Capítulo trece.

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—¿En dónde estabas? te estuvimos buscando —dijo YuGyeom, sentándose a su lado.

—Sí, lástima que en ese árbol yo no estaba —rodó los ojos. —sólo quise ir hacia otra parte, sería aburrido verlos dar vueltas —alzó los hombros.

—Nos hubieras avisado —suspiró.

—Se me apagó el celular.

—Ah, está bien. ¿Adónde quieres ir? —preguntó dándole una palmadita en la espalda cómo para intentar animarlo.

—Me da igual, casi todo aquí suele divertirme —era malo fingiendo en frente de YuGyeom, pero haría el intento.

—¡Dí algo! —gritó perdiendo la paciencia.

—Iré a comprar algo... ahora vuelvo —JinYoung se fue. JaeBum lo miró ya que parecía estar algo extraño pero no le tomó mucha importancia.

—¿Qué pasa? ¿no quieres estar aquí, verdad? —preguntó. JaeBum en ciertas ocasiones odiaba la manera en que YuGyeom lo conocía tan bien, porque la mayoría de veces no podía mentirle.

—Yo...

—Puedes irte si quieres, está bien, no me enojaré —acarició la espalda de JaeBum con una mano y se acercó más a él.

JaeBum no pudo evitar ponerse nervioso, porque hace tanto tiempo no había estado así con él, y ahora comprendiendo sus sentimientos no lo ayudaba en nada. Sus manos temblaron y hacía un esfuerzo para no mirarlo a la cara y estampar sus labios contra los de él. Jamás creyó estar así, mucho menos que no le correspondieran, estaba siendo torturado cada día sin ninguna razón, siempre se preguntaba qué hacía mal para que YuGyeom no sienta lo mismo que él.

—Me quedaré, en serio, es sólo que... —suspiró.

—¿Qué cosa? —JaeBum agachó la mirada y YuGyeom ladeó la cabeza para poder mirarlo a los ojos, aunque eso era lo que JaeBum menos quería.

—Olvídalo.

—¡Vaya! —llegó JinYoung nuevamente. —no creí que las cosas estuvieran tan costosas aquí.

—Oye, creo que JaeBum quiere irse... —mencionó YuGyeom y JinYoung sólo frunció el ceño.

—Acabamos de llegar, no podemos irnos.

—Pero no le gusta estar aquí...

—¿Y qué? me estoy divirtiendo y tú también. No gastaste dinero sólo para que él entre y se vaya.

—YuGy, te dije que está bien —JaeBum se levantó y fulminó con la mirada a JinYoung, y éste hizo lo mismo. —¿adónde quieres ir?

YuGyeom sonrió y agarró a los dos de la mano para llevárselos corriendo hacia otro lado.
Así pasó su día. YuGyeom guíandolo a su novio y a él hacia todos los juegos que había ahí. El día de JaeBum había mejorado en cuánto vió lo mucho que YuGyeom sonreía y se divertía pero JinYoung no parecía sentir lo mismo, eso lo había estado molestando. Le había tomado cientos de fotos a YuGyeom, y por amabilidad le preguntó a JinYoung si las quería tener pero él respondió un «Tengo bastantes.» ¿bastantes? ¿acaso existía esa palabra cuándo te referías a las fotografías de alguien tan precioso? ¿o simplemente era un estúpido que no se daba cuenta cuán afortunado era?. JaeBum sólo se quedó callado pero por dentro lo agradeció, porque aseguraba que tenía más fotos de YuGyeom que él, y al menos podía tener algunas que ningún otra persona tenía. Ya no tenía espacio en su celular y cada vez que intentaba elegir algunas para borrar, no podía decidirse.

Ahora caminaban los tres mientras YuGyeom y JinYoung compartían un algodón de azúcar. A JaeBum siempre le pareció asqueroso esa cosa, incluso no podía verlos comer eso porque ya sentía ganas de vomitar. Aunque nunca fue fan de las cosas empalagosas. Él solamente tomaba una malteada de fresa mientras que con su otro brazo sostenía un peluche gigante que había conseguido en un juego. Pensaba regalárselo a YuGyeom en cuánto se liberen de JinYoung.

El día que me enamoré • [BGyeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora