Parte VIII

117 17 5
                                    



—¿Te duele mucho? -. Escucho de repente a Chanyeol decir.

—A veces, pero cuando me quedo quieto no.

Sus caricias continúan, llenándome de una calma pero al mismo tiempo de un nerviosismo explicable pero por cómo está mi vida dicha conversación tendré que tenerla luego.

—¿Cómo estuvo hoy tu día? -. Murmuro cerrando los ojos.—¿Mina se portó bien?

—Ella es un amor -. Comenta con voz algo distraída.—Estuvo bien, ella ahora está con Baekhyun, el cual no puede más de querer ser padre.

—¿Y tener a Jongdae de padre? Oh dios, pobre criatura -. Bromeó.

—¿Disculpa? Yo sería el mejor padre, no como tú, mugroso -. Abro los ojos de golpe al escuchar la respuesta pero de Jongdae.—Tenemos que comer, así que levántate y ayúdame a hacer la comida.

Me mantengo observando la puerta ahora vacía sin nada de fuerza de voluntad para poder levantarme de tan cómoda posición.

—Channie -. Formo un puchero mientras lo miro directamente a los ojos.—¿No podríamos quedarnos así más tiempo?

Una de sus cejas se alza para luego suspirar al mismo tiempo que sube su mirada al techo para luego volver a mi persona.

—Prometo mimarte en tu día quisquilloso solo si haces lo que tienes que hacer y no te comportas como un niño, Oh.

Con alegría me levanto de un salto, arrepintiéndome al sentirme algo mareado, viendo puntitos por todos lados. Alzo los brazos a mis costados tratando de estabilizarme.

—Diablos, nunca aprendo a no levantarme tan rápido -. Me quejo al instante en que el malestar comienza a disiparse.—En fin Chanyeol, ya dijiste, así que quiero que me malcríes como a un bebé precioso y obediente.

Doy un cuarto de vuelta para comenzar a caminar hacía la cocina, tarareando de la forma más suave posible para no afectar aún más mi dolor de cabeza.
Una vez en la cocina, comenzamos con mi mejor amigo a cocinar, empujándonos de vez en cuando para molestar al otro logrando que pequeñas riñas de chocar nuestra caderas se llevarán a cabo.
Terminada la tarea, Jongdae salió corriendo hacía el apartamento de al lado para avisarle a su novio a la vez que yo me encamino hacía mi habitación de la cual Yeol no había salido.
Toco dos veces con mis puños la puerta que se ahora se encuentra cerrada, espero unos minutos alguna respuesta pero al no tenerla abro la misma, encontrándome dentro con un Chanyeol completamente dormido abrazando mi almohada contra su pecho.
Sin poder evitarlo tomo mi celular de la mesita de luz, sacándole una foto a un Chanyeol totalmente adorable.
Me acerco lentamente, pero me arrepiento así que me tiro como una bolsa de papas encima de mi amigo, despertándolo de golpe.
Se queja ante mi peso, tirándome hacía su costado, quedándome totalmente a su acceso por lo cual en forma de venganza comienza a hacerme cosquillas en la zona de mis costillas, haciéndome retorcer entre carcajadas. Me haré pipí, me haré pipí.
Entre súplicas se detiene, dejándome un suave golpe en mi frente antes de levantarse de la cama, desperezándose una vez que se encuentra sobre sus pies.

—¿Por qué me despiertas así? Tu trasero es pesado -. Se queja como un niño.

Aún zumbando en pequeñas risas me levanto tratando de calmarme.

—Está la cena, vamos, vamos.

Tomo uno de sus codos, comenzando a arrastrarlo hacía la cocina.
Cuando nos encontramos todos alrededor del mesón, incluida Mina en una sillita especial para bebés, comenzamos a comer en total calma, con alguna que otra conversación siempre iniciada por Baekhyun. Hasta que esa tranquilidad y armonía se vió rota por el sonido de un celular sonando.
Frunzo el ceño al no reconocer el sonido, restándole importancia al pensar que podría ser de uno de los hermanos, continuo comiendo, pero al terminar el sonido, comenzó de nuevo.

Noviembre sin estrellas || Seyeol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora