Un Heroe

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Las noches pasaron y desde entonces la diosa no había vuelto aparecer ante el mortal. Orión la espero cada noche, miraba las estrellas y paseaba por las praderas melancólicamente. Yo no creía que Orión albergara los mismos sentimientos que Artemisa hacia él, ya que, Orión era del tipo de hombre que solo una pasión ocupa su vida, para algunos es el dinero, para otros es la guerra, para él era la caza.

En el Olimpo en aquellos momentos se vivía cierta conmoción que mantenía a Artemisa alejada del reino mortal. Pensé que no la vería en la tierra en mucho tiempo, pero, un día de sorpresa me la encontré afilando una daga.

   — Diosa, que sorpresa encontrarla aquí. Pensé que los asuntos en el Olimpo la tendrían ocupada por mas tiempo. Pero veo que prepara sus armas ¿acaso cazará hoy?. — pregunté

   — No había mas que hacer con aquel asunto, y las armas no son para cazar, son para matar a Orión. ¿lo haz visto por el sitio o navegó y se perdió de nuevo?.

Artemisa actúa por impulso, no piensa mucho en las consecuencias, no debe, es una diosa olímpica. Sus ataques de furia son vistos como una divertida anécdota. Pero yo no quería que esta historia acabara aquí, sentí, que tenía mucho mas que dar, entonces traté de persuadirla y que aceptara esos sentimientos.

   — No, el sigue aquí y la espera  pacientemente cada noche, mi diosa. Si no es mucha indiscreción de mi parte ¿Qué hizo el mortal para merecer la muerte?. En la noche se ha comportado bien ¿acaso a la luz del día quebrantó alguna de sus reglas?

   — Nada de eso. Me desaceré de él antes que esto crezca y se haga mas grande.

   — ¿Qué, mi diosa? — pregunté maliciosamente, ya sabía la respuesta. Ella ya se había dado cuenta.

   — Tu ya lo sabes Selene, el me gusta. Tengo responsabilidades que cumplir y no puedo, — calló por un momento y dejó de afilar el arma.

   — El amor es horrible, — continuó— ningún dios nunca ha amado de la forma correcta a alguien y menos a un mortal. Lo que he visto estos últimos  días solo me lo confirma.

   — Eso no es cierto, yo amo a un mortal y lo amo correctamente, nos llevamos bien, incluso nuestra relación es abierta, claro solo de mi lado. El no puede hacer mucho en la condición que se encuentra.

No le agradó mi ejemplo, me miró de tal forma que si no fuera por mi inmortalidad me hubiera matado. Tenía que buscar un mejor ejemplo y me acordé de Atenea.

   — Diosa, — continué — la decisión que esta tomando tal vez no sea la correcta, se que esta confundida, nunca ha sentido algo así antes y se siente amenazada por estos nuevos sentimientos. El amor bien llevado construye. Prueba de esto es una diosa, virgen como usted, que también ama a un mortal.  

   — ¿Quién? — preguntó consternada

   — Atenea, ella ama a Odiseo. Al igual que usted encontró en Orión la representación de la salvaje naturaleza, ella encontró en Odiseo la representación de la inteligencia y la astucia. Es por ello que es su protegido. Crear héroes enaltecen a los dioses a los ojos de los humanos. Por qué mejor usted no ayuda a Orión de la misma forma. Enfoque toda esa energía reprimida. Por Gea, matarlo seria la peor forma de resolución de un conflicto.

   — Mi propio héroe. Levantarían muchos templos en mi honor si lo lograra — quedó pensativa por un momento. Solo necesitaba una excusa para no matarlo, una en la que justificara ante todos, y sobre todo ante ella,  la convivencia con el mortal. Miró al cielo y observó mi colección de historias. 

   — Lo haré — dijo repentinamente — aparte, creo que no sería capaz de matarlo. ¿crees que Hestia sepa lo de Atenea y Odiseo?.

   — Lo mas seguro es que si, pero, Hestia es muy pacifica como para hacer escándalo por ello.

Fue a encontrarse con el mortal quien se encontraba a la luz de una fogata reparando su desgastada lanza. Cuando Artemisa apareció ante él, no le dejo pronunciar ni una sola palabra.

   — Calla mortal, hoy tengo mucho que decir. Hoy es tu día de suerte, he decidido  convertirte en un héroe. Tus dones de la caza han hecho que te ganes mi simpatía. Con mi ayuda tu nombre pasará a la historia, ganarás guerras y gobernarás a los mortales.

   — Pero, mi señora. Yo no soy un guerrero ni un rey, soy solo un cazador

   — Eso no importa. Tu destino será la grandeza.

   — ¿Las moiras le dijeron eso?

   — No, pero tengo una corazonada. Primero debemos recuperar tu honor, encontraremos al rey que no te pagó y lo matarás. Dime qué es lo que te debe.

   — No es que, es un quien, me debe la mano de su hija la princesa Merope. Yo me enamoré de ella a primera vista, de lejos, cuando recién llegué a su reino y fui directo con el rey para hacer un trato por ella.

   — ¿Así que, estás enamorado?. Como sea, no importa, te conseguiré a tu princesa y te volveré un héroe como dije. Serás uno de los buenos y yo me aseguraré que no acabes loco y matando a tu esposa e hijos.

   — Diosa, no tengo como agradecerle — el joven se abalanzó para abrazarla y ella lo alejó con un golpe en la cara. El pobre Orión calló al piso como un costal.

Artemisa y Orión - Fanfic de Lore Olympus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora