Las zorras también lloran.

Capítulo 03. ¡PAPI NO ME HAGAS DAÑO!

Estaba todo obscuro, no se miraba nada más que un pequeño bulto bajo una cama que me resulta familiar. Me acerco con cautela pero de repente se escucha el rechinar de una puerta, volteó pero no logró ver nada, solo sé escuchan los pasos de alguien.

Todo se vuelve obscuro de nuevo y ahora un nuevo escenario se presenta ante mi, ahora en la cama veo hay alguien más allí pero no logró distinguir si es hombre o mujer. Lo próximo que logró ver es a alguien recostado a lado de lo que ahora logró identificar como el cuerpo de una pequeña de unos 12 años pero no se le logra ver la cara y de nuevo todo obscuridad.

El siguiente escenario me deja más que perturbada, un hombre esta arriba del cuerpo de la niña, tapando su boca para que esta no logre gritar, la niña lucha con todas sus fuerzas para que su agresor la suelte pero claro que no es posible debido a que este es mucho más fuerte que ella. El sujeto comienza a tocar cada parte del indefenso cuerpecito de la niña mientras que ella no hace más que llorar y llorar.

Quiero gritar, quiero ayudarla pero por más que intentó mi voz no sale. No puedo ayudarla, no puedo hacer nada más que ponerme a llorar de tanta impotencia y voltear para otro lado cuando el maldito comienza a quitarle la pijama a la niña que cansada de tanto luchar en vano no hace nada para salir de las manos de su agresor.

Hubo un momento de silencio hasta que se comenzaron a escuchar forcejeos, gritos ahogados y llantos de la pequeña. Hasta que de nuevo un nuevo escenario se presentó y en el pude ver a un hombre que estaba dándome la espalda, tenía de la cintura para abajo desnudó mientras que gozaba al quitarle la inocencia a una pobre niña.

De nuevo todo se volvió obscuridad hasta que un gritó rompió el silencio que se creó, abriéndole paso a más sollozos.

-¡PAPI NO ME HAGAS DAÑO!

Los seres humanos estamos destinados a reír, llorar y ser felices. Pero no siempre la felicidad llega a nuestras vidas...