A.G.V.

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[—¡Adrien, date prisa! —la impaciencia lo consumía a cada segundo que hasta las manos le temblaban, estuvo a punto de arrojar los anillos si no fuera por sus grandes reflejos

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[—¡Adrien, date prisa! —la impaciencia lo consumía a cada segundo que hasta las manos le temblaban, estuvo a punto de arrojar los anillos si no fuera por sus grandes reflejos.

—¿Estás seguro que no nos meteremos en problemas?

—¡Para nada! Papá y mamá están bien dormidos.

El pequeño rubio sonrió con más tranquilidad luego de salir al patio de la mansión sin que nadie lo notara, le sorprendía cuan cautelosos que podrían ser él y su hermano, como un par de gatitos buscando diversión.

Las risas sobraron, las sorpresas igual. Al fin cumplieron su sueño de convertirse en poderosos superhéroes en trajes ajustados, benditos anillos, benditos Miraculous.
Félix se sintió internamente agradecido con su tia Amelie por todas esas veces que pasó horas contándole la misma historia de los anillos Graham de Vanily, y sus deseos por transformarse en un héroe con poderes reales lo incitaron a cometer aquello, tomar las joyas sin permiso de sus padres, por que aunque fuese imposible arrebatárselos de las manos Félix puso a prueba su astucia tras lograrlo. Él siempre conseguía lo que deseaba.

Todo fue asombroso, tan impresionante que apenas y pudo creerlo; amaba el hecho de saber la felicidad que ésto provocaba en Adrien, pues ya no era sólo su imaginación, tenían super poderes de verdad.

Pero, la felicidad duró muy poco. Ya no estaba seguro de seguir halagando las sortijas. Malditos anillos, malditos Miraculous.

—¡No te voy a soltar, lo prometo! —su sueño acababa de tornarse una pesadilla de la que no puedes despertar. Los cinco minutos para transformarse después de usar sus poderes expiraron, el traje desapareció y ya no tenía alguna otra protección, Adrien estaba vulnerable a las consecuencias de resbalar desde esa altura en la azotea de la gran casa y para colmo Félix fue quien lo convenció de subir ahí.
Las lágrimas corrían rápidamente de los ojos de los pobres infantes, el miedo no se ausentó ni un segundo del niño Athanase, no quería morir; Félix sin poder hacer absolutamente nada más que seguir aferrado a sostener el brazo de su hermano, nadie lo escucharía desde ahí por más que suplicara auxilio.

Luego, por obvias razones, sus fuerzas comenzaron a abandonarlo, ya no soportaba el peso de Adrien y sus manos se iban entumeciendo. Poco a poco los brazos del niño empezaron a resbalarse, sus miradas esmeraldas se encontraron por segundos sintiéndose como una despedida y su promesa de no soltarlo se rompió.
Observó el cuerpo de su hermano cayendo en cámara lenta sin apartar su mirada inocente de Félix, y él, perplejo, deteniendo su llanto sin saber que mierda estaba pasando...

—¡Adrien! ]

Abrió los ojos, en compañía de una respiración agitada y con el corazón palpitando sin control, la imágen de su hermano tendido en el piso y rodeado de sangre lo hizo volver en sí junto con todos los recuerdos de ese trágico día.
No habían pasado ni dos semanas del fallecimiento de Adrien y cada momento quedó marcado en su memoria perfectamente, incluso con las mismas emociones y ese shock al verlo caer hasta que su cuerpo golpeara contra el piso.
Era algo insuperable, y su padre lo hacía todavía más difícil. Aunque tratara de convenserce de que todo fue un accidente Gabriel sólo se empeñaba en hacerlo sentir culpable, no le habia dirigido la palabra desde que Félix le explicó los hechos a sus padres, ni mucho menos un abrazo de consuelo por la pérdida de su mellizo. Ahora su casa era un infierno e intentaba pasar el menor tiempo posible en ese lugar, pero ese día se excedió; la tía Amelie le prometió llevarlo a todos los lugares que quisiera para su distracción, sólo que ésta vez decidió escaparse al panteón para sentirse cerca de su hermano. Estár literalmente frente a su cuerpo no mejoró las cosas, esos pensamientos siguieron torturándolo, pero al menos consiguió librarse de toda la presión de su papá por un momento.

Proyecto Géminis [Adrien y Félix Agreste]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora