Artemisa y Orión - Fanfic de Lore Olympus

La confesión

Artemisa gracias a mi ayuda encontró a Orión, el joven se encontraba en la orilla de la playa preparando su pequeña embarcación. Al verlo Artemisa sintió un alivio que jamás había experimentado antes. Después surgieron en ella miles de miedos, el mas próximo era  que antes de llegar a él, una ola gigantesca se lo llevara.
—    ¡Orión! — gritó la diosa.
Al ver a Artemisa el mortal dibujó una sonrisa en su cara, sus ojos se llenaron de brillo, después, volteó de nuevo a su barco y continuó con lo que estaba haciendo. Cuando Artemisa se puso al lado de él, Orión no le dirigió la mirada
—    Diosa, — dijo Orión — me preparo lo mas rápido que puedo para marcharme de aquí. Mi plan es ir a Egipto, solo espere a que acabe de preparar mi barco. Ni siquiera esperaré que sea de noche otra vez para irme. Aceptaré el destino que se me tenga.
—     No Orión, este no es el momento de irte. Eos sabe de ti y ella junto con Zeus y Gea han decidido matarte. Todo es mi culpa, hable por ti, le dije a Eos que no volverías a su lado, que no eres de su propiedad. Mis palabras provocaron tu sentencia
—    Tiene razón mi diosa — el joven miraba de frente a Artemisa — no le pertenezco a Eos, le pertenezco a usted. Ahora que la tengo de frente por fin puedo decirlo. La amo y no como un mortal ama a su dios, sino, como un hombre ama a una mujer. Este sentimiento existe desde el primer segundo que la vi y fue creciendo mas cada día. No es lo mismo que sentí con Merope. Lo que siento por usted es demasiado fuerte. Cada vez que la veo siento un vacío en el estomago, mi corazón late tan rápido que siento que se me saldrá del pecho. Cuando no esta conmigo me siento enfermo. A veces pienso qué tal vez Eros me flechó y me hizo sentir esto para castigarme.
—    Eros no hizo nada, esto te lo hiciste tu solo. O tal vez nos lo hizo a ambos, tendré que preguntarle
—    Diosa
Los dos empezaron a reír hasta las lagrimas. Por un momento pensé que se habían vuelto locos, un par de lunáticos. Artemisa se repuso primero y empezó a recoger las cosas de Orión que se encontraban en el bote.
—    Te protegeré — dijo Artemisa — con todas mis fuerzas y el tiempo que sea necesario, para poder  mantenerte vivo. Tengo un plan, para ello debemos de ir al santuario de mi hermano en Delfos. Él te dará refugio mientras busco a quien podría ayudarnos.
—    ¿Qué tipo de peligros nos esperan? — preguntó Orión
—    En el mar ninguno si es que le sigues agradando a Poseidón. En la tierra demasiados desde terremotos a huracanes, desde grandes bestias a pequeñas criaturas ponzoñosas. Lucharé con cada una de ellas.
—    Lucharemos, mi diosa. Desde hoy no peleará ninguna batalla sola. Quiero vivir mas tiempo, el mas que pueda, para estar junto a usted.
—    Entonces — dijo Artemisa sonriendo — ya no hay que temerle al día, es mas que Eos vea lo bien que nos vemos juntos. Vayamos a la costa.
—    Pero, si nos encontramos en ella.
—    Si zarpamos desde aquí tendremos que rodear para llegar a Delfos. Si vamos a la otra costa y zarpamos de allí llegaremos más rápido. Vamos, al medio día estaremos embarcando, allá conseguiremos otro barco.
—    ¿Recuerda cuando le dije que era un mal navegante?
—    Si, ahora me doy cuenta que no mentías.