Capitulo II

5 0 0
                                    

Pasaron seis meses y aun no conseguía olvidarla, mi gente no conseguía dar con ella, no quería darme por vencido pero estaba luchando en una guerra sin armas, por una causa que no fue jamás mía. Pero no soportaba la idea de pensar que la tenia ese tipo John que escapo de la cárcel justamente un mes antes de todo lo que comenzó a pasarle a Em. Mi  madre llamaba y llamaba preocupada y no conseguía saber que me pasaba no conseguía entender que me había enamorado tan solo en dos días y comenzaba a pensar que quizá era solo un capricho como decía mi hermana Mary quien vendría a por  mi en unos minutos para ir a cenar. Parece que la llamo con el pensamiento. Justo entra.
- He, guapo cambia esa cara, ya he llegado yo.- Lo dice con una sonrisita de oreja a oreja y levantando la ceja con su pose de brazos en la cadera, imponiéndose, como siempre.
- Ya lo se Mary, me estaba tranquilizando, no vaya a ser que me de un infarto de alegría por verte.- le paso  por un lado dándole un empujoncito y aventando mi saco sobre mi espalda.

Me sobrepasa dando un medio giro hacia mí y luciendo su precioso vestido Lenfesh Rockabilly de los  50s o 60s, si te preguntas como lo se, me lo aclaro unas cincuenta mil veces, su melena color negra hasta la barbilla y sus singulares ojos aceitunados, quedan bien con el atuendo. Mientras pienso en lo mucho que la quiero pero que a veces deseo ahorcarla por hacer que me aprenda los diferentes nombres de diseños que usa, aunque nunca he sabido que sale con alguien, es una chica extraordinaria y siempre esta conmigo, interrumpe mis pensamientos. Como siempre.

- He, vamos lento, ya te has quedado corto con la edad de seguro vamos a escuchar un poco de jazz en mi restaurante favorito, sonríe, eres digno de salir conmigo, “chaval”.

Los dos nos soltamos riendo por aquel singular  atrevimiento de su broma pésima.

- Pero  si apenas tengo treinta , no entiendo de que hablas.- sin mas, nos fuimos a divertir.

Llegamos al restaurante y tenían una canción de Andrea Basef “entrega total”, sabemos español, ingles y francés debido a nuestra gran educación, aunque por mi trabajo tuve que aprender japonés, solo yo. Entrega total es una canción triste pero con ritmo y no puedes evitar sentirte a gusto en aquel restaurante que termino en un restaurante-bar, muy elegante, por cierto, piso y barra de madera y no pasaban por desapercibido todas las copas colgando sobre la barra que soltaban un pequeño destello por las bajas luces cálidas de aquel restaurante-bar.
- Que bello restaurante Mary.
- Lo se. – dice que con aquel tono sarcástico que sabe que me choca.

Justo cuando me voy a defender ponen una canción de los troker “fíjate que suave” y se suelta bailando como loca, me siento y la observo y me doy cuenta de lo bien que me hace mi hermana, de lo preciosa y gran ser humano que es, me hacia olvidar todas mis penas pero cuando parpadeo esta frente a mi esa chocosa preciosa.

- He, viejo, baila conmigo, anda o tendré que aceptar la oferta del rubio de la barra.
- Que se la piense dos veces para la próxima antes de volver a invitarte. – digo mientras me paro para ir decidido a la pista con ella.
- Vaya que rudo chico hermanito, pero sé que todos son unos mentirosos, así que ahora mueve tus caderas y disfruta, lo siento, amo esa canción.
Bailamos toda la noche como jamás imaginamos.

Era un amanecer precioso y me levante con todas las ganas ese día, era mi primer día como encargada de una aprendiz de diseño. Mientras escucho una canción de nirvana “rape me”, preparo mi desayuno con toda la emoción, me llega un mensaje de mi jefe invitándome a salir, pero lo ignoro, jamás mezclaría las cosas así que decido irme al trabajo en mi carro escuchando canciones de Whitney Houston “I wanna dance with sombedy” que alegro mi recorrido eternamente, mientras llego a la agencia “fashion chic” un chico se me atraviesa de la nada pero alcanzo a frenar y el empieza a reclamarme desde a fuera, pero yo toda feminista, evitando que se atreva a echarme la culpa solo por ser mujer y que los hombres son los únicos que saben manejar bien y no nosotras, me bajo de inmediato con mi atuendo formal color sólido de dos Piezas y mis Classic women shoes red bottom, bajo decidida a ponerlo en su lugar por no respetar sus altos.

- Estas loca o que te pasa.
- Ha pero si el ciego has sido tu, no vez el alto.
- Pero si es típico de una…
- Ni te atrevas a decir que las mujeres no sabemos manejar porque te pongo en tu lugar.
- Pero si no has visto que pasaba, la culpable has sido tú.
- Pensando dos veces lo que diré, mirando el horario y tratando de tranquilizarme solo respondo amablemente. – Pues debo decir que esta vez has corrido con suerte porque si no te quitas en diez segundos, ahora si te hecho el carro, muévete que tengo prisa y ni se te ocurra decir una palabra mas si no quieres arrepentirte, MACHISTA! .

Hecha una furia me meto al auto y lo prendo y se hace el aun lado perplejo por mi respuesta, y yo solo puedo pensar  G R A N I D I O T A. Al llegar a mi piso me presentan a mi aprendiz.

- Buenos días Emma.
- Buenos días Helen.
- Ella es tu aprendiz, las dejo para que puedan presentarse.
- Hola Señorita Emma, soy una gran fanática de su trabajo y estoy muy agradecida de poder estar aquí.
- Hola Danielle me han dicho que te llamas así, estoy agradecida por tus palabras y debo decir que es un placer tenerte aquí, ahora debemos trabajar.
- Por supuesto Emma.

Eran las siete y cuarto cuando me dirigía a salir cuando Helen se atraviesa y me informa que nos presentaran al suplente temporal del jefe ya que se ira de vacaciones y amablemente pero cortando el rollo le doy las gracias, no es que sea mala chica pero Helen no es digna de confianza, soy amable con ella porque me nace, por educación y porque no me gustaría hacerla sentir mal, pero tuve un gran problema por algo que ella entendió mal, se rumoraba por toda la empresa que estaba enamorada de mi jefe y después de eso que teníamos relaciones y por eso mi buen trato, hasta que lo paramos el jefe y yo y dejamos en claro que todo lo e conseguido con mi esfuerzo y dedicación.
Me he empezado a preocupar hace dos meses que no recibo ningún correo de mi tía, la verdad es que toda su situación me resulta muy rara y que ella haya hecho eso aun me deja una espina clavada no se si es mi paranoia o de verdad algo anda mal, quería ir en vacaciones de junio pero ella dijo que se estaba desarrollando una gran enfermedad y que esperara hasta el próximo año y después empezó a escribirme mas seguido por tres meses insistiendo en que fuera pero el trabajo no me lo permitió y algo que en una conversación me resulto de lo mas raro es que ella quería que le dijera claramente donde me encontraba pero era una regla que no debía romperse y yo solo contestaba que nuestro lugar en común, además quedamos en que si se llegaba a romper algún código no nos buscaríamos, claro que no haría eso, pero el trabajo me estaba comiendo todo el tiempo. Aun recuerdo como en la primer carta me dijo que disfrutara mi vida estos meses antes de irla a visitar porque mi vida cambiaria completamente y desde entonces no e recibido ningún mensaje de ella y me concierne mucho, pero quiero pensar que todo esta bien y hacerle caso a sus “no te preocupes querida”.

Tras una noche cálida y estrellada decido salir a la terraza a leer un rato sobre un hermoso sillón colgante quien había sido mi amante estos últimos siete meses.

Llega un nuevo día con  April “oh-e-oh” y a la entrada del edificio me aseguro de que no haya nada que se pueda entrometer en las llantas de mi auto, hoy decidí traer un  vestido de otoño sexi v-cuello Flare manga sólido y unos tacones de punta fina negros, no paso desapercibida pero vengo formal para el trabajo y aun mas con mi peinado de caballo en una coleta y planchado, voy entrando con carpetas para mi aprendiz cuando siento un fuerte golpe en la cara. Alguien que no se fijo que venia abrió la puerta antes que yo y me tiro todas las carpetas… y a mí también.
- Madre mía!, cuanto lo siento Emma!
- Cuando abro los ojos era Helen, que venia con, con ese machista de primera!. Me decido a recoger todo mi glamour y a defenderme. – Helen que haces con este hombre, no entiendo porque le han permitido la entrada, es un machista que no sabe respetar altos y que prefiere culpar a los demás por sus errores. Vale, seguro y te la ha hecho a ti también.
Noto que algo anda mal cuando veo los ojos de Helen pidiéndome a gritos que pare mientras ese hombre me da la mano para levantarme.
- Vamos que al parecer este machista será tu salvación hoy, dame la mano que te ayudo, aun soy un caballero.
- Lo dijo con un tono que odie bastante y decidida le digo.-no hace falta, yo sola puedo, gracias. – no tuve la menor idea de como lo hice pero mientras Helen recogía todos mis papeles yo ya estaba de pie. Sorprendentemente.
- Mira Em, no pretendo hacerte enfadar más, pero este machista es nuestro nuevo jefe temporal.

Con una cara de frustración lo volteo a ver mientras me mira parado cruzado de brazos con ese traje azul y camiseta blanca y una gran sonrisa malvada mientras levanta su ceja y me mira como un parque de diversiones. No obstante tenía que dejarlo con la boca sin palabras de nuevo y aventándoles la mirada más desafiante que encontré dentro de mí ser, rompo su silencio de maricas incomodo.

- Para su suerte señor…- recuerdo que no se su nombre cuando de pronto con un tono de burla le oigo decir.
- John, mi nombre es John.
- Me estremeció oír aquel nombre y todos aquellos malos recuerdos pasaron por mi mente hasta que volví y decidí ponerme en guardia una vez mas, así que alzo el rostro, levanto mi barbilla junto con mi ceja derecha, le quito mis carpetas a Helen y decido hablar.- Para su suerte, señor.- hago una pausa muy breve y lo vuelvo a recorrer con mi mirada de víbora que desearía con toda el alma que así se viera.- John, soy muy profesional como para tomármelo personal, pero tampoco lo de por hecho, las mujeres somos, impredecibles.- me voy, haciendo que el cabello de mi coleta le de un rozón al rostro y pasando todo lo digna posible, si era necesario, lo mas diva, sencilla pero con glamour, y mucho!.
- Es difícil esta chica, ¿no, Helen?. – Lo dije fascinado aun mas con esa chica mientras la miraba y tocaba mi barbilla con mi mano. izquierda después de  que  azoto su  cabello tan suave y olor a fresas silvestres, como alguien podría producir ese olor?, tendría que ser mía, no seria la excepción.
- No olvides tu objetivo imbécil, que ya has empezado mal  y muy mal.
- Calla que tu golpe  no se vio como un accidente y ella lo noto.
- Has tu trabajo y deja de echarme en cara cosas que no te incumben, idiota.
- Esa boca Helen, eres la rubia mas bocona que he visto.
- Quizá es porque soy  la única con la que no te has acostado.
- Con ese genio que tienes, se me van las ganas aunque por ese trasero doy todo.
- Ponte a trabajar imbécil. A partir de este momento inicia la misión. Ponte profesional.
- Como digas, me voy a mi oficina.
Ya en mi oficina me limite a pensar en aquel encuentro que casi me saca la vesícula. Ese hombre castaño de ojos cafés y labios gruesos me traería problemas, lo sabia bien, pero no se lo permitiría, no podría con mi profesionalismo.

Viaje a New York el fin de semana pasado por trabajo, supongo que tardare algunas dos semanas, no se porque razón, después de algunos nueve meses la recordé, trate muchísimo de superarla pero aquella canción que me apareció en un anuncio de YouTube “cristina” de un artista colombiano llamado Sebastián, fue tan profunda que hizo que el corazón se acelerara, pero no estaba dispuesto a ceder así que lo salte. Después de dos días aquí y de tanto trabajo decidí ir a por una copa al bar  del hotel. Tenían una canción muy relajante que identifique de inmediato era de Chick Corea “Crystal Silence”, mientras  tomaba un vaso de champagne una chica se acercó  por detrás y llevando su mano a mi pecho, su rostro por el otro lado me saluda insistente.
- He, pero si no me has guardado ninguna copa.
- Educadamente la pongo en su lugar. – lo lamento, pero realmente, ¿tenia que hacerlo?.
- Pero si DIOS!, lo siento, la e cagado, te e confundido con mi mejor amigo, lo que pasa es que él dijo que estaría aquí y se parecían tanto de espaldas, o como lo siento.
- Esa chica pelirroja me causo tanta gracia que me pregunte a mi mismo, ¿por qué no?.- Bueno soy Will, ¿te apetece un trago?.
- Ah bueno pero si de tonto no tienes un pelo, supongo que te lo debo por la sacada de onda que te di, espero y tu novia no se moleste.
- Nos preocupamos por eso ya que la tenga, aunque por ahora no estoy interesado en nadie.
- Entonces brindemos por nuestros próximos amores.
- Salud.
- Salud.
Después de unas copas, tuvimos sexo en su habitación, hacia tanto que yo no hacia eso en espera de aquella mujer cuya piel me erizaba tan solo  una mirada pero tenia que seguir, así que decidí aferrarme a esa pelirroja y sacar toda mi frustración, llegando a su habitación, comenzó a desvestirme, mientras yo arrancaba cada pertenencia de su cuerpo  rápidamente, la cargue y la arroje contra la pared y mi cuerpo, mientras besaba su cuello y por de bajo de su vestido metía las manos y le quitaba las bragas, ella no dejaba de aferrarse a mi y rodearme de lambidos por todas las extremidades alcanzables, rápidamente después de ese momento la arroje a la cama, saque ese vestido que dejo a relucir sus grandes y redondos cenos desnudos los cuales manosee con mis manos y masajeaba mientras mi boca se encontraba en su entre pierna, ella no dejaba de jadear de placer, sentía tan gran frustración  y desesperación, así que volví a estar  frente a ella mientras la penetraba lo mas rápido posible sin importarme su dolor, una oscuridad de placer se apropiaba de mi pero no podía parar mientras ella se aferraba a mi y arañaba mi espalda mientras solo escuchaba de su boca grandes olas de placer.
Hasta que la hice que se alzara de placer por completo, pero ni así pare. A la mañana siguiente me asegure de dejarle en claro que eso tenia que ser olvidado y que no habláramos mas, ni divulgaríamos lo que aquella noche había pasado, lo que mas me horrorizaba es que ni teniendo sexo con una bella mujer, no lograba sacarme de la mente a una persona la cual apenas conocía, no quería volver al pasado así que me limite a seguir pensando y entre a la ducha. Cuando estaba a punto de entrar recibo  una llamada, así que regreso a la habitación con la toalla enredada sobre mi cintura.

- Habla Will.
- Will, soy Mary, oh Will.
- No entendía que  pasaba, hablaba llorando y desesperadamente.- linda que pasa, dime ya.
- Nuestra madre Will, ah muerto.- Dijo con un gran grito de dolor.

Estupefacto me limito a colgar y a dejar caer el celular sobre la alfombra de la habitación, no había explicación, como era posible, recién había hablado con ella, oh mi pobre madre, sin pensarlo dos veces tomo mis cosas pido el jeep y nos vamos directo a Pensilvania que es donde mi madre solía vivir, solo esperaba que ya no estuviera sufriendo.

Después de un mes de trabajo con el don machista, no resultaba mal sujeto aunque todas anduvieran detrás de él incluyendo a mi bellísima pelirroja aprendiz, que recién regresaba de New York a hacer un trabajo por mí, que por cierto, no lo había hecho nada mal, esta chica si que iba  aprendiendo rápido. Esta noche saldría a cenar con John, si, don machista, después de una larga junta de aproximadamente tres horas en la cual presentaría un proyecto mas a otra empresa, mis diseños se hacían cada vez mas conocidos, aunque a veces no lograba sacarme de la cabeza si de verdad valía la pena cuando nadie sabia que yo era la que lograba todos aquellos diseños que ya habían llegado a las manos de la reina Isabel, me estaba cansando de esconderme, y no sabría hasta cuando, hasta cuando estallaría la bomba, mi bomba llena de oscuridad que arrasaría con todo lo que me rodeaba, ¿pero que era lo que me rodeaba?, no contaba con amistades intimas, ni un amor  de esos de mierda tóxicos y mucho menos lindos, y mi tía, ay mi tía ya solo escribía cada dos meses solo para dejar en claro que no volvería conmigo y si la quería ver, que fuera con ella, que no le interesaba que estuviese haciendo, no entendía por que se había vuelto así de extraña, lo que llamaba mi atención, es decir, un email lo escribe cualquiera. No tenia nada, ni nadie, solo a mi y con eso era suficiente para beberme una copa de vino tinto mientras desde la gran vista de mi oficina observo a la luna que esta llena de miradas buscando respuestas y yo solo podría preguntar donde estaba aquel amor que jamás fue pero pudo ser, pero después reaccionaba y se me quitaba lo estúpida soñadora y volvía a la mierda en la que siempre estaría estancada, pensaba y pensaba en que seguro no era la única victima de estúpidos narcotraficantes y las hipocresías del gobierno, pero claro, son las mentiras que al pueblo le gusta escuchar.

Ya había pasado la junta que había sido un éxito para mi, pero había llegado la hora de la cena con don machista, según él era de negocios pero yo sabia que buscaba algo mas, solo había aceptado porque además de fiestas con compañeros del trabajo hace meses que no sentía la compañía de alguien a la hora de la cena.

- Eh, guapa ya es nuestro momento.
- Escuche la voz de aquel hombre que se había convertido en alguien divertido y molesto a la vez en mi vida, pero aun así no me daba buena espina.- Pero cuantas veces tengo que decirte que no me llames guapa.
- No las suficientes cariño, no las suficientes.
- Para mi son ya suficientes como para clavarte mi puño en la quijada, cariño.- Digo con tono sarcástico pero con muchas ganas de hacerlo realidad.
- Vale, vale ya lo dejo, pero vamos que perdemos la reservación.

En el camino, como era de esperarse, no se callo la boca ni por un segundo hablando solamente de él y fue ahí cuando extrañe mi feliz soledad sin tener que soportarlo, pero al final me resultaba algo divertidamente estúpido, al bajar un trabajador abrió la puerta del coche y al entrar al restaurante me quede maravillada con aquel hermoso piano negro clásico  que contrastaba perfectamente con todo el lugar, pero no deje que este tipo me mirara maravillada, no le daría ningún tipo de entrada solo estaba ahí para quitármelo de encima y dejarle bien clarito todo y por un poco de mi soledad que comenzaba a extrañar. Sentados en la mesa me fui por un momento, no es como que me perdiera de mucho, John solo hablaba de si mismo, me puse a reflexionar como había cambiado mi vida en un chasquido y en todo lo que tuve que pasar para por fin estar logrando mi sueño lo que siempre anhele y que ahora que lo tengo todo parece surreal aunque el único defecto sea yo y mi frialdad, el dolor que congelo todo mi ser, ¿Cuánto hace que no salía con alguien a cenar?,  años!, aunque antes salía con verdaderos amigos, cuanto hace que no rio a carcajadas?, carcajadas que hacen que la pansa te duela horrores. Cuanto hace que no festejas tu cumple años con un ser querido?, y ahí estaba la respuesta, estaba cenando con un egoísta porque temía festejar mi cumpleaños numero 24 sola, le temí a la soledad y cuando mis ojos estuvieron a punto de llenarse de lagrimas, el otra vez.

- Eh, Em, que pasa, te has ido y te has perdido toda mi historia, era sobre nosotros en un futuro casados.
- Entonces estabas alucinando John, no te has sentido bien esta noche?, porque ya estas delirando.
- Vale, vale Em, voy enserio contigo, cuando vas a hacerme caso, estoy rendido a tus pies.
- Lo único que podrás recibir de mi, es esto, amabilidad laboral.
- Oh, vamos Em, te mueres por mi, no puedes negarte.
- Bueno, según Jane Austen.-  mientras observo como se vuelve a reclinar sobre el asiento poniendo los ojos en blanco, seguramente pensando, “Otra vez esta chica y sus patrañas”, di una media sonrisa por disfrutar aquel fastidio de él, ¿era normal que a veces disfrutara un  poco el dolor de cabeza que podría llegar a causar?, como sea.-  “Los hombres tienen el poder de elegir, las  mujeres de rechazar”, como era sabia, ¿no?- lo digo levantando mi ceja y entrecerrando mis ojos con esa sonrisa maléfica que solo yo disfruto dar, agarrando mi bolso y yéndome con mucha clase, como siempre.
- Eh, ¿a donde vas?
- No insistas John, no me arruines mi noche, que rechazarte de esta manera tan sutil me hizo la mas feliz, gran regalo John, gran regalo.- me doy la vuelta y sigo con una media sonrisa apretada que a la distancia se volvieron algunas carcajadas, hasta que tome mi taxi a casa.

Era un dolor inexplicable, no lo podía creer, estaba frente a ella, a ella y un cajón, que retenía su cuerpo, como era posible, que lo mas sagrado de mi, se había ido, ¿era acaso una condena?, meses antes mi padre y ahora ella, solo me quedaba mi hermana y el recuerdo de alguien que posiblemente había sido producto de una alucinación mía. Cuando mire a mi hermana desecha, termine por derrumbarme por dentro, solo quedábamos ella y yo de la familia Stolen. Solo podía ir a abrazarla fuertemente y no soltarla jamás.

- Hermano, oh hermano, la mataron, la asesinaron…
- ¿Qué?, que dices.- por nada podría lograr entender a lo que se refería.
- La estuvieron envenenando, la maldita sirvienta.
Ella, no podría estar hablando de jane, nuestra segunda madre.
- ¿Qué?, no, ella no, hay algún error, no por favor.
- Ella fue hermano.-  imbécil ingenuo, pensé, mi hermanito jamás podría descubrir la verdad.

Se tiro de rodillas llorando, desconsolada, me arrodille junto a ella roto por todos los medios que se pudiera, ahora yo tendría que protegerla el doble o mi pobre hermanita, como era posible sentir tanto dolor.

Al día siguiente a medio día la enterramos mi alma quería irse bajo tierra también, cuanto dolor sentía yo, mi hermana, padre, madre, que era esto?, como la vida podría seguir igual para el resto del mundo mientras yo estaba aquí, perdiendo la vida y sujetando a mi hermana para que no intentara aventarse de nuevo.

