Envidia - Madara

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"En los siete manantiales, se refleja la persona amada... Pero lo que ahora refleja es una imagen muy distinta, tanto que ya no es de esa persona..."


En una esquina de Enbizaka hay un gran taller en el cual trabaja un hermoso y talentoso joven llamado Uchiha Madara. Él es un joven talentoso de buena posición y gran habilidad. Un hermoso joven del cual todos hablaban. Pero a pesar de eso poseía una única preocupación y era que su amado nunca le venía a ver.

—A pesar de que me tiene nunca viene... Desgraciado Hashirama... —maldijo Madara mientras terminaba una tanda de pedidos de Kimonos. Estaba realmente furioso, Hashirama siempre pasaba por allí, pero nunca le venía a ver. Su amado era alguien muy desconsiderado.

Hashirama jamás reconocía el esfuerzo de Madara, simplemente le pagaba con infidelidad. Ante la rabia por solo recordar que su enamorado le era infiel, Madara tomaba con ansiedad las tijeras para seguir su trabajo.

—Mi padre repetía todo el tiempo... "Mientras más filo tengan, mejor cortarán" ...

El vecindario como siempre es normal, un bello lugar para habitar. Esa mañana de ese día en particular Madara tuvo que salir en busca de telas para terminar la confección de un kimono y en su andar logró divisar a Hashirama caminando junto a un hombre. Quedó completamente helado al ver como Hashirama reía junto a ese hombre...

—¿Me está siendo infiel con un hombre que parece mayor? —susurró Madaraa sí mismo viendo con asombro la escena que se estaba dando. El hombre vestía un hermoso kimono color carmín, tenía hermosos decorados blancos como si fuesen flores en las mangas y al final. No solo eso, el hombre parecía de muy buen parecer con Hashirama—. Oh... Le gusta el carmín... —susurró Madara con dolor nuevamente para sí mismo, dándose la vuelta y comenzando a alejarse de la escena.

Le dolía por completo ver como Hashirama le regalaba una sonrisa a otra persona. ¿Qué tenía un hombre mayor que él no poseía? ¿Experiencia? ¿O acaso era el hermoso kimono?

Las horas pasaban, Madara se encontraba confeccionando un vestido mientras esperaba la llegada de Hashirama, pero lo que recibió fue algo mejor. Recibió un nuevo cliente quien era aquel hombre que había acompañado a Hashirama en la mañana.

—Buenas tardes. —Madara logró escuchar el saludo del cliente, viendo que poseía en las manos una tela de color verde en manos.
—Buenas tardes, estimado cliente, ¿Qué puedo ofrecerle? —saludó Madara con cortesía y ofreció.
—Quería pedir si podría ajustar este kimono para mi propia talla.
—Claro, solo avíseme si mis tijeras lo llegan a dañar —Madara soltó con un deje de chiste aquellas palabras mientras abría y cerraba sus tijeras.

Con el pasar de las horas y terminar su trabajo ya podía seguir su propio plan y era terminar su nuevo kimono. Ahora confeccionaba un kimono carmín con detalles de flores blancas en aquel maniquí. A pesar de que se sentía un poco orgulloso por obtener aquel precioso kimono, sus ojos no podían parar de derrochar aquellas lágrimas.

En el siguiente día el vecindario parecía completamente alborotado, parecía que habían asesinado a un hombre el cual fue encontrado sin sus prendas de vestir.
Madara había salido como siempre en busca de telas y en su andar logró divisar a Hashirama quien parecía estar cabizbajo. Sonrió al ver a su amado hasta que se percató que había alguien a su lado. Conocía un poco a ese joven, era categorizado como el más bello del vecindario.

El albino de rasgos finos parecía tratar de consolar a Hashirama. Portaba un hermoso Obi azul Francia, un azul bastante brillante. Este nuevo amante de Hashirama parecía tener una edad exacta o cercana a la de Madara.

Seven Crimes and PunishmentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora