Capítulo IV

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Fue el despertar más maravilloso de mi vida. Apenas salía el sol y podía ver su rostro, era tan perfecta, tenía que cuidarla y protegerla para siempre.
- Vamos Em,  si no quieres que alguien te mire desnuda es hora de levantarse, vamos cariño, es hora de ir a comer.
- Dijiste comer?.- me aseguro de estar bien tapada con la pequeña manta, no quiero que vea mis cicatrices.
No me pudo causar mas ternura aquella mujer que apenas abría los ojos y que no le importaba quien la viera desnuda, por lo único que ella se levantaba era la comida. Me iba a volver loco.
- Will, no sé que esperas, mi vestido esta horrible y no tengo nada más para ponerme al menos de que use mi abrigo y debajo este desnuda.
- Fue la mirada más sínica que vi jamás.- entonces andaremos desnudos por todo nueva jersey.- dije sarcásticamente mientras la levantaba con la manta hacia el auto.
- Mira en la cajuela, debe de haber algo que haya usado alguna vez.
- Están unos pans grises, blusa negra de manga corta y una cachucha Nike, y unos tenis.
- Perfecto.- digo sin más.
- Cariño solo es de aquí al centro comercial, podrás comprar lo que quieras no tenemos que volver hasta en cinco días a Pensilvania. Solos tú y yo por el mundo entero.
- Sabias que eres un romántico empedernido, no?.
- Así nací, así soy.- nos dimos una sonrisa de cómplices, exquisita.

Mientras manejaba la observaba como iba sentada como niña con su abrigo de piel de víbora y por debajo iba desnuda, no le importaba nada, estaba loca, al igual que yo y si ella iba a andar descalza, yo también.
- ¿Y bien que quieres almorzar?
- ¿Estará mal querer pizza?
- ¿Qué ?, ¿Es enserio?, ¿son vacaciones fuera de dieta?.- dije con tono burlesco.
- ¿Qué dieta?.- respondió ella, Me miro con tanta extrañeza que me solté a reír a carcajadas, mientras ella sonreía moviendo la cabeza de un lado al otro hasta que termino mirando por la ventana.

- Bueno es hora de comer.
- Yaaaaai.
- Solté una gran e inevitable carcajada, mientras ella solo me miraba desconcertada sonriente.- desde cuando dices yai.
- Desde que voy a desayunar pizza.- nos entregan la pizza y la sostengo mientras volteo a verlo y levanto una ceja y comenzamos a reír y por supuesto a comer.

Después de eso llegamos haciendo un lio en el centro comercial descalzos, era una locura, empezamos a caminar como si fuera pasarela y al final reíamos como dos niños, fue tan divertido. Entrabamos y salíamos de tiendas, por un momento lo perdí, pero después lo encontré algo sospechoso aunque solo dijo que había buscado un servicio, después de estar cambiados con ropa cómoda. Nos fuimos de ahí y subimos al auto mientras íbamos por la autopista decidí hacer un clásico de las películas y me pare, y alce mis brazos, deje que el aire se adueñara de mi, me sentía libre, como cualquier ave para volar, fue un momento tan memorable para mi vida.
Manejo mientras en un abrir y cerrar de ojos ella estaba parada al verla tan feliz me daban ganas de disfrutar con ella pero una vez mas tenia que seguir manejando, se veía tan alegre, me hacia realmente feliz, ella y todo su cabello volaban con el aire era, era perfecta pude sentir realmente la libertad que ella sintió en ese momento. No había duda, la amaba y estaba perdidamente enamorado de una chica que no quería oír eso, cualquier chica sueña con que un hombre le diga que esta enamorado de ella, pero ella no, ella no quería eso, pero realmente no sabia lo que quería, no lograba descifrarla cien por ciento pero podía percatarme de sus sentimientos, tan solo con una mirada podía saber lo que sentía o pensaba.

Íbamos sin rumbo hasta que sugerí súper entusiasmada ir a Liberty State Park, el asintió y nos dirigimos hacia allí, cantando cualquier canción que ponían en la radio eran momentos fabulosos y súper divertidos. Me sentía tan libre con el, no temía y era capaz de sentir de nuevo, no podía parar de sonreír ni un segundo con el me sentía tan completa, lo que estaba mal porque tenia que sentirme asi siempre con el o sin el, tenia que ser autosuficiente pero no podía o mas bien no quería, quería disfrutar y sentirme como cualquier otra mujer con una vida “normal”, aunque siempre he pensado que lo normal es aburrido quería sentirme sin esa oscuridad del pasado. De mi mente no podía sacar aquella noche en  la playa, lo divertido y excitante que fue, por primera vez me había entregado a alguien por amor y voluntad propia, me hizo sentir deseada. Había sido como mi primera vez, mi primera vez haciendo el amor. La primera vez que alguien me hacia el amor y no solo era sexo a cambio de dinero y  masoquismo. Solo podía pensar en lo enteramente feliz que me hacia este hombre y la mirada tan maravillosa y perfecta que era para mi el cielo que el tenia dentro sus ojos, eran veneno  y perdición para mi, no eran ningún azul común como a la de otra persona eran color cielo, claro, despejado y es lo que hacia el conmigo, me despejaba y hacia que me olvidara de cualquier cosa, solo éramos el y yo.

Era como medio día e íbamos hacia Liberty State Park, eramos como dos adolescentes, disfrutaba tanto verla cantar y ver como movia su alocada melena de un lado al otro y con su mano como micrófono era tan perfecta. No podíamos evitar dejar de sonreír y chocar nuestras miradas que lograban que el mundo se paralizara, como la noche anterior mientras le hacia el amor, nuestras miradas no se despegaron por ningún momento con excepción de cuando besaba su bellísimo y perfecto cuerpo para mi era la mujer mas perfecta, la amaba, estaba perdidamente enamorado de alguien que rompería mi corazón en mil pedazos, pero eso no me importaba, porque la amaba.
Y eso me iba a joder.
 
Llegamos, siempre soñé con volver ahí después de que fui con mi madre, pero hasta hoy había sido posible, todo ese lugar me recordaba a mi madre y las geniales fotos que habíamos obtenido de ese día. Empezamos sentados en una banca pero entonces se me ocurrió una locura… lanchas.

Se paro, se paro de aquella banca y comenzó a correr y a gritarme que si no iba con ella, no sabia que locura haría hasta que me percate de que corría hacia el lago, estaba tan loca, había lanchas ahí, así que me percate a correr tras ella, corrí, corrí y corrí y salto, sin pensarlo salte con ella. Nos encontramos en lo profundo antes de salir a la superficie, otra vez, con ropa y en el agua.

Cuando salimos a la superficie pude ver como salía ella con una gran sonrisa con la luz del sol a su favor, aquella vista que ella lograba darme era espectacular, lo mas bello para mi.
- Pensé que no vendrías.- dije riéndome tanto que mi estomago comenzaba a dolerme horrible, estaba igual de loco que yo, al estar ahí los dos me di cuenta que el haría cualquier cosa por mi.
- Estas loca.- le respondí mientras le aventaba agua con mi mano mientras reíamos a carcajadas.

Cuando nos percatamos que un policía nos llamaba la atención solo volteamos a vernos y a reír hasta que comenzamos a nadar a la orilla y el policía nos quería arrestar era una locura, pero afortunadamente la diplomacia de Will nos ayudo, el señor al final nos dijo.- se lo que se siente estar perdidamente enamorado y ser correspondido y sentirse invencible pero deben entender que hay reglas que no deben pasar, con su permiso.- esas palabras que el dijo lograron que me estremeciera por completo, enamorados, había dicho el, nunca lo quise aceptar pero que alguien mas lo confirmara era terrible, no me lo podía creer. Así que enfurecida comencé a caminar sin rumbo mientras el venia detrás de mí. Era horrible que yo estuviera enamorada, que iba a ser yo?, no podía sufrir más.
- He, nena, para a donde vas. Que te ha molestado si recién estabas riendo  a carcajadas.- era tan difícil descifrar esa cabecita suya.
- Me pasa que me molestas tu, que me molesta que crean que estamos enamorados, por favor, que les pasa a todo el mundo, no lo soporto, creen que porque dos personas de sexo opuesto se divierten ya están enamorados, se dicen cursilería y media y derrochan amor hasta hablar de cuantos hijos tendrán y hasta de ser abuelos cuando la verdad toda esa mierda termina siendo un sufrimiento que termina en un divorcio y pelea de vienes. Creen que el amor te hace enteramente feliz pero no, siempre todo termina siendo una mierda.- mas molesta que nunca, me di media vuelta y me fui.

Me quede parado observando como caminaba, ese discurso o lo que haya sido sobre el amor solo me demostraba el miedo que le daba enterarse de que se estaba o ya estaba enamorada de mi, solo pude sonreír e ir de tras de ella para tomarla del brazo como la primera vez, volteo y nuestras miradas eclipsaron totalmente de nuevo le tome el rostro con mis manos mojadas y mire como estaba desarmada frente a mi y la bese, la bese con tanta intensidad que deseaba que ese momento fuera eterno, jamás unos labios me habían vuelto loco, pero sus labios estaban hechos para ser besados, para ser tocados por los míos, la amaba y no la dejaría ir jamás.

Me desarmo totalmente con esa mirada tan intensa, después de ese acto  de paranoia al darme cuenta que me estaba enamorando perdidamente de él y entonces tomo mi rostro húmedo con sus manos de ceda y me beso, me beso con tanta pasión que solo deseaba quedarme en sus cálidos labios por siempre, me sentía tan segura con el, que no quería separarme de el jamás.

Después de un largo y apasionado beso quedamos con nuestras frentes juntas, observándonos le hice saber que siempre estaría segura conmigo.

- Sabes.- hice una pausa para lamerme el labio de lo nerviosa y segura que me sentía con el.- me han dicho que en Nuevo México   venden comida deliciosa y además es un lugar muy bello.

Solo podía echarme a reír de lo grandiosa y algo comelona que era esta mujer la abrace y comenzamos a caminar a comprar unos helados para pasar al auto por ropa e ir a Nuevo México donde la comida era fabulosa. Estos tres días los pasaríamos en el carro viajando a Nuevo México, haciendo paradas por Indiana, Missouri y Oklahoma,  hasta llegar por fin a Nuevo México lo que era genial porque eran como veintinueve o treinta y un horas, mas o menos para llegar ahí y mas con las paradas y seria lo mismo de regreso, serian mas días con ella y ella lo sabia.

Llevaba unos pantalones vaqueros flojos y cómodos con un Carta Cinta Sudadera Con Capucha Crop y un bralette negro abajo y unos deportivos plataforma blancos y dos chongos con cabello suelto que me hacían sentir muy relajada mientras él iba con una camisa Henley blanca y unos pants Adidas negros al igual que sus tenis, éramos unos fodongos fabulosos en aquel auto rosa, ridículamente fabuloso. En una ocasión paramos por un semáforo rojo y un tipo en una moto freno y le dijo “lindo auto rosa cariño” y entonces se paso el semáforo mientras nosotros comenzamos a reír sin parar, el clima era perfecto y estaba lista para desaparecer por unos días mas o una eternidad con el.


Cuando llegamos a Indiana lo primero que llegamos a hacer fue comer pero después nos pasamos por Cornball Express en indiana beach fueron dos horas súper interesantes y  divertidas, gritamos como locos y reímos, al llegar la noche compartimos la habitación pero no hicimos el amor fue algo mejor, dormimos juntos en la misma cama, abrazados al principio pero después lo avente a la otra orilla de la cama, hacia demasiado calor, pero fue genial sentir su respiración, los latidos de su corazón y burlarme por su masculino pero no excesivo bello en el pecho que por cierto le arranque unos cuantos antes de dormir mientras hablábamos frente a frente sobre lo espectacular que había sido ese día.
Pude sentir el aroma de su hermoso cabello rizado, me encanto sentirla junto a mí, sentí que era otra manera de hacerle el amor, fue la mejor noche a lado de mi amada.  Hasta que me aventó a la otra orilla de la cama por el calor.

El siguiente día en Missouri y Oklahoma fueron increíbles, en Misuri, el arco portal habían sido mágicos era poco el tiempo que pasábamos por allí porque no planeábamos desentendernos tanto de nuestros deberes, pero eran unas pequeñas vacaciones mágicas, Oklahoma, ay Oklahoma!, como íbamos a quedarnos la noche ahí decidimos ir a sus preciosas zonas montañosas, toda una aventura!, cansado, por cierto, se sentía como el medio oeste y la inspiración perfecta para cualquier persona innovadora, lucia unos lagos preciosísimos, no quiero empezar con la típica cursilería de Will, pero estar a su lado en esas aventuras eran increíbles y esos paisajes llenos de besos me hacían la mas feliz. A pesar de que Oklahoma es conocido por los yacientes tornados que lo atormentan tanto que es algo común, no deja de ser precioso, no deja de tener partes preciosas tanto como destruidas y eso me hacia identificarme, también había tornados dentro de mi, dentro de todos, que nos causan destrucción, pero aun así podemos seguir teniendo partes llenas de luz y reconstruir las partes destrozadas.

Llegamos a nuevo México por la tarde, el clima estaba aceptable, nos quedaríamos dos días y de regreso a nuestras vidas, pero no quería pensar en eso. Llegamos al mejor hotel de la ciudad, lo primero que hicimos fue darnos una ducha  en una tina, lucia tan preciosa con aquel pun en el cabello y rodeada por aquella espuma que tapaba su cuerpo hasta sus clavículas que resaltaban exquisitamente, cuando se dio cuenta de mi presencia volteo a verme con una mirada tan dulce que no había visto jamás y con la sonrisa mas perfecta, vasto una mirada para darme a entender que debía estar con ella, y lo hice.

Estaba tomando un riquísimo baño de burbujas exquisitamente relajante, cuando me percate de la presencia de aquel hombre que no dejaba de seguirme desde que lo conocí y que ahora se había vuelto insoportablemente placentero ante mi, sé que me quede mirándolo como una estúpida cuando voltee a verlo, pero no importaba, nos habíamos entendido completamente ante el deseo de estar juntos en aquella tina, besaba mi espalda, mi cuello, mis labios, era fabuloso tenerlo ahí conmigo.

Después del baño nos pusimos nuestras batas y decidimos no salir de la habitación en todo un día, aun teníamos otro día para explorar nuevo México, ahora solo éramos el y yo. Tal vez esto no les sorprenda pero de entre tanta comida que pudimos pedir, pedimos pizza y champagne, una combinación muy rica, toda esa tarde la pasamos riendo y mirando películas de los noventa, por supuesto pretty woman, que esperaban, no podía faltar. Hubo un momento en que fueron preguntas y fue cuando supe que su madre había muerto hace algunos meses, me conto lo doloroso que había sido junto con mi desaparición, y que ahora estaba mejor pero no paraba de preguntarme si por su mente pasaba que ahora había regresado a joder todo de nuevo, era inevitable volver a hacerle daño, pero al parecer eso era lo que se ganaba la gente de mi alrededor, pero el, maldita sea, también me dolía, y eso me jodia, yo estaba tan bien sin amar y cursilería y media, pero como pensaba eso, me retractaba a cada segundo, pensaba que como podía estar tan bien antes sintiéndome tan completa ahora y sabiendo que jamás fui tan feliz, que este hombre me hacia enteramente feliz, no podía parar de sonreír cuando estaba a su lado, Dios. Era como una adicción, entre más lo probaba mas quería y sabía que jamás me podría cansar de esos ojos color cielo. Mi cielo.

Esa tarde en aquel hotel fue solo dicha y felicidad aunque no sabia que la hacia mas feliz, si aquella pizza o yo.  Solo reíamos  y reíamos y en un momento en donde descubrí que aquel roble tenia cosquillas, llamaron a la puerta, fui y atendí era una invitación de un político  importante a una fiesta de gala privada en el hotel y se había enterado que estaba ahí y le gustaría que asistiera.
- Dime, que es?- impaciente y extrañada por aquella rara tarjeta que había sobre sus manos.
- Una invitación de gala para esta noche, de un político importante, te  gustaría asistir conmigo?
- Ni loca, solo tengo pants, no iré así a ningún lado.
- Hay tiempo de ir a comprar algo, también tengo que salir yo a comprar algo.
- No hay manera de que vayas sin mi, no es así?

Sonreí mirándole con tanta ternura, sabia ella la respuesta.

Era increíble, este chico tan solo con una sonrisa me hizo decir que si con una mirada, que clase de magia era esa, que estupidez me estaba pasando, no lograba responder esa pregunta, algo en mi quería admitir que tal vez era amor, pero lo mas seguro es que fuera mi estupidez.




Horas mas tardes decidimos vernos en el salón del baile, decidí ponerme un vestido de noche de  manga larga con encaje de tul y cuentas perlas color vino, espectacular que decidí combinar con una coleta alta con la parte de enfrente en capaz de lado y con un precioso arreglo sobre mi cabello de pedrería que lucia fabuloso no sabia si era demasiado, solo sé que me sentía espectacular y que estaba lista para bailar toda la noche con mi amado Will.

Estaba en el salón hablando con aquel embajador de buen porte, cabello oscuro y ojos oscuros y con una mirada muy ambiciosa  y con dos modelos por acompañantes que no paraban de coquetearme. No paraba de voltear a la entrada para poder ver llegar a mi amada juro que solo fue un segundo mi descuido cuando volví a voltear estaba allí, viéndome con aquel vestido rojo de encaje color vino y aquel peinado, me volvía loco, se miraba espectacular y no solo era yo quien lo creía si no todos los que la voltearon a ver incluyendo al alcalde cuarentón que se quedo con la boca abierta pero para cerrársela camine hacia la entrada a recibirla, no podían apartar sus ojos de nosotros, bueno, de ella.

- Al parecer en Nuevo México les encanta hacer sonrojar a sus turistas.- lo dije al darme cuenta de que nadie apartaba la vista de nosotros.
- Creo que prefieren apreciar la belleza de la chica de Philadelphia.- le dije mientras llegábamos con el molesto embajador que babeaba por ella.
- Buenas noches señorita, Will, nos presenta por favor.
- Cuanto cinismo aun no sabia que era mi… fue ahí cuando me di cuenta que realmente solo nos unía el amor mas haya de cualquier apodo.- claro, es Emma, mi novia, Emma él es Arthur Sinclair.
- Su novia?, desde cuando?, empezaba la cacería de hombres aunque por supuesto no dejaría en mal a Will.- buenas noches señor Arthur, es un gusto.
- El gusto es mío señorita,
- Si me permite, iré a buscar alguna bebida purificada.- purificada, ¿enserio?. Creo que mi urgencia de irme de ahí era demasiado grande.
- Propio señorita.
- En un momento te alcanzo cariño.
- Claro novio amado mío.- dije con cierto tono para que el notara que no estaba de acuerdo con su mentira.

En la barra de bebidas mirando lo bien que se miraba con aquel traje gris, pude darme cuenta de lo fácil que fui, que me deje llevar por el momento aunque no me arrepentía, vamos me decía a mi una y otra vez, que importaban los pronombres, lo que sentíamos era mas fuerte que nada, hasta que me di cuenta que yo misma lo aceptada a tan solo dos días de separarnos para siempre, pero el champagne me dio el valor de aceptarlo por esa noche.

Lucia bellísima a la distancia, podía observar aquella bella silueta con una copa de champagne, era fabulosa, especial, perfecta,  cuando comenzó una pieza lenta que tenía que bailar con ella, así que me decidí y me encamine lo más rápido que pude hacia ella, hacia mi amada.

- ¿Le gustaría complacer a este pobre peón mas en su juego, bailando esta pieza?.- pregunte sarcásticamente y haciendo una pequeña reverencia a ella.
- Hoy es su día de suerte, humilde súbdito.- dije concediendo mi mano y con una boba sonrisa.

Una vez en la pista, mientras la tomaba de su preciosa cintura y sentía sus bellos brazos alrededor de mi cuello pude apreciar su rico aroma a flores silvestres que empezaba a suponer, era su aroma natural  y su perfume dulce, que me hacia aun mas adicto a ella, tenerla ahí conmigo, con la luz cálida y bailando las piezas mas románticas, me hacia sentir como el mas afortunado.

En el momento en que la música paro, nos besamos, fue un beso discreto, que me dejo poseída, que era eso, Dios, solo pude ver el piano que estaba en aquel salón, preciosísimo, me dirigí hasta el y comencé a tocar y cantar,”Tonight is our”, era una canción lenta al principio pero después todo explotaba. No se como lo hice, pero estaba ahí, perdidamente enamorada, si, lo estaba y locamente.

Esta mujer jamás dejaría de sorprenderme, cada vez que parpadeaba estaba haciendo una locura, aunque esta era un regalo, no se de donde había sacado esa canción pero como decía, “oh, cariño, esta noche bailaremos bajo la luz de la luna para después hacerme el amor, porque esta noche es nuestra…”, lo deseaba, me estaba volviendo loco aquella chica vestida de rojo, quería hacerle el amor. En cuanto termino su pieza que hizo encantar a todos no pude evitar correr a abrazarla y cargarla frente a todos cuando comenzaron a aplaudir a esta hermosa gacela.

Pasaron las horas y se hizo media noche cuando perdí de vista a mi querida Em, cuando la encontré la mire observándome a casi medio salón  se dio media vuelta me dirigió una mirada y se fue, tenia que seguirla.

Cuando observe  que me seguía el juego tenia que evitar a toda costa que me alcanzara, tenia que hacer que sudara me subí al elevador y solo me despedí con mi mano cuando el quedo frente al elevador y este cerro, al llegar al piso, camine por los pasillos, no se como llego ahí pero me atrapo entre las paredes y comenzó a besarme exquisitamente y esos besos eran mi perdición. Me cargo hasta la suite y me arrojo a la cama con demasiada pasión, subió sobre  mi y comenzó el juego.

La arroje a la cama y subí sobre ella, sin aplastarla, mire sus ojos un instante y me volvió loco, aquella fiera había despertado, era tan apasionada, comencé a besarla a desprendernos de nuestras posesiones, acariciar su piel como si fuera la ceda mas delicada del universo, era lo mas preciado para mi, la amaba y ella tenia que saberlo, tenia que decírselo.

En lo mas profundo de nuestra intimidad ante la oscuridad de nuestro contexto, ante la noche mas excitante de mis días lo dijo, él lo dijo.- “Te amo, te amo Em, para siempre.”

Lo único que salió de mi fue una lagrima, él  se había condenado.

A la mañana siguiente me sorprendió con una bandeja de Hot cakes con frutas y lechera, no sabia como sabia que era mi desayuno favorito. Me estaba volviendo loca.
- Como rayos lo supiste, Dios!, se ve riquísimo!.
- A veces no eres tan complicada de descifrar.
- Tu tampoco eres tan complicado para mentir.- lo dije mirándolo mientras le sonreía y levantaba  una ceja ante el cinismo de anoche al decir que era su novia.
- Ah ya entiendo, yo también soy a la antigua, pero dame tiempo para saber como hacerlo, tiene que ser especial Em, no puedo pedirte que te cases conmigo así de la nada.
Me atragante….
- Es broma Em, tan asustada estas del matrimonio.
- El matrimonio es algo bonito a comparación de ser tú el prometido.
- Eh, pero que me estas queriendo decir.
- Tómalo como quieras, cariño.- dije con algo de cinismo y sarcasmo.
- Te amo.- lo dije mientras le arrebataba un beso con una mordida de labio, que sabia exquisito debido a su desayuno.

Me había dejado sin habla y con una fresa en mi mano cuando se levanto y dijo.- espero verte lista a las once, porque saldremos cariño.

Una vez lista con mi singular cabello suelto y un vestido sencillo tocan la puerta, abro y es un chofer que venia departe de Will, no entendía nada de lo que estaba pasando, íbamos entrando a un campo cuando frena y abre la puerta y me ordena bajar, de ningún modo lo hice, lo peor para mi genio era una orden, hasta que dijo por favor y me vendó los ojos. No sabía a donde nos dirigíamos hasta que alguien me sostuvo por la cintura y me dijo.- tranquila cariño, estoy aquí. Era el demente de Will, al quitarme la venda solo pude abstenerme a besarlo, era fantástico lo que tenia frente a mi, un globo!, si, era un globo aerostático!, que tenia escrito, “quieres ser mi novia?” que justo lo escuche detrás mio sobre mi oído de la voz Will, solo pude dar una respuesta y fue un sí.

Al escuchar ese si, fui el hombre mas feliz, iba dispuesto a un rechazo, pero no lo hizo, ella había aceptado, me había aceptado!, ya no habría mas barreras. Estando en el globo solo podía llevarla abrazada, no quería alejarme de ella ni un segundo, el paisaje era una maravilla y estando a su lado era aun mas.

Estar ahí era espectacular, la vista era maravillosa, Nuevo México era mucho mas bello de lo que todos decían y que el me llevara abrazada me hacia sentir plena, jamás había pensado que estaba tan  necesitada de querer, hasta que el vino a llenarme y hacerme olvidar la oscuridad que yo llevaba por dentro, con cada beso me curaba cada cicatriz, era tan feliz a su lado.

Cuando llegamos al punto donde bajaríamos, le tenía una tarde de picnic y no solo eso.

Tenía una típica manta de picnic de cuadros blancos y rojos y una cesta en donde había comida deliciosa, incluyendo unos riquísimos jugos de naranja y algunos postres, era un deleite total. Cuando terminamos de comer, comenzamos a hablar sobre nuestros deseos, aspiraciones y a contemplar aquel cielo tan hermoso. Fue cuando sentí que era momento de decirle lo que sus ojos me proyectaban, pero en ese momento el saco de su bolsillo una caja de anillo, de matrimonio!, era una locura.

Saque el anillo, era una locura proponerle matrimonio de esa manera tan sencilla, pero especial, lo que causo que me abstuviera a eso fue su cara de horror, tenia razón era una locura, así que decidí inventar que era un anillo de lealtad y promesa para si mismo y que mientras la cumpliera,  me haría feliz a mí. Ella acepto.

Todo había sido una confusión, era un anillo de promesa, me sentí tan avergonzada y tonta de haber pensado aquella cosa, el solo quería que yo fuese feliz, lo que no me estaba permitido, pero con el eso no parecía imposible, con él era hecho realidad, caminamos por los alrededores hasta que llego el atardecer y era la hora de volver al globo. Seria perfecto.

El atardecer era precioso, su tono rojo era espectacular y con el a mi espalda no podía pedir mas y pensé que tal vez seria nuestro ultimo momento así que decidida me voltee y lo bese.

Me beso, como nunca antes, era la primera vez que ella me besaba.

- Te  amo Emma.
- Yo también te amo Will.- lo dije con un tono suave mientras lo miraba a los ojos, era verdad, lo amaba y quería estar con el para toda la vida, era hora de aventurarse.- nunca tuve sexo en un globo.
- Eso se puede solucionar cariño.

Hicimos de nuevo el amor en aquel atardecer rojo, en aquel globo, entregue mi alma esa tarde.

Le hice el amor con la misma pasión con la que se sueña, ella me quitaba el sueño, más no mis deseos, me daba vida.
- Will.- dije entre sus brazos.
- Si, cariño.
- Tus ojos son el cielo más hermoso que jamás he visto.
- Es curioso, porque tu mirada me quita el sueño hasta en los días mas cansados.
- Eres mi cielo Will.
- Somos un cielo sin sueño, cariño.- le dije mientras besaba su frente y acariciaba su hermoso cabello.

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