Solo era su cuerpo, pensaba sentado solo por  la noche en una banca cuadrada que rodeaba a un árbol. Pero que será de su alma, de ella, de verdad habrá otra vida?, oh no hay mas vida que la que se a vivido ya?, mi madre no estaba mas con nosotros, mi dulce madre, pero seguía sin encontrar las respuestas como nuestra nana Jane, se adoraban con el alma, que truco habría allí?, como podría estar nana en la cárcel y como fue que la descubrieron, no dude ni un segundo mas, llame a uno de mis hombres y le ordene que pusiera a nuestro detective a investigar lo ocurrido, era infalible, lo que me hizo recordar el horrible pasado que había tenido al otro lado de Philadelphia mi querida mirada de fuego, que seria de ella, aun podía tener su aroma pero el dolor de mi madre me hacia imposible poder pensar en algo mas, tendría que ser broma, era horrible, otra prueba mas de que el dinero no lo compra todo, porque no podía comprar mas tiempo con mi madre, comprarle mas vida, por eso es que son las esencias mas valiosas del humano, el aquí y ahora, el hecho de que nunca nada será suficiente para prepararnos para la partida de un ser querido, que jamás se puede aceptar del todo y a veces hasta quisieras morir del mismo dolor, vender  tu alma al diablo a cambio de la vida de ese ser, o morirte y tener la fe de rencontrarse, cuando no es algo certero, jamás será suficiente, jamás estaremos listos, jamás lo superaremos, pero si aprenderemos, aprenderemos a ser mas fuertes, aprenderemos a vivir con dolor, aprenderemos a tener poder sobre nuestros corazones y decidir quien entra y quien sale, también nos confundiremos queriendo hacer cosas que ese ser quiso que hiciéramos pero no lo hicimos y lo queremos hacer cuando ese ser ya no esta, pero ya para que?, supongo que es por la frase de Ana Frank es certera en todo esto, ”Los muertos reciben mas flores que los vivos porque el remordimiento es mas fuerte que la gratitud”.

De lo único que estuve seguro en ese momento, es que ese era mí aquí y ahora porque ya no tendría tiempo para lamentarme, en un día mas regresaría a Philadelphia con mi hermana y al trabajo, debía ser fuerte, por ella, por mí, y por nuestro legado.

Caminaba directo a la oficina de Helen cuando sin querer escucho una discusión entre ella y alguien mas al teléfono, lo que decía me dejaba paralizada, así que decidí obtener pruebas y grabar un audio con lo que ella hablaba, era horrible, jamás lo vi venir, pero ahora no podría sorprenderme nada, ya lo había pasado todo.

“Robamos los fondos, ponemos la bomba, dejamos todas nuestras pertenencias, desactivo las cámaras traseras y huimos por ahí al camino de la felicidad eterna mientras todas las personas se queman en el infierno, ya no las soporto mas, son insoportables, pero la que mas disfrutare será la de esa maldita zorra desgraciada, tu pobre Em, pobrecilla ya me la imagino ardiendo”,  se reproducían las palabras de Helen delante de la policía y una y otra vez por mi cabeza, era horrible esa mujer, no necesitaba ser un sicario, entonces me di cuenta que bastaba con ser una mala persona con malos sentimientos para ser alguien malo, no era necesidad de ser algún narcotraficante u asesino, ellos por lo menos saben lo que son, pero y los falsos, ¿Qué pasará por sus mentes?, como podrían ser tan crueles. ¿Estaba mi vida predestinada a la desgracia?, esta vez tuvimos suerte pero, ¿Qué mas vendría?, es una pregunta que nos hacemos todo el tiempo pero cuando estamos en el presente del futuro, es decir viviendo lo que hace segundos era el futuro, ¿la recordaremos?, ¿en unos meses?, tal vez muera hoy, no lo se, pero ¿Quien dice que morir no es parte de vivir?, es algo con lo que debemos aprender a vivir, algo para lo que tal vez no seria tan malo para mi, una persona oscura por dentro y tan brillante por fuera.

Cuando arrestaron a Helen me di cuenta que tenía una enemiga más, pero toda una empresa llena de gratitud. ¿Que mas nos depara el destino?, será este un final, ¿Para iniciar un nuevo comienzo?, será, ¿Que mis piezas por fin podrán ser reconstruidas?, aprenderé a ser  feliz con dolor, esta vez?.

Me sentía muerto, pero la vida seguía. Era el final de la vida de mi madre, pero el comienzo de una nueva etapa mía, o ¿era mi final?, solo sé que estaba destrozado, como nunca, y tal vez debía aprender a vivir con eso, después de todo, cuando algo se rompe ni pegándolo queda igual, lo tiras y remplazas, pero, ¿como remplazaría yo esta partidura emocional del alma? , del alma infinita, como mi gran dolor.

Cielo sin sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora