Capítulo 13

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Severus se encontraba en su hotel escribiendo una carta a Luna, luego que volviera a ser adulto y tratar de buscar la manera de hablar con Hermione, la rubia se le acercó y habló con el de los momentos que pasaron juntos y eso llevó a que poco a poco se fueran volviendo más cercanos hasta volverse amigos, era una de las primeras amistades que había conseguido y que eran sinceras. Le dijo que cuando encontrara a Hermione le avisaría por carta para que le diera aviso a Potter, quien la había buscado por cinco largos años por lo que había tenido un trato más cordial con él.

Se encontraba tranquilo, aunque aún se sentía confundido porque tenía antiguos y nuevos recuerdos sobre su juventud, sentía que había vuelto, solo necesitaba aceptar sus sentimientos hacia Hermione para que pudiera recordar todo. La verdad es que la había buscado desesperadamente por cinco años porque por algún motivo en su interior sentía que ella era la felicidad que anhelaba por años y aunque su sorpresa fue grande al enterarse que tenía un hijo, se sentía completamente feliz.

Terminó de escribir la carta y la colocó en el sobre a un lado, se sentía tranquilo. Claro que se hubiese sentido mejor durmiendo a lado de ella, pero no quería presionarla y mucho menos insistir con aquello a su pequeño hijo, que deseaba que se adaptase a la situación. Su situación sí que era rara, jamás pensó que le atraería la insufrible sabelotodo, pero tenía muchas cosas en común con ella.

Para cuando se paró de su asiento, la mañana ya había transcurrido, a través de su ventana se podía apreciar la pequeña plaza del pueblo y el mercadito armado improvisadamente aquel día. Se veía que todo era muy tranquilo, su corazón se paralizó al ver una melena castaña rebelde comprando en el stand de verduras, sonrió. Cogió su saco y se apresuró para poder alcanzarla.

Hermione se encontraba escogiendo unos tomates en el pequeño puesto dónde siempre compraba sus verduras, muy feliz porque Severus iba a cenar con ella esa noche.

— Se ve muy radiante el día de hoy señorita. —le habló amablemente un joven de más o menos su edad.

— Radiante se va a sentir cuando mi puño caiga sobre su rostro. —una voz gruesa paralizó todo.

Una corriente eléctrica recorrió su columna al escucharlo, provocando un cosquilleo en su interior.

— Vámonos. —habló serio mientras le agarraba la muñeca.

— Pero aún no he terminado de comprar.

— Pues comprarás en otro lado. —siguió su camino arrastrándola. Se veía molesto.

Ella sorprendida por lo que acababa de pasar lo siguió en silencio hasta que se decidiera parar, solo lo hizo cuando llegaron a las afueras del pueblo junto al camino que llevaba a la casa de Hermione.

Él se hallaba molesto, tratando de controlar su respiración y no desfogar su ira con ella, aunque no sabía con exactitud por qué se sentía tan enojado. Pero ver a ese joven rubio coquetear a la mujer que amaba, hizo que su sangre hirviera.

— ¿Todo bien? —habló al ver que él tenía una lucha interna.

No respondió nada, solo volteó a verla y al notar que ella lo miraba con una sonrisa tierna, sus defensas bajaron por completo, jamás hubiese creído que ella fuese tan hermosa, sus pecas que le adornaban sus mejillas la hacían ver mucho más bella de lo que ya era, por lo que no pudo más y se acercó lentamente a ella. Sostuvo con sus manos su delicado rostro y la besó dulcemente. Su corazón se aceleró como nunca, sus labios jamás habían tocado algo tan suave, pero lo que le sorprendió fue que ella le correspondiese el beso también, como si lo hubiese estado esperando por mucho tiempo.

Recordando el pasadoWhere stories live. Discover now