Querido diario

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Querido diario:

Hoy vine de la escuela de muy mal humor. ¿Puedes creer que Jenny  me buscó en mi almuerzo para darme una carta dirigida a Bastian? Pidiéndome que por favor se la diera. Pensé que era la invitación para su cumpleaños, este fin de semana ella cumple 11 años, al igual que yo… pero cuando abrí el sobre (fue sin querer) vi que en realidad se trataba de una carta que decía “Sebas tienes unos ojos muy bonitos, ¿quieres ser mi novio?”
O sea… ¡¿qué?!
¡Tenemos 11 años! Bueno… Basti tiene 14. Pero estoy más que segura que a él no le gusta Jenny, estoy enojadísima! ¿Solo porque es la niña más bonita de la clase y fue elegida  para práctica de porrista con las niñas más grandes se cree que puede andar de buscona con mi Basti?
La odio…

-Hija… ya está lista la cena- dijo Elizabeth detrás de la puerta, Dara levantó la mirada de su diario íntimo y fue como si saliera de una ensoñación… o tal vez una pesadilla. Revivir lo que había sucedido ese día para ella era realmente un desastre. Sebastian era, en su fuero interno, su Basti, su hermano y su mejor amigo… no había manera que esa Jenny lo tuviera. Igual se quedaba tranquila, además de que su hermano no tenía tan mal gusto a ella esa situación no le debía preocupar, que Sebastian hiciera lo que quisiera.

-Voy mami!- dijo escondiendo su diario íntimo debajo de su almohada. Más tarde volvería a terminar de contarle su día. Abrió la puerta y salió del cuarto corriendo para bajar las escaleras de la misma manera,

-No se corre en las escaleras- dijo Marco desde la mesa del comedor, estaba sirviéndole a Sebastian una porción de lasaña, que alzó una ceja al ver llegar a su hermana con tanto desparpajo.

Ya todos sentados Elizabeth sirvió un poco de jugo de naranja en todos los vasos,

-Tenemos que celebrar- murmuró Elizabeth alzando su vaso,
-Mamá..- gimió Sebastian refunfuñado, como preadolescente, no le gustaba nada las muestras de cariño o adulaciones de su mamá. Le hacía pasar vergüenza y sentía que aún lo trataba como niño pequeño.
-Si… hay que festejar en familia, por eso hice esta rica lasaña, mi amor ¿Quieres dar las noticias?- le preguntó Elizabeth a Marco, que sonreía con orgullo hacia su hijo.
-Por supuesto- carraspeó para dar un poco de misterio al asunto –hoy festejamos que Sebastian fue seleccionado para las prácticas de futbol- Mamá y papá festejaron con entusiasmo, Sebastian estaba sonrojado soportando las felicitaciones de sus padres y Dara miraba su plato con el entrecejo fruncido, con un solo pensamiento en la cabeza. Eso quería decir que Jenny y Bastian se verían siempre en el campo para las prácticas. No lo sabía… no entendía por qué le había caído así la noticia, sabía que debería estar feliz por los logros de su hermano, pero esa molestia no parecía querer irse. Se obligó a sonreír y alzó la mirada a su hermano, que estaba sentado del otro lado de la mesa, mirándola con ojos inquisitivos y aún con las mejillas sonrojadas.

-Que genial Basti!- sonrió ahora si genuinamente, pues la expectativa de él en saber que iba a decirle su querida Darita, era palpable hasta para ella –Te felicito hermano-
-Gracias- masculló él con una media sonrisa.

La cena, después de eso, fue tranquila, Dara ahora tenía un nuevo conflicto en mente… ¿Qué debía hacer con la carta de Jenny? Parecía que perforaba el costado de su jean, pues la tenía guardada en el bolsillo, su idea había sido tirarla antes que nadie la viera… pero ahora no podía hacerlo, después de todo era una carta inofensiva y estaba segura que su hermano no haría más que leerla y tirarla asqueado, pues siempre había mostrado desinterés por las niñas. Decidió, en un destello de culpa, entregársela después de la cena, cuando a ambos los dejaban quedarse una hora jugando a los videojuegos.
Dara, luego de la cena, se quedó en la cocina ayudando a mamá a colocar la vajilla en el lavaplatos, mientras que Marco y Sebastian ordenaban la sala. Ella sabía que sus padres se iban a ir a dar un paseo por la costa de la laguna cercana a la casa, habían encontrado el hábito de caminar después de las cenas para “ayudar a digerir la comida” mientras Dara y Sebastian se quedaban jugando a los videojuegos.

-Traje postre- murmuró Dara cuando llegó a la sala, con un plato que contenía tarta de queso con helado y dos cucharas. Sebastian configuró la PlayStation y se sentaron juntos en los grandes almohadones sobre el suelo. Esa rutina nocturna era una de las que más le gustaba a Dara. Pues Sebastian no le daba un trato especial al jugar al Call of duty, como hacía su papá, que siempre la dejaba ganar. Su hermano era despiadado y le daba pelea y eso a ella le gustaba, pues se sentía su igual.

Una vez instalados y mientras comían su tarta de queso, Dara sacó la carta de su bolsillo y tras un profundo respiro, decidió dejársela a su hermano sobre la alfombra,

-Esto me lo dio una niña hoy… para ti- dijo indiferente tomando el mando del videojuego y comenzando a avanzar hacia las tropas enemigas, de reojo vió cómo él levantaba la carta del suelo y la miraba con el ceño fruncido, sonrió internamente, seguramente la haría pedacitos con cara de asco. Pero él la abrió cuidadosamente y miró el contenido, luego de leerla la dobló como estaba y se la guardó en el bolsillo, tomó el mando y comenzó a jugar. Un movimiento que ella no vio venir… se la había guardado.

Volteó la cabeza a su dirección y lo miró con sus grandes ojos verdes,
-¿No la tirarás?- preguntó perpleja. Sebastian la miró y alzó un hombro con actitud indiferente,
-No… Jenny es linda-

Oh cielos…

Esa noche fue la peor noche en los videojuegos, Dara fue derrotada por el enemigo al menos diez veces, no pudo escapar de ninguna encrucijada y la tomaron prisionera tres veces, sin contar con que Sebastian estaba ofuscado con ella, eran compañeros de batallón y si ella perdía él se retrasaba o debía abandonar el juego.
Fue definitivamente una noche para olvidar.
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Si!!!! Van creciendo y aparecen estas cosas. Ella un poco celosa de su hermano y el ya 14...  Gracias por leerme!!!!

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