Capítulo siete.

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—Lo primero que debes saber que es ningún dibujo está mal hecho, ni es malo. Cada uno es bueno por más que sea diferente, porque todos tenemos diferentes formas de realizarlos. Yo me especializo más en dibujos simples, Mark que está conmigo en el taller de Arte, se especializa en lo realista, dibujos con sombra, retratos, pero aunque yo no sepa lo realista y Mark no pueda dibujar de forma sencilla, los dos somos buenos.

—¿Me estás dando alguna clase de discurso para que no me frustre?

—Algo así —se arrodilló un poco y se colocó detrás de él. Tomó su mano, que estaba algo fría y llevó su mano con el lápiz hasta la hoja. —¿qué vas a dibujar?

—Emm...

—Cualquier cosa que te ocurra —alzó los hombros aunque YuGyeom no pueda verlo.

—Creo que tengo algo en mi mente, pero se basa más en lo realista que otra cosa.

—Sobre eso no sé qué decirte pero... haz tu mayor esfuerzo —rió y se sentó sobre la cama, observando cómo YuGyeom dibujaba en su cuaderno, trazaba líneas tras líneas, JaeBum desde su posición aún no podía ver de qué se trataba. YuGyeom volteó a verlo y le sonrió.

—Me va a tomar bastante tiempo, ¿te vas a quedar ahí esperando a que termine?

—Quizás —se acostó y comenzó a jugar con su pelotita de goma que chocaba contra el techo y volvía a su mano, una y otra vez, para matar el aburrimiento.

YuGyeom de vez en cuándo lo miraba, y proseguía con su no tan buen dibujo. Ya había borrado cientos de veces y al pasar tan fuerte el lápiz, quedaban marcas. En menos de media hora, alrededor suyo el suelo estaba cubierto de bolas de papel, las cuáles tenían los intentos fallidos de su elaborado dibujo. Siempre iba por las cosas más difíciles, pero este décimo-quinto intento le estaba saliendo bastante bien, ya tenía la mitad y aún no había borrado nada. Se sintió, por primera vez, orgulloso de él mismo.

Una hora después, ya dándole los últimos detalles, notó que JaeBum se había quedado dormido. Sonrió y tomó un marcador de la mochila de éste y comenzó a dibujarle cosas graciosas en su cara. Le había hecho bigotes en forma de espiral, cinco líneas en su barbilla que era su barba, pintó el espacio entre sus dos cejas, pareciendo que sólo tuviera una y por último le hizo anteojos. Todo fue fotos y risas, hasta que JaeBum fue abriendo los ojos de a poco. YuGyeom volvió rápidamente a su lugar, e hizo cómo si aún estuviera detallando su dibujo aunque ya hubiera terminado.

JaeBum le sonrió sin saber nada y se acercó a él. YuGyeom mordía su labio para no soltar la carcajada que se estaba guardando, y tapó el dibujo con sus dos brazos.

—No me ha gustado, me quedó feo —hizo un mini pucherito pero sonrió de nuevo al ver el rostro de JaeBum.

—Quiero verlo —bostezó e intentó sacarle el cuaderno, pero YuGyeom comenzó a reír y a empujarlo para que se alejara. Si bien se había frustrado por cómo había quedado, no podía mantenerse serio al ver a su mejor amigo. —¿de qué te ríes? —se cruzó de brazos.

—Nada, nada —dijo limpiando sus lágrimas y estallando en carcajadas nuevamente.

—No me estoy ríendo —dijo, pero luego se vió en el espejo que estaba en la pared, arriba de su escritorio, en dónde estaba YuGyeom riéndose todavía. Abrió la boca en forma de O, al igual que sus ojos y se acercó para verse mejor, sin embargo no se rió. Comenzó a pasar sus dedos por su lengua para luego pasárselos por su rostro, pero no se quitaba. —¡Kim YuGyeom, voy a matarte!

—¡Nooo! ¡lo siento, lo siento! —gritaba mientras se alejaba y JaeBum se le acercaba peligrosamente, con el ceño fruncido, aunque verlo así a YuGyeom le hacía aún más gracia. Pero antes de que lo agarrara, desvió su mirada hacia el cuaderno que yacía en su mesa, lo tomó rápidamente antes de que lo hiciera YuGyeom y lo vió.

El día que me enamoré • [BGyeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora