ocho papuh

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Yeonjun se sentó en la cama, se sentía tan satisfecho por dentro.

Soobin había caído completamente en la trampa y ahora estaban a nada de empezar a tener sexo.

Observó como Soobin se le acercaba furioso, estaba tan ansioso de ver que proseguía.

— Voy a levantar tu pene sin usar mis manos, para que veas que el virgen es otro — Yeonjun le sonrió coqueto.

— Adelante, maestro.

Soobin lo alejó un poco, haciendo que se recostara en el respaldar de la cama; luego prosiguió.

La bata era la clave en todo esto.

Se acercó a Yeonjun, dedicándole una mirada divertida que tomó por sorpresa al castaño ¿qué era ese cambio de actitud tan repentino?.

Soobin no dijo ni una sola palabra, sólo pasó su lengua lentamente por los labios de Yeonjun, quién tembló algo sorprendido por la acción.

El pálido prosiguió a besar sus labios lentamente, siendo correspondido al instante.

El beso era lento pero tan placentero. Soobin de un momento para otro ingresó su lengua, rozandola sutilmente con la de Yeonjun.

Yeonjun suspiró fascinado.

Sus lenguas se unieron en un beso lento, era un ritmo que jamás había experimentado Yeonjun y la verdad era que le agradaba bastante como Soobin tomaba las riendas del asunto.

Cuando Yeonjun intentó acelerar las cosas Soobin se alejó con agilidad, dejando a Yeonjun necesitado de sus expertos besos.

Soltó una risita divertida que dejó enganchado al castaño.

— Estoy al mando yo, Yeonjun — las palabras salían tan coquetas y cautivadoras; Yeonjun se quedó sin habla, más al escuchar su nombre ser llamado con tanta coquetería dulce.

Soobin mordió el labio inferior de su contrario suavemente, alejandose un poco del embobado castaño.

Se sentó sobre sus pies, quedando encima de la cama.

Sus manos subieron delicadamente sobre su cuerpo, rozando sus labios lentamente con sus finos dedos. Sus traviesas extremidades fueron bajando por toda la exención de la bata, tocando el nudo que se amarraba a su ceñida cintura; la cordura de Yeonjun se iba de a poco.

Agarró el listón firmemente después de juguetear un poco, soltandolo de a poco.

La bata se abrió dejando ver su pecho blanquecino desnudo, después cayó sobre sus hombros finamente, dejándolo completamente expuesto a los hambrientos ojos de Yeonjun.

Gateo hacia Yeonjun, quién ya no tenía aire en los pulmones de tanto estar contenidose, subiéndose a horcajadas de él, siempre con aquella mirada lasciva.

Yeonjun quedó como una estatua sin saber que hacer, sus manos empezaron a temblar, la forma de cautivar de Soobin termino por dejarlo en blanco.

Soobin se acercó a su oído, soltando una risita traviesa, aquel acto penetro los huesos de Yeonjun dejándolo sin respiración nuevamente.

— Ya estás listo.

mamadas - (yeonbin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora