El Tercero

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¿Qué puedo sentir?

Un antiguo poder.

¿Qué puedo liberar?

La fuerza de millones de infinitos.

¿Qué puedo doblegar?

Tus miedos y temores.

¿Qué puedo fortalecer?

Tu perseverancia y esperanza.

¿Qué puedo perder?

Nada, porque no tienes algo que perder.

¿Qué puedo ganar?

Todo, porque lo lograste una vez, y puedes volver a hacerlo.

¿Necesito ayuda?

La tuviste, y la volverás a tener.

¿Pero ellos me extrañarán?

Lo han hecho desde hace millones de eras.

¿Podré... volver a estar con ellos?

Dependerá de tus acciones.

¿Cómo siempre lo he hecho?

He, como siempre lo fui.


Ritsuka Fujimaru abrió los ojos, jadeando por respirar. Su mirada se movió rápidamente por los alrededores cercanos, fuego, cenizas y una extraña brea negra siendo lo único en su campo de visión.

Llevándose una mano a la cabeza, recordó como él y su hermana, Gudako Fujimaru habían sido expulsados de la sala de conferencias de Chaldea, la organización donde el trabajaba con otros magus, debido a que se había quedado dormido y la directora, Olga Animusphere, lo había recriminado por su falta de respeto, para luego decirle lo mismo a su hermana y sacarlos de la conferencia.

Luego de eso, conoció al Doctor Romani, el cual estaba en su habitación comiendo una rebanada de pastel, conversando sobre el anterior suceso y minutos después un temblor azotó las instalaciones, llevando a la zona de Rayshift, el lugar donde los magos de Chaldea iban a ser llevados a Singularidades para restaurar la línea de tiempo de problemas temporales, en llamas y cubierta de destrozos.

Sumergiéndose en el fuego junto a su hermana, encontraron a Mash Kyrelight, su kouhai que los había recibido al llegar a Chaldea, con la mitad de su cuerpo debajo de un enorme bloque de concreto, con las piernas y cintura hechas polvo. Tanto él como su hermana trataron de sacarla de ahí, sin mucho éxito, por lo decidieron quedarse junta a ella en sus últimos momentos, no sin antes escuchar al sistema de Chaldea explicar que había encontrado candidatos para Rayshift, por lo que momentos después un brillo cegador los hizo cerrar sus ojos.

Y ahora mismo se encuentra en esta ciudad llena de oscuridad y fuego, caminando con cuidado de no llamar la atención no deseada, observando el mínimo movimiento para encontrar a su hermana, o, con un poco de esperanza, esperando que el Rayshift hubiera la hubiera ayudado, a Mash.

Escuchando el crepitar de las llamas que lo rodeaban, había llegado a una zona despejada, la cual estaba cubierta de cenizas y fragmentos de rocas, lo más atrayente siendo un gran grupo de estatuas enfrente suyo, tanto de hombres como mujeres. Gudao sudó frío al ver las expresiones de sumo terror en la mayoría de las estatuas, por lo que empezó a caminar más rápido mientras ignoraba las miradas ya muertas.

Lamentablemente, no pudo avanzar más cuando una cadena cayó enfrente suyo, por lo que rápidamente se ocultó debajo de unas rocas cercanas. Su mirada periférica detectó una mujer esbelta, cubierta con una capa roída, la cual tenía un cabello rosado claro opaco debido a la ceniza de la ciudad, además de una enorme cadena que terminaba en lo que parecía ser una guadaña alargada, pero con un filo corto.

Fate/Infinita Eternidad IlimitadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora