Leer nota al final
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Los brazos de Astaroht chorreaban sangre, hilos de aquel líquido espeso recorrían parte de sus muñecas hasta caer dejando una macabra escena entre las malezas, los vidrios incrustados en su piel ardían tanto como centenares de dagas desmenuzando lentamente su pellejo, a lo lejos los apagados silbidos envolvían la oscura noche sintiéndose cada vez más cerca, esta soltó un grito desgarrador antes de correr despavorida.
A su lado el chico nuevo moría por hacerlo, aunque tan solo se oyó un clamor ahogado, era muy difícil gritar con los labios cosidos.
12 horas antes:
Apresurábamos el paso, al final llegamos a la salida número dos del instituto, esa que se encontraba más alejada de las demás instalaciones y daba por fuera al campo donde grandes cercas de metal rodeaban el área.
Era una descomunal caterva, muy cerca de ambas, había filas de jóvenes que poco a poco iban disminuyendo a medida que subían a los autobuses.
Estos permanecían esperando, habría dos por cada curso, en total eran seis los ómnibus donde diferentes grupos iban acomodándose.
—Colócate detrás de mí—dijo Astaroth volviéndose hacia mí, me crucé de brazos y accedí, era una hilera no tan extensa, apenas si había cinco personas delante de nosotras, a simple vista parecían normales—en este bus es donde iremos—menciono señalando con su cabeza hacia el frente—.
—¿Y Becka? —susurré acercándome un tanto más a ella para evitar ser escuchada, no es que me interesara mucho lo que ocurriera con ella, pero en este caso la curiosidad me dominaba—.
Se encogió de hombros
Recreé una mueca cansada y me giré, a mí al rededor no había tantos jóvenes como antes, ya casi todos permanecían dentro de los vehículos esperando por los demás.
Note que cada uno al llegar a la entrada de estos eran intervenidos por unos sujetos, se quedaban quietos mientras alguien los inspeccionaba para luego entregarles algo que se les era sellado y recién ahí se les era permitido el pase.
Cerca de mi pude percatarme como la chica buscaba algo desesperadamente entre los bolsillos de su bolso.
—¿Qué buscas? —pregunté—
—Mi Xemna—contestó con la mirada fija en lo que hacía como si nada en el mundo le importará más que encontrarla—
Pase a ponerme cogitabunda, de pronto algo en mi se conectó, como si millones de chispas fervientes recorrieran mis venas y me hicieran despertar
¿Debería preocuparme por no tener Xemna?, ¿qué me preguntarían al ser mi turno de pasar?, ¿se darían cuenta qué no pertenezco aquí?, ¿me dejarían inconsciente para posteriormente hervirme viva y hacer sopa de mala calidad?
—Deja de agobiarte—dijo ella como si de alguna forma me hubiera leído el pensamiento—todo estará bien para ti—hizo un extraño énfasis en sus últimas palabras—cuando sea tu turno, no te pedirán nada ya que es una Xemna por cada par de estudiantes, te harán preguntas muy básicas como tu nombre y edad, solo debes responder con seguridad—hizo una pausa abruptamente, su vista se posó en otra dirección y pareció inquieta, sus ojos se dilataron a tal punto que me sorprendió, se dio media vuelta y se acomodó con cuidado el cabello detrás de la oreja, disimuladamente entre dientes aun mirando hacia el frente movió lentamente sus labios y murmuró—haavat.
—¿Qué? —pregunté con un hilo de confusión en la garganta, pero está pareció no oír, se mantenía seria observando a lo lejos—.
Aquello que había dicho me dejo pensando y trataba de darle sentido, aun así, no lo lograba y acababa más pérdida que antes.
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Los Chicos Del Presagio 🚫FINALIZADA🚫
Teen Fiction«𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐫𝐢𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐫í𝐚𝐧 𝐫𝐞𝐩𝐮𝐠𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞» «En el pueblo de "Terrier", el principal atractivo son los chicos que ahí viven. No puedes poner un pie cerca de ellos, ya que tan solo con...