El perro de las dos tortas

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  ACTUALIDAD

Ya no se sintió tan sorprendido como hace rato, sólo buscaba una pronta solución para safarse de éste lío que nunca planeó echarse encima.
Perdido en sus propios pensamientos, capturado por todas las palabras que Félix narró para confesar la verdad, impotente y desalmado cuerpo que cargaba, inseguro hasta de los propios latidos de su corazón, aborreciendo la perfección con la que fue creado, odiando ser Adrien Agreste.
En la palma de su mano situados los Miraculous de pavo real y mariposa que atrajeron su mirada como imán, creando un campo magnético lleno de furor, desprecio y dolor junto con una mescolanza por vengarse y querer hacer lo correcto; pelear o resignarse, enojo o tristeza, ganar o perder, enfrentarse o esconderse. Ésta no fue la manera en que se imaginó su victoria y la de Ladybug, las joyas sostenidas en su mano le provocaban inmensas náuseas ya que todo el trabajo que realizó por años resultó en vano, pues al final el que jugó sucio fue Chat Noir, traicionando a su fiel compañera de la forma más repugnante que existe. Decidió no verla jamás y esconderse como un gato miedoso luego de conseguir los Miraculous de Hawk Moth y Mayura que le dieron por cuenta propia, se sentía entre la espada y la pared desde que la máscara de Moth reveló el verdadero rostro de ese malvado villano y el estúpido pánico le tocaba los hombros aún. Su papá se había vuelto loco y Adrien no estaba tan lejos de arrojar los tornillos de su cabeza también.


—Maldición. —gruñó para sí mismo debido a su desesperación por no saber qué hacer. Todo ocurrió en el mismo día y desgraciadamente su cerebro no estaba funcionando para encontrar una solución así de rápida.
Apretó fuertemente el puño con ambos prodigios dentro olvidándose de que éstos eran indestructibles, o los pedazos ya estarían cayendo como cascada hasta chocar con el piso. Félix observaba sus actos con miedo, él tampoco quiso que las cosas fuesen así ni que su hermano se quebrantara al ser merecedor de la verdad al igual que él, pero ahora Adrien estaba metido en un enorme problema con Ladybug y con sí mismo.

Cada segundo desde el inicio de la pelea en la tarde se grabó exactamente en su memoria y no dejaba de reproducirse haciéndolo sentir peor, otra vez culpándose por actuar como cobarde, por hundirse a sí mismo, por convertirse de poco a poco en lo que prometió destruír...
Destruír, literalmente, destruír.










—¡Por favor! ¡Piedad! —suplicó el hombre luego de impactar como costal de papas contra el suelo a causa del inmenso golpe que la chica le plantó. Su fuerza multiplicaba el triple que la de él siendo ayudada por sus increíbles poderes, conforme crecía éstos aumentaban y hayaba formas de sumarlos convirtiéndose en la mejor super heroína de todos los tiempos. Ella y Chat Noir estaban en plena adultez y ya eran calificados por toda la ciudad como meros dioses de la salvación, invencibles e imparables como el dúo que siempre fueron. Aún así tomó ese riesgo de perder por que por el contrario de ellos él nunca logró ser tan poderoso como para vencerlos, la esperanza se hacía pequeña con cada intento fallido y según a como marchara su plan, ésta sería la última vez.
Y así lo marcó su destino, el hombre oculto tras esa máscara finalmente declararía su derrota. Le harían pagar todos y cada uno de los martirios que causó a París y a ellos.

Proyecto Géminis [Adrien y Félix Agreste]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora