaso estoy siendo muy dependiente? Me pregunto mucho el porque de este sentimiento amargo cada vez que digo su nombre. Es como si dentro mío se instalará una pesadez y doliera.

Camino adentrandome a la habitación, las luces están encendidas, debería estar aquí. 

Camino recorriendo todo mi departamento, sala, comedor, habitación, baño...

No está.

Su mochila con ropa está en el cuarto pero ella no está.

“Tranquilo Gael, tal vez solo fue a dar un paseo, es obvio que estar en casa todo el día debe ser abrumador

Déjame encontrarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora