Únicos | Vicente Zambada |

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Dos vidas, edades, formas de crianza, valores inculcados, modales enseñados, objetivos y metas en la vida, obstáculos y molestias muy diferentes. Todo en Vicente y Gina, si eran comparados, eran muy diferentes. Sin embargo, eso no impedía que estuvieran destinados a conocerse.

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—¿Qué le interesa en mí? Nadie hace tanto por una desconocida sin querer algo a cambio. De ante mano quiero aclararle que no soy ningún tipo de prostituta o...

—Un hijo.—Me interrumpió abruptamente sin quitar su penetrante mirada de encima mío, recorriendo mi cuerpo y analizando mi reacción. Llevó el vaso de whisky a su boca y se acomodó mejor en el sofá.

—¿Disculpe?

—Me comprometo a darte la vida que cualquier persona se merece. Te ayudo a que comiences una carrera universitaria, la que tu elijas, un trabajo seguro, un pequeño sueldo que te ayudará a que consientas tus deseos mientras tanto que me des un hijo. Luego tu te desapareces de mi vida, de la de mi esposa y mi bebé, pero tendrás tu futuro asegurado.

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—¡Es una niña Vicente! ¡No puedes hacerle esto a Regina!

—Yo no la estoy obligando a nada Serafín, ella sola aceptó esto y asumió correr los riesgos.

—Lo aceptó porque no tenía otra escapatoria, otra alternativa. No puedes abusarte así de ella.

—¿Por qué la cuidas tanto Serafín? Ella es una mujer, sabe lo que hace.

—¡Es una mujer porque tu la convertiste en una Vicente! Ella era una niña hasta que se topó contigo, tu te encargaste de cambiar todo en ella y sólo por tu avaricia.

—¿Querer formar una familia es avaricia?—Vicente miró dolido a su hermano, cansado de que nadie comprendiera el dolor que cargaba desde hacía años, y claro, nadie que no tuviera que sobrellevar esa situación lo comprendería.

—Querer eso no, hacerlo sobre el esfuerzo, ilusiones y buena intenciones de una adolescente sí.

—¿Y tu por qué la defiendes tanto? Si ella llegó a mi vida fue por tu culpa. ¿O ya te olvidaste lo que le hiciste aquella noche?

Serafín no pudo hacer nada más que negar, frustrado de no poder hacer entrar en razón a su hermano, no pudiendo aceptar que alguien estuviera tan obstinada como su cuñada por conseguir algo que llegara al punto de no interesarle abusarse de las necesidad de otra persona y también sintiéndose culpable por no poder hacer algo por Regina.

—¿Sabes qué? Haz lo que quieras, pero ten siempre presente que te estás aprovechando de una jovencita inocente y todo por tu pinche superficialidad.

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—¿Gina? ¿Hija? —Sentí como la mano de Vicente se alejó rápidamente de mi espalda baja. Con miedo me giré dejando de lado la ropa de bebé.—¡¿Qué es esa barriga mija?! ¡¿Qué hiciste?!

—Mamá...

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—Ojalá y después de todo esto sólo sea un mal recuerdo con un buen final, Vicente. Sino pobre de ti en que Gina no pueda salir de esto. La culpa te va a carcomer día y noche, los pensamientos no te van a dejar dormir y vas a desear haberme hecho caso, pero para cuando te arrepientas va a ser demasiado tarde.

—Serafín no me digas eso...

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Por ahora son pequeños fragmentos que van a ir ocurriendo en esta historia. Muy pronto va a estar el primer cap.

 ¿Tienen alguna teoría mientras?

No se olviden de votar, comentar, usar tapabocas y lavarse bien las manos.

-Egoxentrixa.