Serie de One Shots en los cuales, al menos uno de la pareja, será transformado en mujer.
Diferentes parejas.
No están relacionados.
Obviamente, esto es un genderbend.
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Título: Mírame, Señor.
Pareja: ChanBaek
Resumen:Baek Hee lleva muchos meses soltera y, como tal, en sequía. Gracias al plan de su nueva amiga, Luhan, decide seducir al técnico que va a venir a arreglar su lavadora, solo si es atractivo. Por suerte para Byun Baek Hee, ese técnico es Park Chanyeol, un hombre soltero, atractivo y con un carisma sexual impresionante.
Palabras: 2.4k
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Maquillaje suave, en tonos pastel para resaltar su rostro lindo y bonito, que parezca natural y sin pasarse, listo.
Pelo recién lavado, secado y alisado, listo.
Uñas recién pintadas del mismo tono que su pintalabios, así queda bonita y conjuntada, también listo.
Sudadera ancha, femenina, pero grande, que le queda como un corto vestido, que tapa incluso sus manos, y la hace verse todavía más adorable de lo que ya es al natural, listísimo.
Tanga fácil de quitar como única ropa interior, por si tiene suerte, todavía más que listo.
—Sí... —susurra Baek Hee, mirándose al espejo con una sonrisa llena de confianza en sí misma —. Estoy totalmente preparada para seducir incluso al diablo. —se dice, satisfecha con su apariencia —. No se me podrá resistir. Solo rezo para que sea guapo y no lleve anillo en el dedo. Con casados no, gracias, y con viejos tampoco.
De verdad desea tener mucha suerte, porque está muy necesitada, tanto que ha accedido al loco plan de Luhan, una reciente amiga que ha hecho, para acabar seduciendo al técnico de la lavadora, sea quién sea ese hombre.
Un polvo de una sola vez... Baek Hee no suele hacer eso muy a menudo, la verdad, así que, aunque no lo parezca por su exceso de confianza, está algo nerviosa. ¿Y si no sale bien? ¿Y si queda como una desesperada? ¿Y si no consigue lo que quiere? Son demasiadas dudas, muchas cosas podrían salir mal. Ya está rezándole a quién esté allí arriba qué, si es posible, le salga bien, se lleve un buen revolcón que le quite las telarañas por un tiempo, y ya está. No pide mucho más.
El timbre de la puerta suena, indicándole que el hombre, el posible afortunado de probar su cuerpo hoy, acaba de llegar. Ella suspira, muy nerviosa, y se dice que, pase lo que pase, saldrá bien. Debe confiar en sí misma.
Antes de hacer cualquier cosa, se pone de puntillas y observa por la mirilla de la puerta, pues desea ver qué clase de hombre llega. Se encuentra con un chico que quita el aliento con solo verlo; un hermoso espécimen masculino por el cual sí se arriesgaría.
—Tengo suerte... —murmura, con una dulce sonrisa —. ¡Ya voy! —exclama mientras se quita el tanga y lo esconde en alguna parte de la casa.
Bajo la sudadera que casi puede simular ser un vestido, ya no hay absolutamente nada, ni tanga ni sostén – el cual nunca estuvo desde un inicio –. Todavía tapa sus partes íntimas, pero si se agachase o se pusiera en cuatro, se le vería todo.
