Una vez mientras estaba en la cocina cortando un pepino decidí que sería genial ponerme a cantar, busqué un micrófono y canté como nunca, tanto que pensé que había encontrado el equilibrio entre el bien y el mal. Al cabo de un rato la policía tocó a mi puerta diciendo que estaba perturbando el orden. Me pusieron en una celda junto a un pingüino, nos moriamos de calor y estábamos enojados. Decidí cambiar al pinguino por un poco d dinero y así pusimos un aire acondicionado.
María Silvia
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Historias absurdas para entretener cuerdos
HumorRecopilación de historias breves y relatos fruto de un experimento o terapia del absurdo. Se pueden sorprender con el resultado. Todas son fruto del azar. En las imágenes encontrarán la secuencia a seguir. Los participantes de este experimento forma...