Ragnarok

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- ¡TIEMBLA ANTE MÍ, ASGARD! ¡YO SOY TU CASTIGO! - la estruendosa voz de Surtur retumbaba mientras destruía todo el pueblo con su espada.

La arrastraba llevándose consigo cientos de hogares, quemándolos hasta convertirlos en cenizas. Temblaba la tierra con cada golpe que daba y el fuego se apoderaba de todo lentamente. Y aquella imagen estaba rompiendo los corazones de Thor y Brunilda. No era fácil quedarse parados observando como su hogar era destruido por quien creían que era su peor enemigo. Pero el enemigo de su enemigo, era su amigo.

Estaban tratando con todas sus fuerzas de recordarse a sí mismos que era lo único que se podía hacer, pues no podían vencer a Hela y aquel mounstro enorme era su única salvación.

La legendaria Valquiria suspiró con tristeza y terror ante aquella pesadilla que se quedaría atascada en su memoria hasta el final de sus días. Estaba incrédula de lo que veía, una parte de ella estaba rogando por que fuese solo un mal sueño. Pero al recibir el aire caliente que traían consigo las explosiones y el fuego la hizo despertar de su ensimismamiento.

A su lado el Dios del Trueno observaba esperanzado de que hubiese sido la decisión correcta. También anhelaba con todas sus fuerzas escuchar a su padre, quería que le dijera que hizo bien al causar el Ragnarok y que era la única solución. Éste trató de controlar su agitada respiración y de ignorar todo el dolor en su cuerpo que eran tanto del cansancio como de las heridas que su hermana le había hecho.

A lo lejos se podían escuchar los motores de la nave llevándola lo más lejos posible, con su gente en ella.

- El pueblo está a salvo - la voz de su amiga se abrió paso en aquel doloroso silencio - es lo que importa.

El contacto de la mano de ella en su pecho lo hizo volverse para mirarla, y sintió como su corazón se encogía. Su rostro tenía algunos rasguños y polvo regado en su piel, sus grandes ojos cafés se encontraban asustados. Mantenía su boca entreabierta y su expresión triste podía romper el corazón de cualquiera.

Thor tardó varios segundos en darse cuenta de que estaban muy cerca el uno del otro, y aunque sabía que era el peor momento para dejarse llevar por sus sentimientos, se permitió disfrutar de aquella energía que los envolvió a ambos en una pequeña burbuja. Por su parte, Brunilda se sintió diminuta teniendo enfrente al grande y alto cuerpo del dios. Sintió como una sensación extraña crecía en su vientre y un frío helado golpeaba su espalda cuando cruzaron miradas. Y es que a pesar de todos sus intentos de evadirlo, siempre terminaba sintiendo algo agradable y familiar con él. Se había regañado a sí misma por ponerse nerviosa cuando lo tuvo tan cerca subiendo al Comodoro.

Thor estaba teniendo una batalla interna entre la razón y la locura. La primera le decía que era estúpido dejarse llevar y arriesgarse para besarla. La segunda lo incitaba a hacerlo, a tomarla por la cintura y unir sus labios en un beso que aliviaría aquel sentimiento tan fuerte que desarrolló por la Valquiria. Estaba indeciso y confuso, además de perdido porque no podía dejar de mirarla, era incapaz de hacerlo.

"No lo hagas. No puede haber peor momento para intentarlo" su subconsciente lo regañó.

Pero él no era el único queriendo dejarse llevar y estar en los brazos del otro. Brunilda lo observaba encantada, pensando en qué diablos tenía este hombre que podía derribar los muros de su corazón con solo una mirada. Quiso pensar en cosas negativas de su personalidad, pero aunque se esforzó solo pudo encontrar la verdad de que no había nada malo con él. Que era el hombre perfecto.

Posó su mirada en los labios de Thor, debatiendo si hacerlo o no, cuando el repentino acercamiento de él la sorprendió y solo pudo cerrar los ojos en el instante en que sus labios acariciaron los suyos.

Thorkyrie (One shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora