{𝙿𝚊𝚞𝚜𝚊𝚍𝚘 𝚑𝚊𝚜𝚝𝚊 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚘 𝚊𝚟𝚒𝚜𝚘}
--¿Por qué no me dijiste?...--
--¿Querías que te dijera "Hola, soy el heredero al reino de Karmaland y el que se quiera casar conmigo cargará junto a mí el peso del reino"?--
Rubén es un omega que es...
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<<Narra Staxx>>
Han pasado 5 días desde que escapé de Karmaland, durante el día caminé sin parar bajo el intenso sol y durante la noche acampaba y dormía en pequeñas cuevas para que los mobs no me atacaran, terminé cazando conejos y cerdos que se encontraban por los alrededores para poder alimentarme.
Estaba por darme por vencido buscando alguna civilización y ya estaba resignandome a vivir a la intemperie hasta que a la lejanía ví un par de casas en medio de la nada, tenía muy poca fuerza por lo que me acerqué caminando, al estar lo suficientemente cerca, observé a unos chicos trabajando en un gran huerto.
--Buenas, ¿Qué hacéis por aquí?--
--Oh, hola chico, bienvenido a Calvaland--
--¿Calvaland?--
--Sí, estamos empezando este nuevo pueblo--
--Pero sois demasiado jóvenes para eso--
--Ya había una casa aquí y justamente nosotros escapamos de nuestro pueblo, las demás casas las construimos nosotros, ¿Y tú? Te ves como de nuestra edad como para estar solo por allí--
--También escapé de mi pueblo, llevo 5 días caminando--
--¿Te apetece quedarte en Calvaland? Sólo pedimos un requisito--
--¿Cuál es ese requisito?--
--Quedarte calvo, con eso serás más que bienvenido--
--¿ESTÁIS LOCOS? ¿Cómo que volverme calvo?--
--Es la única cosa que pedimos, ¿Aceptas o volverás a andar durante varios días sin descansar?--
Era una oferta tentadora, y me encontraba demasiado cansado, no podía permitirme seguir caminando hasta encontrar otro pueblo, además, al ser nuevo, nadie encontraría este lugar en caso de que los chicos decidieran buscarme.
--Está bien, acepto--
--Perfecto.vayamos a volverte calvo ahora--
--Espera, ¿Justo ahora?--
--Claro, cuanto más antes, mejor. Por cierto, soy Grefg--
--Soy Staxx--
--Pues bienvenido a Calvaland, Staxx--
Luego de eso, Grefg tomó mi brazo y me llevó a rastas dentro de lo que parecía su casa, detrás de nosotros venían los demás chicos, me sentaron en una silla del pequeño comerdor, cuando menos me dí cuenta, Grefg se acercaba a mí con una afeitadora eléctrica y unas tijeras, estaba empezando a arrepentirme.
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