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---- ¡Por favor, déjame explicarte! ---- jadeó corriendo como podía, el contrario seguía caminando velozmente como si nada, paraba de vez en cuando para mirar la luz de los semáforos, no quería pasar por el mismo accidente, lo soltara y acabara soltando corazones de nuevo.

--- Sueltame ahora mismo. ---- ordenó fríamente cuando el contrario agarró su mano, arrebatándole la palabra y su extremidad cuando vió que no lo iba a hacer por cuenta propia, siguió caminando rápidamente, sin hacerle caso.

En eso, cuando pasaron por un callejón, el italiano aprovechó el momento para coger de los hombros al nipón, enpotrandolo contra la pared y que quedara mirándolo.

El sorprendido y a la vez furioso japonés contraatacó, agarrando de un brazo al mismo europeo y haciéndole una llave, siendo ésta vez Fascist el que estuvo aprisionado, con una mejilla en la pared y los brazos pegados a la espalda.

¿Cómo pudo siquiera pensar en ganarle al nipón en su fuerte? Si era un debilucho a comparación de su mayor.

----¡Era mi mamá! Bueno, madrastra, algo así. ¡No es mi pareja! ---- sollozó adolorido y ríos metafóricos de lágrimas salieron de sus ojos, tanto por el dolor como por la forma de rechazo de su amado. ---- Jamás tendría algo con Grecia, nuestra relación era terrible hasta unos años atrás, pero pudimos mejorarlo y me disculpé por entrar en guerra con ella alguna vez.

La expresión fúrica del de menor estatura se relajó, pensando muy bien su próxima acción antes de soltar por completo la llave y el agarre en los brazos del tricolor.

---¿Entonces...no es tu pareja? ----
---- ¡Claro que no! Que asco...---- Gruñó retirando su rostro y girando para ver al nipón con su mirada afligida y sus manos acariciando sus maltratados brazos.

Imperio Japonés se inquietó, lo había lastimado sin una razón concreta además de darle una mala impresión a su ¿Madrastra? ¿Madre? Luego le preguntaría que era exactamente.

----Gommen-nee...---- se disculpó bajando en una reverencia, sus ojos se apretaron avergonzados, no sabía porque se sentía así, había sido un simple reflejo de su fría actitud.

Además de que tenía miedo, miedo de perder a Italia, aunque estaba seguro de que él no sentía lo mismo, lo amaba muy profundamente, tanto que no podía negarse a nada de lo que dijera, ni mandarlo al diablo como usualmente solía hacer con otras personas, hasta Reich.

----No, tú discúlpame a mí. ---- soltó inflando una de sus mejillas, en una expresión regañada, mientras abría sus brazos para recibir a un atormentado oriental.

El japonés recostó su frente en uno de sus hombros, buscando conforte en el cuerpo del menor, aspirando su aroma a colonia, esperando sus caricias con ansias.

Italia soltó una risita un poco afeminada, entendiendo el mensaje, acariciando desde la cintura hasta la espalda del contrario llevando su mano por toda esa extensión de su columna. El nipón se arqueó, su cola se alzó en un temblor, como si fuera un escalofrío.

Bajó sus labios por su mejilla, besando esa parte hasta llegar a un lado de su cuello, empezando con los suaves chupetones que no llegaban a dejar marca.

Con esfuerzo llegó a hacerle ronronear cuando acarició con delicadeza su cola, enrollandola en la mano, el imperio soltó un “Mhmm...” disfrutando sus toques magistrales.

El italiano quitó el gorro de su contrario en su distracción, acercando su boca a lamer el interior de una de sus orejitas.

---- ¡Ahn-a! ---- gimoteó, apretando la chaqueta del italiano con sus manos, mordió su labio al sentir la constancia de sus lamidas, llegando a desesperarlo por la delicada estimulación.

----Shh, tranquilo. ---- susurró con una sonrisa notoria. --- Encontré uno de tus puntos sensibles, ¿Huh? --- dijo pícaramente, mientras hacía un vaivén con su mano sobre la extensión de la cola del más bajo, sopló el contorno de sus orejas, notando como apretaba mucho más su prenda por esto.

----¡D-deja...de hacer eso! --- exclamó agitado, sentía su cola ser constantemente jalada, como si la estuviera masturbando. Sus orejas se pegaron a su cráneo débilmente, no podía soportarlo.

----Sobre la razón de la cita, quería pasar un buen tiempo juntos, pero creo que lo que te tengo que decir no puede esperar más. ---- Susurró cerca de sus oídos, alejándolo un poco para que sus miradas puedan chocar.

Impery se encontró, en un total silencio tétrico, viéndose a los ojos con la persona que amaba, al igual que el italiano, quién parecía determinado a sacar el tema de conversación más complicado que pudieran tener.

----Acerca de esa vez, lamento lo que te pasó, simplemente te dejé en el hospital, pero me quedé todo el tiempo cuidando de ti, hasta que vino tu hijo, y pues, no tuve el valor para enfrentarte. Sé que eres alguien orgulloso, y que yo te haya visto así e... ---Uno de los dedos del mayor de edad rozó sus labios, ordenándole que guardara sus palabras, Fascist calló.

----Tú me salvaste...estuve a punto de morir, si no hubieras estado ahí, probablemente me hubiera echo cenizas. ---- dijo con tono rasposo, tomando una de sus manos y acercándola a su propio rostro para acariciarse en esta. ---He estado agradecido contigo desde entonces, yo...te am- ¿Que? ¿Que estás-?¡E-espera I-italia!

Su cuerpo fue elevado y apoyado en uno de los hombros del europeo, quién lo cargó de esta manera para comenzar a caminar apresurado dónde su auto, el cuál no se encontraba muy lejos de esa ubicación.

----¡Detente, bajame por favor! ---- decía moviendo sus piernas sin parar, sus brazos tocaban a espalda del italiano, éste tenía una de sus manos en su espalda baja para no dejarlo caer.

----Sono così eccitato che ti ignorerò, amore mio. (Estoy tan exitado que te ignoraré, mi amor). ---- dijo con una sonrisa ebria, estaba embobado en ese momento, realmente estaba pasando, por fin había recibido la confesión de su Impery, era la persona más feliz.

¡El intrépido japonés que se enamoró!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora