mamadas - (yeonbin)

seis papuh

Acordaron para el fin de semana.

Soobin no podía creerlo, pero el viernes por la noche llegó tan rápido, no sabía porque se sentía tan ansioso, solo iba a aprender a hacer oral como se debe, nada de otro mundo.

Para no causar inconvenientes decidieron ir a un motel, pero Soobin no iba a meterse a un motel de quinta, menos si iba a aprender algo sexual, así que él se encargó de agendar en uno bueno, de calidad.

Estaba terminando su ducha para poder estar tranquilo, odiaba con toda su alma empezar algo sexual sin estar limpio.

Se secaba su pelo cuando escuchó la puerta ser golpeada suavemente, claramente debía ser Yeonjun.

Dejó la toalla a un lado y se colocó una bata para cubrir su desnudez, que en poco tiempo sería descubierta.

Abrió la puerta dejando ver a Yeonjun vestido casualmente, el chico lo observó sin pudor de pies a cabeza.

— Debiste abrir la puerta sin la bata.

— Sólo entra.

El muchacho siguió, dejando su maleta colgada en un perchero. Soobin se dispuso a sentarse en el borde de la cama.

— ¿Vas a tomar una ducha antes? — Yeonjun negó con la cabeza, mientras observaba la bonita habitación.

— Ya me bañe en casa, aún huelo a shampoo y todo — se quitó su chaqueta dejándola en el mismo lugar de su maleta, observando con una sonrisa picarona a Soobin — jamás pensé que sería tan agradable enseñarle algo a alguien.

— ¿Por dónde empezamos? — el castaño se sentó en una silla enfrente de la cama, admirando con impresión las blanquecinas piernas del pálido.

— ¿Observas esta banana? — el pálido asintió, observando la fruta que Yeonjun tomó de la mesa así bien de la nada.

— Claro, no estoy ciego.

— Imagina que es un pene y realiza una mamada — Yeonjun le pasó la fruta, rozando sus manos en el proceso — puedes fantasear con lo que quieras, con Brad Pitt, con Choi Siwon, conmigo, con lo que quieras.

Soobin asintió a las órdenes empezando a pelar la fruta.

No quería darle un show porno a Yeonjun, así que solo procedió a meterse la fruta a la boca rápidamente.

Hizo el oral como siempre, metiéndose la fruta de golpe, pasando su paladar por todos lados, nada de lengua, muchos dientes...

— De acuerdo, para —  Soobin lo miró extrañado, dejando la fruta a un lado.

— Llevó menos de cinco minutos.

— Otro minuto más y la banana se rompe en pedazos; solo observala — el pálido hizo lo que el castaño le pedía.

La banana era un desastre, la marca de sus dientes estaban por toda la extensión de la fruta, la parte de arriba estaba por caerse por una mordida que Soobin le dió; era un desastre.

— Oh dios mio.

— Pobres a los que les has hecho una mamada.