Capítulo 35.

701 75 55
                                    

Fusión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fusión.

Narrador Universal.

Las cosas cambian, y tienes que aprender a vivir con dolores que siempre guardaras en tu corazón. Tendrás que sonreír cuando no quieras hacerlo para estar bien para el resto.

-- ¿Entonces vivirás de nuevo allá? --Habló Diego mirando a su rizado amigo, quien guardaba todo en una maleta sin girarse siquiera a verlo.

-- Ya te dije que sí. --Contestó seco, el contrario hizo una mueca leve mientras suspiraba, rendido desvió su mirada rascando su nuca.

-- ¿Por qué..? --Se detuvo para reír leve, sin una pizca de gracia se giro a verlo sonriendo.

-- Porque no soporto escucharlos coger.

-- ¿Estás..?

-- ¡No, ni siquiera digas que estoy celoso! Maldita sea Diego, no es cómodo escucharlos coger como malditos conejos. --Volvió a la maleta guardando todas las prendas rápido, cerrando cuando terminó.-- No quiero estar aquí más tiempo, gracias por ser tan.. Amables conmigo.

-- Al menos déjame llevarte a casa..

-- Bien.. --Musitó desviando su vista incómodo, después de aquel día todo se había arruinado, la habían cagado.

En cuanto todo estuvo listo con su ayuda bajaron las cosas para subirlas al auto, Renata abrazó al rizado para despedirse.

-- Puedes visitarnos cuando quieras.

-- Sí, lo tendré en cuenta. --Le sonrió ligeramente para subirse al coche, Diego besó los labios de su novia con una sonrisa antes de subirse y conducir, el trayecto a casa era silencioso e incómodo para ambos.

-- ¿Qué pasó Emilio..? --Murmuró el pseudo asiático rompiendo el silencio que antes estaba atormentandoles.

-- No entindo a qué te refieres..

-- Lo sabes Emilio, ¿qué pasó ese día? ¿Por qué haz cambiado..? --El anteriormente mencionado soltó una carcajada mientras acariciaba su vientre.

-- La pregunta debería ser para ti.. ¿Por qué después de lo que pasó tratas de fingir que no ocurrió?

-- Eso.. Eso fue un error Emilio, te dije que lo olvidaría. Tú y yo sabemos que.-

-- ¡No, no sabemos! --Interrumpió gruñendo, Diego en seguida buscó tomar su mano para relajarlo, la otra sujestaba el volante. El Marcos en seguida aparto de manera brusca su mano.-- No sabemos porque no hemos hecho nada, pero está bien. No me interesa, no me interesas. No te necesito y jamás lo hice, ¿de qué me enteré? Que Joaquín me mintió. No éramos destinados, ¡pero no es importante, puedes llegar a tu maldita casa y cogerte a Renata como si.! --No se dio cuenta de que el auto había parado, estaban fuera de la casa que pagó junto al Bondoni, y ahora los labios de Valdés estaban contra los suyos, moviéndose de manera lenta y suave esperando una respuesta de los contrarios. Emilio un tanto sorprendido ya aturdido por lo repetina que fue la acción se mantuvo quieto, cerró sus ojos relajándose para corresponder el beso gustoso.

En ese momento nadie más era relevante, solamente ellos dos. Lo que los rodeaba no importaba, sólo estaban allí, en el auto estacionado frente a la casa del moreno besándose con necesidad.

Minutos después tuvieron que separarse por la falta de oxígeno, Diego observo al contrario en silencio, volviendo a unir sus labios. Su cuerpo comenzaba a sentirse caliente, las manos del rizado estaban en su pecho.

-- Vamos adentro.. --Susurró entre jadeos cierto ruloso de piel morena, al bajarse ambos entraron al departamento cerrando mientras volvían a besarse, caminaron con torpeza tirando un par de cosas en el camino hasta llegar al sofá.

Narra Emilio.

-- Estás en celo.. --Murmuré sentado sobre las piernas de mi amigo, olfatee un poco notando su aroma. Mi omega quería abrir sus piernas y dejar que me jodiera, incluso que me marcara..

-- Lo sé..

-- ¿Por qué no tomaste algo? --Jadee besando su cuello, escuché sus gemidos entrecortados tratando de relajarse.

-- Porque hoy no debía de llegar mi celo, tu cercanía me pone mal Emilio.. --Levanté mi vista a él, sus ojos dilatados me observaban con fascinación, nos fundimos en un beso más candente. No pensábamos con exactitud, nuestros lobos lo querían y nosotros no queríamos negarles nada, porque.. ¿Para qué mentir? Ambos los queríamos.

Con cada caricia sentía un placer y remordimiento grande, porque sentía le estaba fallando a Joaquín, a mi bebé.. A mi familia, a los Bondoni.. Y mierda, Renata, pero no podía parar. Diego era amoroso, besaba mis labios y cada centímetro de mi piel con suavidad, yo me limitaba a suspirar y dejarle a su merced mi cuerpo.

Mi mente se llenaba de inseguridades hasta escuchar su voz, mientras besaba mi pecho susurró que me amaba, que le encantaba.. Sus elogios tan lindos me hicieron relajar y sonreír..

-- Si quieres podemos parar.. --Susurró acariciando mi muslo, negué inclinándome a su rostro, nuestras narices se rozaron y ambos sonreímos. Mi espalda estaba contra el sofá y él sobre mi, con todo el cuidado de no aplastarme.

-- Por favor no pares.. --Asintió lentamente, nuestros labios se emcontraron una vez más. Sentía sus dedos moverse y yo sólo podía soltar sonidos entre el beso, la casa estaba silenciosa. Cuando terminó me miró esperando mi aprobación, cuando iba entrando buscó mi mano, al tenerla la sujetó y entrelazó con la suya, mi omega ahora se encargaba de mi cuerpo, mi brazo libre estaba en su espalda, él se inclinó a mi mejilla besandola esperando el tiempo pasara y pudiera moverse.

Esa sensación era buena, dolorosa pero me gustaba. Y no quería que terminara ahí, miré el techo mientras el besaba mi cuello y se movía suavemente. Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar a Joaquín, moví mis labios para susurrar un inaudible "lo siento." Cerré los ojos y las lágrimas bajaron, sentí su mano.. Volví a abrirlos y lo miré, me sonreía cálidamente y limpiaba mis lágrimas.

-- ¿Estás bien, cariño? --Asentí sonriendole, el pareció relajarse y besar mi frente. Escuchaba sus palabras tan tiernas, como preguntaba si estaba bien, si le hacía daño a mi cachorro. Siempre contesté que estaba bien, porque entre sus brazos me sentía protegido.. Tan bien..

Cuando el final llegó apreté su mano y arquee mi espalda, ambos jadeamos mirándonos, el nudo se creó y el se limitó a besar todo mi rostro.

-- Te amo.. --Susurro jadeante mientras con cuidado se recostaba y me abrazaba, me acurruque en su pecho esperando el nudo se fuera. Era doloroso pero estaba bien, cuando el beso mi cuello le dejé espacio, mi omega quería ser marcado por él. Diego sonrió enternecido y dejó un chupetón.

-- Eso no mi amor.. Aún no. --Mi omega sollozo y él se encargo de calmarlo con su aroma, sus feromonas salieron al aire. Nuestros aromas estaban en toda la sala, fucionados al igual que nuestros cuerpos.

Mi Omega. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora