Parte II.

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Mi pie golpetea el piso una, otra y otra vez sintiendo como la ansiedad recorre mi pecho y termina en la planta de mi pie. Acomodo las muñecas de mi camisa, mientras muevo disimuladamente mi trasero hacia atrás para tener una postura más recta.

—Y... señor Oh... -. Veo al administrador de una cafetería a dos calles del departamento de Jongdae dudar, mirando mi currículum. Aunque dudo que lo esté leyendo porque lo tuvo en su mano por media hora y esos papeles no eran tan largos. —Tú única experiencia fue en el área de contabilidad de una empresa de alfajores... ¿cómo ve sus... habilidades como para ser mesero?

Inconscientemente golpeteo mis muslos con mis dedos, exprimiendo mi cerebro para dar una respuesta certera.
Maldita sea, si me hubiera graduado de contador estaría usando billetes para secarme el sudor que me cae por la espalda.

—Hum... yo-. Podría visualizar claramente a Chen dándose una palmada fuerte en el medio de su frente por mi torpeza. Era obvio que me haría esa pregunta pero no formulé ninguna respuesta con anterioridad a la entrevista. — Ayudaba a mi madre cuando ella tenía un... restaurante. Así que... tengo... experiencia.

Debió ver lo pésimo mentiroso que era, porque amablemente luego terminó la entrevista.
¿Por qué sigo los consejos de Jongdae de mentir? Ni siquiera soy bueno haciéndolo.
Mi primer trabajo lo conseguí porque mi profesor de matemáticas vio potencial en mí y un pariente suyo necesitaba un puesto sin importancia en su pequeña empresa de alfajores. Lo acepté porque Joohyun estaba embarazada, necesitábamos el dinero para todo lo relacionado con Mina. Lo que no sabía es que el trabajo me consumiría horas extras, donde no me dejaría ir a mis clases en la universidad, ni mucho menos para estudiar. Cuando me quise dar cuenta es 2020, estoy desempleado, tengo 24 años, una bebé de exactamente dos años y un mes, me engañaron, me quiero divorciar pero eso cuesta dinero y eso que ni siquiera llegué a los treinta. ¿Por qué se me ocurrió casarme? Ni siquiera tenía que hacerlo y cuesta dinero cuando ya no quieres estarlo.

—¿Otro día malo?
Voltee al escuchar la voz de mi amigo, antes de volver a girarme para seguir remojando el paquetito de té en la taza hirviendo.
Observé la hora; 5 am. Alzo una ceja mientras tomo el mango de la taza y giro todo mi cuerpo para enfrentarlo.

—¿Estás son horas de llegar?
Pero mi acto de padre preocupado se me fue al desagüe al ver que en su rostro golpeado. Su rostro tiene un ojo derecho hinchado color violeta, su labio partido con un río de sangre cayendo por su barbilla y su pómulo izquierdo tan o más hinchado que su ojo.

—¡¿Qué mierda Kim Jongdae?! -. Grito asustado soltando la taza en la primer superficie plana que encuentro para ir al congelador, sacar dos bolsas, una de verduras y otra de carne congeladas. Tomo dos trapos para envolver las bolsas y las coloco sobre su ojo y pómulo,

—¡No tan fuerte!
Grita quejándose mientras corro al baño por el botiquín. Regreso, desparramando el botiquín con rapidez para tomar un algodón y mojarlo con agua para limpiar la sangre de su herida que no parecía querer parar de brotar, viendo el corte. No pude evitar arrugar mi cara. Eso necesitará puntos.

—Eso necesita puntos y yo no puedo coser ni mi ropa interior.

Lo veo rodar los ojos para apartarse, se quita las bolsas de su rostro, toma el botiquín y se levanta para irse al que supongo que será el baño.

—Deja de entrar en pánico, padre -. Lo veo rodar los ojos.—Déjamelo a mi, la práctica hizo a un maestro aún mejor que esos médicos presumidos.

Así como aprecio, se fue, dejándome con mil dudas.
Sin poder evitarlo voy corriendo tras él intentando no hacer mucho ruido para no despertar a Mina, la cual duerme en la habitación de invitado que compartimos, la única que tiene el departamento a parte del dormitorio principal. Lo veo en el baño porque dejó la puerta abierta. Lo observo revolver el botiquín, sacando diferentes objetos dejándolos sobre la mesita de mármol que sostenía al lavamanos.
No puedo evitar asombrarme al verlo actuar, literalmente luego de dos minutos lo estoy viendo cosiendo su labio como si fuera tan fácil como ponerse bálsamo labial. Ni siquiera se eriza del dolor, de hecho, parece que no siente nada. Al terminar, guarda todo y sale como si nada. Pasa por mi lado como si no existiera, caminando hacia la cocina nuevamente. Y claro, ahí voy yo detrás de él sin poder salir de mi asombro.

—¿Cómo... por qué... cuán-. Ni siquiera puedo terminar o comenzar alguna frase. Muchas dudas rondan en mi mente y pocas respuestas.
Me toma por los hombros y mientras hace muecas de dolor me hace sentarme en uno de los taburetes, colocando entre mis manos mi taza ahora tibia de té. Él en cambio camina hasta estar enfrentado a mi, sentándose en el taburete con la única separación de un mesón entre ambos.
Lo veo tomar las bolsas para colocarlas nuevamente sobre su rostro.

—Sé que tienes muchas pregu-. Se detiene. Quejándose del dolor. Saca de uno de sus bolsillos de su chaqueta su celular, señalándolo. Entiendo que quiere que hablemos por allí, porque al hablar su rostro le duele.

De Kim.
Para: Oh.

Sé que lo sospechas, o tienes miles de dudas. Mi trabajo no es tan licito como debería. Desde que me despidieron de la pastelería, me encontré con un viejo amigo el cual me dejó llorar en su hombro. Me ayudo, me dio un trabajo. Al principio era sencillo, entregar mensajes, pero empecé a subir y bueno...

De: Kim.
Para: Oh.
Con la práctica aprendí a sanarme por mi cuenta. Ir al hospital traería muchos problemas... ¿una persona llega herida de bala? Eso abriría una investigación o llamarían a un policía, por lo cual, sospecharían de mi con solo ver mi cara y mi tatuaje.

Al terminar de leer solo puedo asentir, sin saber qué decir.

De: Oh.
Para: Kim.
¿Qué pasó hoy? ¿Tienes alguna otra herida que no sean las de tu rostro?

Levanto mi cabeza llegando a verlo negar. Sé que tomármelo sin retrucar, ni gritarle o cuestionarle hace que se sienta bien. No puedo juzgarlo por más que esté mal, sé que situaciones, decisiones, y demás cosas lo orillaron a eso, porque lo conozco lo suficiente como para saber que si hubiera tenido otra opción, no hubiera elegido ese camino. Por lo cual, sé que algo me está escondiendo. No solo por un despido él tomaría esa decisión. Hay algo y mi pecho se oprime con tristeza al ver que me esconde cosas, a pesar que somos amigos desde los diez años.

—Me despidieron, no escuché las razones, solo quedé en shock y me encerré en mi mismo, como siempre sabes que hago -. Bajo mi mirada hacía la taza entre mis manos, dándole un sorbo antes de continuar. —Al salir apenas una hora luego de haber entrado, volví a casa muchísimo antes de lo esperado, encontrando a Joohyun follando con otro.

Alzo mis hombros, sin levantar la mirada del agua de color. Escucho una notificación de un mensaje, por lo cual suelto la taza y agarro el aparato.

De: Kim.
Para: Oh.
Sé que me odiarás, pero antes de que quedara embarazada la vi con otros chicos... yo la enfrente para que te lo dijera... pero nunca lo hizo y ella... ella sabe algo de mí. Si te lo decía ella contaría mi secreto. Lo siento.

Debería sentirme traicionado, enojado, furioso. Pero solo siento dolor.
Lo conozco desde hace tanto, tanto tiempo. Pero no me enojo, no puedo.

—No sé cómo tomármelo, Jongdae -. Susurro clavando mi mirada en el mesón. —Pero dime, ¿ese secreto es tan grave o solo es sobre ti mismo?

No quiero saber la respuesta, pero a la vez una parte de mi sí quiere.
Otra vez escucho la notificación, y me apresuro para leer la respuesta.

De: Kim.
Para: Oh.
Es mucho más grande de lo que imaginas. Yo sólo soy un peón en un juego de ajedrez.

Su mensaje hace lo opuesto de calmarme. ¿En qué diablos está metido mi mejor amigo?
Pero a la vez, el pensamiento de traición se escapa de mi mente, porque aunque duela y arda lo de Joohyun, la vida continúa. Hay más mujeres y hombres, tendré más amores, pero nunca tendré alguien que me apoye tan incondicionalmente como él lo hizo desde siempre conmigo, incluso si callaba algo de esa magnitud. Solo esperaré para saber en qué mierda está metido, e intentaré que la mierda no salpique a mi pequeño rayo de luz, mi hija.

Noviembre sin estrellas || Seyeol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora