Capítulo 11 "Álbum"

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—Psst! psst! —Un ruido extraño sonaba del lado de la ventana más cercana al asiento de Dizzy, ignoró el sonido aunque éste le provocaba distracción en su clase de Español. —¡Dizzy!

—Dizzy, el hijo de Cenicienta está en la ventana, hazle caso o dile que se calle, por favor —Se quejó la compañera sentada frente a ella, Dizzy asintió rápidamente y miró hacia la ventana. Chad estaba ahí

"Tengo algo que decirte", dijo en voz baja, Dizzy no entendió nada, "Lee mis labios, por favor".

—¿Qué dices? —Preguntó confusa la pequeña mirándolo sin entender, Chad rodó los ojos y volvió  a hablar. —¡Habla más fuerte!—Pidió la descendiente de Drizella.

—Señorita Tremaine ¿Quiere dejar de prestarle más atención a la ventana que a mi clase, sino es mucho pedir? —Interrumpió su profesor, Dizzy saltó sobre su asiento y acomodó sus gafas nerviosamente. El profesor se acercó a la ventana y la abrió, Chad saludó descuidado. —¿Se le ofrece algo, joven?

—¿Qué tal profe? ¿Me recuerda? Me dio clases por 1 año, ¡Un muy buen profesor eh! —Mencionó mirando a todos los estudiantes, todos lo miraban con desaprobación. 

—Sí, lo recuerdo, un lío para aprenderse las preposiciones ¿eh? ¿Por fin las memorizó? —Respondió el profesor provocando algunas risas de sus estudiantes. —¿me permite seguir con mi clase?

—Eh, sólo permitame darle un recado a Dizzy, ¿sí?

—Que sea rápido. —Dizzy se levantó de su asiento y se acercó a Chad.

—Tengo una hora de detención después de clases, así que tendrás que esperarme en la biblioteca o dónde sea para irnos ¿ok?

—¿Y qué se supone que haga en 1 hora? —Dizzy se cruzó de brazos.

—Que sean 2 horas —Mencionó el profesor, dandole otra tarjeta de detención a Chad —Es por interrumpir mi clase —Chad rodó los ojos.

—Ni lo sueñes, no te voy a esperar dos horas. —Afirmó la pequeña

—No puedes irte sin mí, es una orden. Gracias profesor—Chad se alejó de la ventana dejándola con la palabra en la boca, Dizzy negó con la cabeza indignada, regresó a su asiento y bufó.

La clase fue retomada.

Una bola de papel golpeó el hombro de Dizzy, miró hacia el suelo en donde cayó dicha bola, la recogió y leyó.

"Yo puedo acompañarte a casa, si tú quieres, claro.

                                                                                                                                 -Jackson"

Dizzy miró hacia atrás encontrándose con la mirada de Jackson y asintió sonriente.

...

—Agradezco que hayas querido acompañarme hasta acá, no era necesario, conozco el camino. —Dizzy y Jackson se encontraban frente al Castillo, era hora de despedirse.

—No me molesta hacerlo, es lo que hacen los amigos ¿no?

—Sí, supongo —Dizzy sonrió— Me alegra que me consideres tu amiga, es decir, eres mi primer amigo, de mi edad, obvio.

—En ese caso, ha sido un honor. —El chico hizo una reverencia exagerada haciendo reír a Dizzy. —Me gusta hacer reír a la gente.

—Por suerte, bueno, ya me tengo que meter, nos vemos mañana. —Ambos se despidieron chocando los puños, Dizzy entró al castillo, todo estaba en silencio, ni siquiera el personal de servicio se encontraba ahí al parecer. Dejó su mochila sobre una silla y encontró una nota en el comedor.

¡Hey, Dizzy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora