Capitulo VII

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El techo que tenía en frente mía me era familiar, habría dado por sentado que me encontraba en mi casa de la aldea pero sabía dentro de mi cabeza que no me encontraba físicamente en mi aldea. Gire la vista mirando alrededor, todo era igual a mi habitación rural pero no quise llegar a ninguna conclusión, quería ver que sucedía. Me notaba muy ligero pero la cabeza me retumbaba sin parar como si a una pelota de baloncesto la hicieran botar sin parar contra el suelo. Cruze el pasillo que daba al comedor y a la cocina, todo estaba normal, la casa de la aldea que tanto añoraba, la estaba viendo por fin de nuevo, sentí como de mis ojos brotaban lágrimas pero no eran reales. En las extremos de mi zona de visión, notaba una neblina blanca que cada vez se agrandada más y más. Me sentía alterado sin saber porque. Aguardaba a que calmara todo pero esto aumentaba más. La neblina empezó a expandirse hasta dejarme casi sin visión. Cuando me di cuenta de que ya no era real nada, sino un sueño que me había llevado a mi casa, algo en mi interior me indicó que fuera a abrir la puerta de la entrada. Cuando me acerque, gire la cerradura y abrí, de pronto sentí como algo me succionaba para afuera de mi casa como si una gran fuerza me cogiera y yo no pudiera oponerme ni lo más mínimo. Una vez que todo se quedó en blanco, me desperté del sueño (o más bien de la pesadilla).
Abrí los ojos fugazmente y levante medio cuerpo, dejándome sentado en cama. Me seguía encontrando en la habitación de la estructura, lugar donde poblaban mis peores pesadillas. Aguarde unos instantes hasta que me incorpore. Mire el reloj; este daba las 6:30 am. Volví a acostarme para ver si podía de nuevo volver a dormir, pero sabía que no iba a volver a pegar ojo. Por lo que me levante, cogí un libro y me senté en el borde de la cama con la intención de leerlo. Llevaba ya varias páginas cuando me tope con una página en blanco que no venía a cuento. Me pregunte porque había una página en blanco en medio de un libro. ¿Quizás algún conjuro para tapar lo que hay en esa página? ¿Escondería algún conjuro que pudiera destruir el mundo? Fueron dudas que me asaltaron al momento pero que descarte casi al instante. No sabía si atreverme a investigar o dejar las cosas tal cual. Lo más sensato sería dejar las cosas como están, por lo que seguí leyendo las siguientes páginas del libro.
—Debería de comentarle lo de la página en blanco a diego—pensé—tal vez el sepa algo sobre esto.
Cuando me quise dar cuenta, ya eran las 8 de la mañana. Y dentro de una hora empezarían las clases matutinas en la estructura. Estas clases repartían las horas de dos en dos. De 9 a 11 de la mañana. Desde las 11 hasta las 12 habría descanso y volverían a retomar las clases a las 12 hasta las 14h. Cuatro horas de dos horas intensas para los alumnos. En cambio para mi sería desde las 11 hasta las 12; una hora de teoría para ir poco a poco.

Cuando me visto y me ató los zapatos para estar calzado salgo de mi habitación para ir a la cafetería. Las puertas del ascensor me dejan justo donde pido, accedo a la cafetería donde veo a Diego en una de las mesas, totalmente solo y teniendo a su lado un vaso de algo, seguramente sería de café. No tardo en llegar a su lado y sentarme en la silla que daba al frente suya.
—Oye, Diego—llamé tímidamente, pero no contestó ni se percató de mi—.¿Hola? ¿Diego?
Cuando por fin se dio cuenta de mi presencia, sus ojos se giraron a los míos. Ese momento me estremeció. Parecía como si fuera atacar pero yo sabía que no.
—Dime, ¿Que tal lo llevas, Pedro? —dijo secamente a lo que yo le respondí—Pues no se, no tengo idea de nada y me gustaría que me saliera de una vez la magia en mí.
Pedro se quedó mirándome pero pronto volvió a su mundo. Yo me levante tras ver que otra vez volvía a pasar de mi cara para ir a pedir el desayuno que cinco minutos después esta preparado y me lo traen a la mesa.
—Gracias—le agradezco al quien me atiende y el me ofrece su sonrisa.
Desayuno en silencio mientras observo a Diego como esta totalmente absorbido en si mismo y como sigue su café enfriandose.
No sabía porque pero esto me empezaba a disgustar. Tuve que repetir varias veces que se le pasará y volverá a como era días atrás. Cuando termino de desayunar me levanto del asiento despacio intentando no hacer ruido para no molestar a Diego. Volvi a dejar la bandeja a la pila para limpiar y salgo de la cafetería sin despedirme del felino.
En todo el dia estuve totalmente desanimado y sin nadie con quien llegar a hablar un rato. Sabía lo que ocurría y porque se comportaba Diego así. Pero yo era aquí el último en llegar y no me encontraba tan enfrascado por lo que ocurrirá dentro de pocos días. Al final del día acabe terminando los libros que me prestó el felino aprendiendo didacticamente los hechizos. Aunque intentara varios, ninguno me salió. Volví a meditar, sentarme en modo Zen y concertrarme.
Llevaba ya varios intentos fallidos, pero quería seguir hasta poder aprender de mi mismo como conseguir lo que quiero. Ate cabos con todo lo aprendido y en el último intento conseguí una chispa. Solamente eso me bastó para sentirme que estaba consiguiendo avanzar. Me alegre tanto que quise gritar tanto como nunca. Salí corriendo del cuarto para ir a hablar con Michel, pero no se encontraba en su habitación. Cerré la puerta y regrese al cuarto apenado de no poder comentarle lo que había avanzado, aunque fuera una tontería de nada. 

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2020 ⏰

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Trewion: El Poder De AshunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora