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—¡Que yo quiero escuchar reggaetooon!—me vuelvo a quejar por décima vez y vuelvo a cambiar la música. Alex y yo íbamos en coche por fin de camino a casa y en la mitad de camino que llevábamos, no dejábamos de pelearnos por la música.
—¿De quién es el coche?—pregunta Alex.
—Tuyo—bufo.
—Pues ya esta, escuchamos trap. Deberías dejar de comportarte como una niña pequeña—dice serio.
Le miro indignada con los brazos cruzados y le doy en el cuello.
—¡Serás! Parece mentira que lo digas tú—le grito.
—Pues también es verdad—dice y nos reímos.
—¿Qué te parece si cuándo lleguemos vamos a la playa para despejarnos un poco? La verdad es que con todo lo que ha pasado estamos muy estresados y dentro de nada volvemos a la rutina—digo mientras el no deja de mirar a la carretera.
—Sí, tienes toda la razón enana, cuando lleguemos vamos a dar un paseo. Por cierto, he hablado con David y ha identificado a los hombres y lo raro es que no tienen antecedentes, según me has dicho parecía que sabían lo que hacían—dice mientras piensa.
—Sí, es muy extraño, puede ser que si seguimos investigando encontremos algún tipo de clan o algo parecido donde practiquen tiro y demás, también donde guardan las armas...—digo pensando.
—Si no recuerdo mal, para entrar había que llamar al timbre y que abriesen ¿No? Porque yo veo en la entrada a tres hombres de negro y no les abro la puerta.
—Tienes razón, tiene que haber un topo dentro del instituto, investigaremos eso mañana, ya estamos llegando—digo mientras veo que vamos llegando.
Ya estábamos a la entrada de nuestra querida Santa Mónica, paramos en un semáforo cuando me acordé de algo.
—Oye, ayer vi que mirabas mucho a Myriam eh pillín—le digo mientras le ponía una cara pervertida.
—Mierda...—empezó a reírse.
—Venga dímelooooo—insisto.
—Vaaaaaale, pues la verdad es que sí me pareció muy guapa, me gusta cómo es—dice mientras pisa el acelerador cuándo se pone en verde.
—Pues dile de quedar algún día, eres muy guapo y no te va a decir que no—le intento convencer. Myriam siempre me había dicho que Alex es muy guapo y que le llamaba la atención pero ella era muy tímida.
—¿Tú crees enana?—pregunta inseguro.
—Claro que sí bro, ya verás como no hay problema—termino diciendo y finalmente llegamos a mi casa.
Fuimos a mi habitación para yo poder ponerme más cómoda e ir a la playa a andar. Salimos sobre las siete y estuvimos andando hasta las nueve, sobre esa hora atardece y da mucho gusto andar por la playa y relajarse.
—Mañana tenemos que volver a la rutina—dice Alex mientras seguimos andando.
—Si... la verdad es que no tengo muchas ganas pero bueno, quedan dos trimestres todavía—digo mientras pienso.
—¿Te has dado cuenta de que atraes el peligro?—dice mientras empieza a reírse, y yo le pego un puñetazo en el hombro.
—No es gracioso, todo me pasa a mí—digo mientras hago un puchero y me cruzo de brazos.
—Es brooma enana, siempre te picas por todo—dice y yo le miro indignada y salgo corriendo por la arena.
—¡No no no! ¡Kylie vuelve aquí!—Alex ya me iba pisando los talones y yo había empezado a reírme, lo que provocaba que corriese más lento y el me cogiese por la barriga.
—Como te vuelvas a ir así me enfado contigo—y hace un puchero.
—¿Kylie? No me digas que ya te has vuelto a enfadar—pregunta mientras se asoma a ver mi cara y yo no le contesto.
—Vaaaale, perdóname, que yo te quiero—hsce un puchero y yo no me puedo contener, le doy un beso en la mejilla mientras me río.
—¿Cocinamos tacos para cenar?—le pregunto.
—¡Chiiiiiii!—exclama como un niño pequeño mientras salta.
—Venga, ya hemos andado mucho, vamos a casa—los dos nos damos la vuelta y tomamos rumbo hacia casa.
Ya había terminado la cena y era la tercera vez que gritaba Alex para que viniese a poner la mesa y solo escuchaba otro ¡Ya voy! por su parte. Odiaba cuándo se metía en la habitación con mi hermano para jugar a la play y se pasaban ahí dentro horas jugando mientras se chillaban los malos que eran. Decidí subir a por él y cuándo entre, seguía sin hacerme caso, le cogí de la oreja y le arrastré hasta la cocina.
—¡Ayyyyyy! Vale,vale ya voy, ya pongo la mesa, tú ve a cambiarte—decía dolorido mientras se tocaba la oreja y yo me reía de él.
—A la próxima, al segundo Alex, me haces caso y no te pasará—me sigo riendo de él y voy hacia arriba a cambiarme de ropa para estar cómoda.
Cenamos entre risas con mi hermano y broncas de mis padres porque no parábamos de hablar y ellos no podían ver la tele, aunque siempre se unían a nuestras risas.
—Alex, quédate a dormir, si ya es jueves y mañana también puedes venir a quedarte que sabes que hay sitio siempre para ti y eres como nuestro hijo—dice mi madre y mi padre asiente. Mis padres y sus padres son mejores amigos desde siempre y por eso Alex y yo siempre hemos sido mejores amigos desde pequeños.
—Muchas gracias Karol, mi madre me ha dicho que la llamases hoy porque hace tiempo que no habláis—dijo Alex terminando su cena.
Después de rato hablando Alex y yo decidimos subir arriba para "dormir" y nos pusimos a investigar con los portátiles cosas sobre lo que había pasado en el instituto.
—Deberíamos dormir ya, mañana encontraremos más cosas—le digo mientras me dirijo al baño y me echo algunas mascarillas para la cara.
—Sí...—dice él mientras bosteza.
—Mañana te obligo a que le hables a Myriam, si no, eres hombre muerto—me sigo echando cosas en la cara frente al espejo.
—Pues la verdad es que quiero seguir viviendo así que te haré caso—dice riéndose.
Cuándo ya nos habíamos lavado la cara y los dientes nos fuimos a dormir acurrucados, las dos camas que teníamos, las juntábamos desde pequeños para dormir juntos.
—Buenas noches bro—le digo bostezando y acomodándome.
—Buenas noches sister—me da un beso en la frente y dormimos plácidamente.

𝑃𝑜𝑟 𝑚𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora