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Era el setenta y cinco aniversario del término de la guerra, todos los países se reunían en un solo sitio para celebrar la paz que se había logrado con mucho esfuerzo y muertes de su gente.

En estos eventos, normalmente las representaciones de los países tenían que asistir por pura obligación, algunos lo disfrutaban bastante.
Pero después de tanto, al japonés le causaba nostalgia recordar todo lo que pasó, tristeza, y una increíble decepción de su persona.

Como otros countries, Japón, el actual líder de su nación, heredó el cargo de su padre después de la guerra pues éste estaba muy débil para seguir, después de las dos bombas fue un boom, literalmente, para su gente y sus soldados.

En fin.

Él trataba de no dejarse ver mucho, pasar indiferente por la multitud de naciones que ahí estaban, llegando hacía una esquina pasando desapercibido, excepto para otra persona que también quería aislarse.

----Aah...¿También tratando de desconectarte?----preguntó vacilando al ver que el contrario de gorro japonés de guerra miraba unos cuadros pegados a la pared, éste volteó tranquilamente esperando cualquier cosa menos la que vió.
----Está...un poco aburrido por allí, mi hijo se encuentra hablando con sus amigos y realmente no consigo encajar...

El nipón aún en shock, trató de disimular, parpadeó un par de veces como queriendo afinar su visión para no creer que eso podría ser un sueño o una ilusión creada por su cerebro. Su mano inconciente se acercó al cuerpo del tricolor, tocando una hombrera del smoquin que portaba, admirando la faceta extrañada que tenía el italiano en ese momento, estaba a punto de decir algo, cuando...

----Hallo ihr zwei...----gruñó llegando de pronto, con la manos escondidas en sus bolsillos y su expresión aburrida que casi siempre portaba desde que terminó la guerra, ya casi nada era importante para él.

----¿Third Reich? ¿No estabas muerto?----el fascista dirigió su mirada hacia el nombrado, dejando de prestarle atención al nipón que había conocido recién y que actuaba notablemente raro.---¡Aún así, que bueno que no hayas muerto!---- exclamó alegremente tratando de abrazar despacio a su menor de esvástica, obviamente éste lo quitó antes de.

----Nisiquiera lo menciones, desearía estar muerto.----dijo fastidiado mientras agarraba su entrecejo con dos dedos y con la otra mano apartaba al tricolor que intentaba tocarlo.

Por obvia razón esta escena el japonés lo vió extremamente desagradable, su mirada se oscureció viendo que el italiano dándole todos esos mimos y abrazos cortos al alemán.

----¿Ustedes se conocen?----preguntó con fría entonación, cruzando los brazos intentando ignorar sus celos, reconocía bien al nacionalista pero al otro no lo había visto desde hace mucho y nunca habló con él en persona.

----Hm...¿Recuerdas al otro miembro del eje, Fascist?----el único europeo tricolor regresó a mirar al de ojos rasgados, ladeando la cabeza pensativo tratando de encontrarle reconocimiento entre una amplia lista de aliados que tenía en el pasado.

----Aah, claro.----relajó su expresión señalando muy cerca de la cara del nipón, haciendo que su rostro se alejara un poco. ----¿Hungría, no es así? Me alegra conocerlo.

Los más gélidos del trío se miraron extrañados arqueando una de sus cejas ambos, regresando la mirada al amante del vino, éste analizando sus miradas volvió a exclamar, Third bufó de molestia por lo impertinente y un poco estúpido que era el otro europeo, mientras el de escudo de sol naciente suspiraba con un poco de tristeza de que no se acuerde de él.

----Alguna vez imperio japonés, ahora solo soy Impery.----extendió su mano juntandola casi de inmediato con la enguantada del europeo tricolor, éste sonrientes colocó su otra mano sobre el agarre para “fortalecer” esa unión, una sensación de escalofrío le pasó por el cuerpo al nipón.

----Fascist, Piacere di conoscerti signore Impery. ----exclamó con su mejor sonrisa, flechando una vez más al frío e indiferente japonés, haciendo que sus mejillas se tiñieran de carmín y que su corazón bombeara al ritmo de un ventilador.

----Anata mo onaji.----trató de corresponder fallando por la falta de experiencia al sonreír, solo logrando una mueca extraña que no afectó la impresión hacia el italiano.

----Padre, andiamo.----se acercó el hijo del tricolor, viendo con temor a los ex aliados de éste, desde que los conoció consideró que eran una mala influencia para su progenitor desde el principio, y que se hubiera ahorrado las sanciones si no hubiera sido por ellos dos.

----Me tengo que ir, pero hablemos algún día.----dió su última sonrisa lejana al alejarse y levantó el brazo como despedida, siendo correspondido por ambos a su manera, el nipón de forma un poco torpe.

----De verdad que te gusta ese traidor...
----Cállate.

¡El intrépido japonés que se enamoró!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora