Capítulo tres: Mariposa azul.

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Capítulo tres: Mariposa azul.

Desde el jueves que no he sabido nada de Jack.

Es increíble como algunas religiones pueden creer que, cuando morimos, nuestra alma se eleva y, dependiendo si en vida fuimos buenos o malos, nos marchamos hacia el Paraíso Celestial, que es un paraíso en algún lugar místico del cielo.

No es para ofender a alguien, pero creo que es una tremenda estupidez.

Siempre me he preguntado qué hay más allá de la muerte o qué sucederá cuando me muera y esas cosas, pero no es algo que me preocupe a tal grado de comportarme de manera extremadamente religiosa para asegurar mi estadía en el Paraíso Celestial. Creo que debemos disfrutar de nuestra vida sin importarnos a dónde iremos a parar en nuestra muerte.

Salgo de mi casa, todo abrigado por el frío que está ocurriendo ahora, y me dispongo a caminar alrededor del patio delantero porque no tengo ningún otro lugar a donde ir. Supuestamente, los sábados por la tarde suele venir Jack a hacerme compañía o yo voy para su casa, pero no me ha llamado desde nuestra pequeña pelea y tampoco ha vuelto a aparecer por mi ventana. En la escuela, tampoco aparece y comienzo a preocuparme.

Me detengo por unos segundos y contemplo la nieve bajo mis pies, blanca y fría como la piel de Jack. Tengo el impulso de acercar aquella nieve a mi boca, sentir su frialdad, porque así me imagino que se deben sentir los labios de Jack. Fríos pero suaves.

Me recuesto en la nieve y contemplo el cielo. Me imagino cientos de ángeles que vuelan invisibles ante los ojos humanos, como sus alas ayudan al movimiento de las nueves, y se sacuden con gracia y elegancia. Pienso que es ridículo creer en un paraíso repleto de seres voladores y puros, todos buenos y amables. Seres que en vida no la apreciaron para vivir esas aventuras que cualquiera, digno de ir al infierno según la Iglesia, haría con tal de pasar un buen rato.

Debo buscar esas aventuras antes de tener mi lugar en el cielo.

Por alguna razón, recuerdo que leí Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky, y en una parte el protagonista principal, Charlie, dice: «Aceptamos el amor que creemos merecer» No se si es verdad, quizá sí o quizá no, pero en ese entonces me pregunté si aceptaba el amor que Jack me brindaba porque creía merecerme es tipo de amor.   

¿De verdad merezco un romance que no es correspondido?

Comienzo a escuchar pasos que vienen directo hacia donde estoy recostado. No me molesto en incorporarme para ver quién es, no me interesa saberlo. Si es alguien conocido que vino a ver a mi padre, la puerta está enfrente y no hay mucha distancia.

Veo una sombra pasar frente a mis ojos, un ruido seco de un cuerpo cayendo sobre la nieve, y el sonido de un suspiro que dejo salir fuertemente de la prisión de mi boca ayudan a entretener el momento que, por alguna razón, se convirtió en incomodo.

—Hola —me saluda Jack. No puedo explicar la sensación de felicidad que siento al volver a escuchar su voz.

—Hola —digo y sonrío.

Giro la cabeza y me encuentro con el perfecto rostro de Jack. Tiene la piel de sus mejillas más rosadita que normalmente suelen estar. Sus ojos no me miran a mí, sino que miran algún punto del cielo, como si estuviera buscando algo en especial allí arriba. Tengo la gran necesidad de preguntarle dónde estuvo todo este tiempo, pero temo que se vuelva a enojar.

—¿Qué estás haciendo aquí afuera? —me pregunta. Gira su cara y quedamos viéndonos directamente a los ojos. Sus ojos son irresistibles para mí… y para cualquier persona.

—Solo quería aire fresco —respondo. La verdad es que no sé qué hago aquí afuera.

—Pues, vas a enfriarte demasiado y te vas a enfermar.

Ciudades de mentira [Frostcupp/Hijack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora