Dios los cría y ellos se juntan

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—¡Lila espera!

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—¡Lila espera!

—Ni pienses en buscarme —le resultó en vano perseguirla para enmendar los problemas que dañaron su estabilidad como pareja, por que a decir verdad éstos no tenían razón para dañar su amor, era otro de los típicos berrinches de su novia.
Lamentablemente tuvo que soportar cada uno de ellos desde que se formaron como novios por todo el cariño que tenía hacia ella, Félix era capaz hasta de bajarle las estrellas, pero se estaba excendiendo, debía estar agradecida de que siempre le tuvo pasciencia por que ahora estaba acabando con ella.

—¿Y ahora? —Adrien salió de su alcoba para investigar de dónde provino un fuerte sonido desde el piso de abajo, la puerta fue azotada por su cuñada debido a la discusión que tuvieron. Debió imaginarlo, ya estaba acostumbrado a las peleas espontáneas de su hermano y Lila.

—¿Todas las mujeres son así? —inquirió Félix, ciertamente molesto y afligido por la indiferencia constante de su pareja.

—Depende. Te advertí sobre ella desde el principio, Félix —le contestó mientras bajaba las escaleras y Félix tomaba asiento en un pequeño sofá al costado de éstas.
Athanasse se encaminó hacia una pequeña mesa de cristal donde se situaba una botella de alcohol que seguro su padre dejó ahí desde hace tiempo; ofreció un trago a su hermano y éste lo aceptó luego de masajear el puente de su nariz.

—Creí que podía cambiarla —sostuvo la pequeña copa con ambas manos, y su mirada perdida hacia el suelo.

—¿Cómo? ¿Con un beso de amor a media noche? —se burló con el objetivo de levantarle el ánimo, pero ocurrió todo lo contrario, los sentimientos de Félix se desbordaron como cascada a través de su mirada junto con las ilusiones que tenía por convertir a Lila en la próxima señora de Agreste. Que se joda.
Adrien captó su depresión al voltearse, que ni chance le dió de disfrutar su trago.— Lo siento, Félix, era una broma. Pero hablo en serio cuando me refiero a ella, no le confíes nada por que tarde o temprano puede utilizarlo en tu contra —ese comentario portaba con toda la razón del mundo por desgracia, pero él fue inteligente y nunca se acercó a Lila más de lo que debía, de ser así quizá ahora se encontraría en la misma situación que Félix, aunque a decir verdad nunca imaginó que él contara con un lado tan blando, sólo se preguntaba de qué manera esa bruja logró meterse tan profundo en su corazón.

—Mi plan no era enamorarme de ella, lo sabes. Papá fue el que me metió en ésto.

—Lo sé, y si sigues con ella terminarás igual de cuerdo que él —supo a lo que se refería. Gabriel no volvió a ser el mismo gracias a su obsesión por la señora Agreste, pero literalmente, no era el mismo, se convirtió en un enfermo mental desde que renunció a luchar por Emilie y su derrota se condenó, ahora sólo se la pasaba encerrado en su habitación bajo los cuidados de Nathalie y compartía sus conversaciones con la pared.
En lo más profundo de su ser, Adrien le daba gracias a Ladybug por no someter a su padre a cadena perpetua o algún otro martirio que pagaría por todos los daños que causó si de por sí en su propia casa se volvió un completo loco.

Proyecto Géminis [Adrien y Félix Agreste]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora