Ya son tres veces las que ha ido a visitarlo durante la semana. El resto del tiempo se lo pasa haciendo compañía a su hermana. No se le ocurre otra cosa que hacer, es la única estrategia que ha hallado para mantenerse lejos de sus tentaciones.
El día que Félix murió, ella anunció que estaba embarazada. Una vida a cambio de otra. O al menos eso quiere creer. Es consciente de que podría haber sido él el que estuviera ocupando ahora su lugar. Enterrado dentro de un lánguido y sombrío ataúd. Se pasó tantos años cautivado por sus preocupaciones, la gente que lo rodeaba y aquello que necesitaba para sentirse mejor que llegó a sentirse immortal.
<<Solo queremos ayudarte>>.
<<Deberías ir a un psicólogo>>.
<<Ya no sabemos qué más podemos hacer, nada es efectivo contigo>>.
<<Un día te darás un gran palo y será la única forma con la que lograrás salir de esta mierda>>.
Las frases estrella de sus padres se presentaban de vez en cuando en su mente. A día de hoy, ya no se hablaba con ninguno de los dos. Todavía no está seguro de si hicieron las cosas bien, de si tenían razón, pero lo que sí es cierto es que se dio más de un palo. Necesitó más de uno para lograr que la palabra <<Basta>> saliera de su boca.
Una mariposa se posa sobre la tumba, hecho que le otorga sensación de soledad, nunca se le ha ocurrido traerle unas flores, así que coge las de la tumba que tiene al lado y las coloca sobre la de Félix; pero su gesto no pasa desapercibido.
—¿Se puede saber qué haces quitándole las rosas a mi abuelo? —le riñe un chico a sus espaldas.
Se gira y lo reconoce al instante, su hermana y su pareja hablan mucho sobre sus alumnos. Mauro Martín es un chico muy característico, con esos rizos lo reconocería en cualquier lugar.
—Una muestra de solidaridad, hay que compartir y reutilizar —responde como si nada.
—Más bien una falta de respeto, diría yo —espeta Mauro, recolocando las rosas en su verdadero lugar.
—Oye, no te enfades, no es un buen sitio para hacerlo. Enfadarse, digo, no otra cosa. Aunque si quieres podríamos probarlo, seguro que da mucho morbo.
—Eres un idiota —dice Mauro, harto y sin una pizca de humor—. Tampoco es un sitio para hacer bromas —da media vuelta hacia la salida, pero él lo sigue.
—Lo siento, ¿vale? —se disculpa, situándose delante de él—. La vida es demasiado corta para tener malos rollos. Y este es el sitio más idóneo para darnos cuenta de lo efímera que será nuestra existencia —Mauro se queda callado y adopta una pose más relajada—. Me llamo Elliot.
—Yo Mauro —contesta, aceptando su encaje de manos.
—Siento lo de tu abuelo.
—Y yo lo de tu...
—Amigo, lo de mi mejor amigo —completa Elliot.
Ambos respiran pausadamente, tragando el aire fúnebre que caracteriza este lugar. Mauro mira su reloj y se percata de lo tarde que se le ha hecho.
—Tengo que irme a la universidad. Ha sido un placer, supongo.
—¿Qué carrera estudias? —lo intercepta Elliot, no quiere que se vaya tan pronto.
—Periodismo en la Pompeu Fabra.
—¿De verdad? Qué casualidad, yo Traducción e Interpretación. Estudiamos en el mismo campus —improvisa. Mentir es su fuerte.
—Pues nunca te he visto —reflexiona Mauro.
—Es que no voy mucho a clase.
—Tengo un poco de prisa, ya nos veremos por ahí si eso.
El chico de rizos se despide con la mano y emprende su carrera hacia la facultad. Elliot vuelve hacia su casa pensando en visitar mañana el campus del Poblenou. Necesita volver a verlo.
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Reconstrucción
Подростковая литератураManuel y sus amigos empiezan el primer año de universidad, mientras que sus compañeros de cursos inferiores siguen en el instituto La Élite. ¿Cómo habrán cambiado sus vidas desde "la batalla de la Élite? ¿Qué nuevas historias surgirán? ¿Qué otras s...