Los 7 Príncipes del Infierno (Jichen, Markhyuck, Nominren)

27.- Hermano.

Había llegado lo más rápido que pudo hacia el sitio indicado. Apretaba su espada más fuerte que nunca y mordía con esa misma intensidad sus labios. Podía sentir como empezaba su lengua a detectar el sabor a sangre.

Se detuvo a unos cuanto pasos de la espalda de un chico, aquel que estaba buscando desde hace rato.

No dijo nada y se acercó sigilosamente con su espada en alto, iba por él. Tenía que matarlo, era su misión como prometido de la princesa de su Reino. Su mujer, aquella que había amado desde que era un simple niño, ahora estaba muerta, y todo causado por aquel chico que le estaba dando la espalda.

Estaba allí nada más y nada menos por venganza de la persona más importante de su vida, que lo había dejado con un vacío tan grande que su corazón no podía soportar.

No quería matarlo. Pero ¿Qué más haría? Dejar que se fuera como si nada hubiera pasado ¿Y las demás personas de aquel pueblo incendiado? No tendrían quienes pelearan por su muerte y la injusticia que se había hecho.

Lanzó su espada hacia el corazón del chico, pero como un rayo de luz, apareció otro cuerpo impidiendo la acción, deteniendo con otra espada el intento de Homicidio que aquel quería cometer.

—¡Quítate!— Le gritó a Donghyuck una vez que se alejó. Mark se dio la vuelta, quedando sorprendido por la escena. Haechan estaba delante de él y a unos metros estaba su hermano, aunque parecía otra persona, ya que sus facciones enojadas le daban un toque de miedo.

—¡¿Qué crees que hacías?!— Le gritó Donghyuck enfadado.

—¡No es de tu incumbencia! ¡Quítate!— Intentó volver a atacar, pero de nuevo fue frenado por el menor —No sabes a quién estás protegiendo ¡Es un monstruo!

—¡Claro que no!— Lo defendió —¡Él lo confesó! ¡Tu reino fue el culpable!

—¡¿Y le vas a creer?! Mató a cientos de personas ¡Y ella estaba allí!— Apuntó al, según él, culpable con la mano libre que le quedaba.

Mark había dicho una gran mentira para encubrirse del daño hecho, y esta era que todo fue una emboscada del Reino donde estaba visitando. Pero pocas personas creyeron su versión. ¿Por qué un reino quisiera destruir su mismo pueblo? No tenía ninguna pizca de sentido.

A pesar de todo, Haechan creía en él, y si declaró que todo fue una trampa lo iba a apoyar, pues conocía a Mark de toda la vida y jama mentiría con una cosa así. ¿Cierto?

El hermano del moreno volvió a su ataque, pero ahora Donghyuck no lo toleró más y de un golpe lo mandó al piso.

>> ¡¿Cómo puedes estar de su lado Haechan?! ¡Soy tu hermano!

Sin embargo, el susodicho no formulaba ninguna palabra más, solo miraba con temor, pues no quería que ninguno de los dos sufriera daño, pero su hermano era demasiado persistente y no pensaba en las consecuencias.

Mark iba a dar un paso pero fue interrumpido por una mirada de advertencia diciéndole que no se entrometa. Y aquella era una de las pocas miradas que Haechan dada con esa expresión, por lo tanto, no tuvo más remedio que ceder a su decisión aunque no creyera que fuera lo mejor.

>> ¡¿Él o yo?!— Exclamó el chico levantándose —¡Escoge Donghyuck!

Su hermano se levantó y soltó la espada para acercarse a Haechan hasta quedar cara a cara. El menor sentía el corazón en el pecho, no podía elegir por más que quisiera. Le estaban colocando a las dos personas más importantes en su vida ¿Por qué le tenía que tocar tomar uno y dejar otro?