Expulsión Agreste

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"Luché por ser fuerte en todo momento, pero mamá y papá me rompieron el corazón

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"Luché por ser fuerte en todo momento, pero mamá y papá me rompieron el corazón. "


[Las ansias consumían todo el cuerpo del chico al pasar los minutos, si no lo hubiesen educado bien en éstos momentos estaría comiéndose las uñas por los nervios que no lo dejaban tranquilo, y ya no sabía diferenciar si se debía al miedo o al regocijo, tal vez eran las dos mezcladas.
Claro estaba que reencontrarse con una persona que perdió la vida no era algo normal en una familia común, y quizá eso les quitaba el adjetivo "común" para referirse a ellos, asi que sí, estaba en todo su derecho de sentir miedo. Se cuestionó tantas cosas mientras sus padres lidiaban con ese asunto en la habitación de su hermano, ¿y si no logra ser el mismo de siempre? ¿y si algo sale mal? ¿y si vienen malas consecuencias? ¿y si me odia?. Para Amilie fue imposible calmarlo desde que sus papás llegaron de aquél viaje, pero dicidió que lo mejor era que Félix expulsara todos esos nervios por medio de palabras o actos, ella estaría ahí para apoyar a su sobrino consentido.

Más tarde, después de un terrible dolor de pies por tantas vueltas que dió, Gabriel y Emelie por fin salieron de la habitación con un semblante extraño, pero seguro se debía a la rareza de tal situación, él se sentía exactamente igual.
Ambos adultos se posaron frente a las escaleras sin apartar la mirada de su segundo hijo, el que con impaciencia esperaba encontrarse con su hermano de una vez por todas sin importar lo sobrenatural que pareciera; y entonces, detrás de dichas personas, el tan apreciado gemelo venía bajando cada escalón como si el ambiente fuera completamente normal, pues no tenía ni la menor idea de todo el alboroto que armaron los Agreste.
El rostro de cada integrante de la familia quedó perplejo al mirar frente a sus ojos al mismísimo Adrien, quien desde su distancia los recibió a todos con una bella sonrisa de oreja a oreja. Sin duda era el mismo niño feliz, bondadoso e inocente de once años de edad.

—¡Adrien! —Félix corrió tan rapido como sus piernas se lo permitieron hasta donde aguardaba su hermano y lo cubrió en el más grande de los abrazos que jamás le había regalado en su vida. La alegría que contenía en el interior no tenía ninguna comparación, incluso juraba que en cualquier momento podía explotar de tanta emoción; no podía creerlo, sentía todo realmente increíble que hasta podría derramar mares de lágrimas, pero la regla era actuar como si nada hubiese pasado ignorando el hecho de que se tratara de un proyecto con cierto miraculous, eso no importaba, allí estaba, era real, así que sólo contendría sus ganas de llorar mientras él no pudiera verlo, pero el regocijo, eso no lo ocultaría. —¡Estoy tan feliz de verte! —le confesó mientras lo sostenía por los hombros. Decirle eso no tendría nada de malo, Adrien comprendería que su presencia era capaz de iluminar el día de cualquiera, y así fue, el ojiverde logró conmoverse con sus palabras.

—¡Igual yo, primo! —la sonrisa de Félix se desvaneció poco a poco para dar paso a un gesto confundido luego de escuchar el cómo se dirigió hacia él, creyó que era una broma en un principio, pero descartó esa idea al notar que Adrien seguía sonriendo, siendo completamente intencional.
Luego de esa larga siesta, sus padres mencionaron que Félix y su madre habían llegado de visita a la mansión y se encontraban abajo esperando saludarlo, esa era la verdadera razón del porqué Adrien tomó su comentario con tanta normalidad.

Proyecto Géminis [Adrien y Félix Agreste]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora