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—--- Italia voy a golpearte, ¡Bájame bastardo infeliz! ---— pataleaba lo mejor que podía, forzando su cola que ya estaba tiesa por la sorpresa. Su abdomen era aplastado contra el hombro del europeo mientras este caminaba hacia quién sabe dónde.

Su cintura era acariciada por esos grandes dedos cálidos, la curvatura de su cintura era remarcada varias veces mientras él rebotaba ligeramente por los pasos apresurados.

Cerró los ojos sintiendo esos lugares privados siendo toqueteados, se lamentó haber dicho algo tan vergonzoso ante los ojos del ángel, estaba mordiéndose el labio imaginándose lo que pensaría, probablemente cosas tan inadecuadas.

Se tapó el rostro avergonzado, gruñó por lo bajo para que el contrario no lo escuchase,
—---Japón va a preocuparse. ---—-Murmuró por lo bajo aunque la verdad era que no le importaba su hijo en esos momentos.—-¿A-adonde estamos yendo?

—----Ya que mi niño tiene planes, no nos queda de otra más que irrumpir en la casa de Third Reich. --—-Exclamó alegremente buscando las llaves de su coche mientras el sujeto encima de su hombro volvía a forcejear duramente.

—----¡¡Me niego a utilizar la propiedad de ese psicópata para tus perversiones!!---—-

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Ya prácticamente estacionados fuera de la casa del germano, ambos amantes entraron a hurtadillas desde el jardín hasta dentro del hogar, Third vivía solo, apartado, los únicos que se encontraban en ese lugar eran sus caninos, los cuales no reconocieron su olor y los empezaron a perseguir por todo el lugar, por suerte lograron librarse de los perros cerrándoles la puerta de la entrada, su amo en esos momentos no se encontraba presente.

Agarrando su mano, el europeo empujó apasionadamente a su pareja hacia el sofá más cercano, separando los primeros botones de su camisa antes de agacharse hacia él.

Sin pensarlo dos veces atacó su cuello, ese lugar que olía tan bien para él, sorbió y depositó besuqueos en toda la longitud de este, con amor apretó el agarre en su cintura y se dirigió a su espalda semi-acostada con la intención de recostarlo.

Pero el japonés se negaba, haciendo presión en su abdomen para permanecer en esa posición, entrecerrando los ojos con la mirada gacha y seria, su tímidez era uno de sus defectos, pero al mismo tiempo era un hombre rudo, que no le gustaba ser dominado y mucho menos en el aspecto sexual.

Mientras Italia insistía a hacerlo en ese sillón, el nipón se negaba a pasar del nivel de caricias, colocó ambas palmas y disimuladamente se apoyó en ellas. Gimió cuando un nervio de su cuello fue rozado por la lengua de su ángel, perdió fuerza en el cuerpo y acabó cayendo contra la superficie.

—----Italia, detente.---—-el cegado y deseoso hombre paró de atender su cuello y se separó lamiendo sus labios. —----Si voy a hacerlo con un hombre, no tendré el papel de mujer. --—-El eruopeo se quedó atonito y una de sus manos se deslizó para sujetar su mentón rudamente.

—----Ay mi amore, eso no lo decides tú.---—- jugueteando con su paciencia le habló como se le dio la gana sin otra intención más que exitarlo con su tono sensual de voz mientras sus dedos se paseaban por todo su abdomen y pecho aún cubierto.

Pero OBVIAMENTE el Imperio lo tomó a mal. Sintiéndose irrespetado agarró fuertemente de la garganta al sujeto y con su uñas largas apretó hasta dejarle sin habla ni respiración. Italia al principio se sintió desconcertado pero creyendo que era parte del juego relajó su expresión.

—----Oh sí~  ---—-gimió sonriente agarrando la muñeca de su amante, el japonés sin entender el sentimiento de exitación que empezaba a pasarle por el cuerpo se sacó de onda. Incapaz de comprender más allá de la congruencia de sus actos se sobrecargó de información y lo soltó, mirando fijamente a las marcas que había dejado.

Como el sanginario que alguna vez fue esto le fascinó, Italia facista se acarició coquetamente las heridas y acercó su cuerpo al suyo, uniendo sus pechos agitados.

Sin piedad comenzó a meter su lengua en su boca, brindándole una nueva experiencia mucho más candente que antes. Este tipo de beso era demasiado intenso para el asiático, podía saborear su saliva, sentía como adentro sus lenguas se acariciaban y daban vueltas mutuamente, las arcadas no tardaron en llegar, era una sensación vulgar y fantástica.

Aún así era imposible que lograra erectar con solo eso, y el italiano lo sabía perfectamente, se quitó de esa posición y se irguió sobre sus rodillas para tener más panorama.

Empezó a quitarse el cinturón, haciendo un sonido tintineante con el metal del broche. El japonés trató de levantarse pero fue arrojado nuevamente dentro del jueguito de roles del europeo quién lo empotró contra el mueble y le quitó la parte superior de su ropa, una camisa negra delgada que se adecuaba a su complexión.

—----¡Espera no me mires, es inadecuado! ---—-Exclamó cuando sintió su piel ser descubierta poco a poco, sus botones saliéndose por la fuerza de sus jalones prepotentes, hasta quedar despojado de su prenda, el italiano se quedó admirando lo dulce de su apariencia, sus brazos delgados cubrían su pecho y su abomen plano se agitaba con su respiración frecuente.

Era como un adolescente en crecimiento, su genética delicada le impedía formar un cuerpo más voluntuoso, era bellísimo, amaba esa barriguita y su hermosa piel.

Con la ansiedad a tope se quitó rápidamente la ropa que le estorvaba, bajando su pantalón y terminándose de sacar la lujosa prenda de arriba le habló en un tono dulce al apenado nipón. —----Eres tan precioso, no necesitas cubrirte.---—-dijo con su desnudo cuerpo a simple vista, y con su intimidad siendo cubierta por su ropa interior, su boxer azul.

Muy por el contrario del cuerpo del imperio, la descendencia romana tenía toscos pectorales en el pecho y marcados bíceps en el abdomen, poseía unos brazos anchos y musculosos que le daban ganas de ser ahorcado por ellos, sus clavículas marcadas en su piel, sucintura cuadrada y sus hombros anchos, se sintió intimidado por su perfecta apariencia y aturdido por sentir atracción hacia el cuerpo de otro varón.

El menor se agachó denuevo para besar la agria expresión de su amado. —----Quiero verte más, y sé que tú también me deseas. ---—-mordió su mejilla lentamente mientras trataba de quitarle el pantalón, el japonés seguía negándose a terminar así de expuesto con él.

Era vergonzoso e impuro mostrar en su totalidad la desnudez de su cuerpo, se jectaba de adoptar inseguridades, por eso casi no se admiraba la tez ni la anatomía, y mucho menos dejaba que otros tuvieran ese placer.

—----Tus piernas son tan suaves... —-mencionó acariciando con sus manos sus pantorrillas, toda la extensión hasta llegar a sus diminutos muslos, donde apretó pícaramente para dejar la marca de presión en su lienzo pálido.

—---Por favor deja de hablarme así, es humillante. —-dijo apretando los ojos cuando sus piernas fueron abiertas y estiradas por el europeo.

—---No puedo, tengo una boca honesta. ---—-se vieron a los ojos, sintiendo en amor desbordar en ellos, sus calientes y sonrojados rostros coloreando sus mejillas a tope cuando la vergüenza se apoderó de sus sentidos. Impery quitó su fría y resagada mirada del amigable rostro de su pareja y tapó el suyo, sacando una risa suave de su boca.—-¿De qué te ríes?

Preguntó siguiéndole el juego. —----No puedo creer que vaya a ser tomado por ti, desde que te conozco siempre he querido pertenecerte, por favor.. arrebatame la virginidad y despoja lo poco que queda de mi pureza.---—-habló con la voz temblorosa, aún con el rostro bajo uno de sus brazos, subió su mano libre hacia el pecho agitado del europeo.

Sus dedos encogidos tocaron su piel varonil, sin notar que más arriba el rostro ajeno estaba ardiendo en colores, con una sonrisa temblorosa y una sorprendida expresión.

Iba a hacer algo más pero escuchó pequeños quejidos que no eran de su amado, se giró para darse con su amigo faltante del trío cayendo por la vaya y viniendo hacía ellos desde el jardín donde habían entrado antes.

El tercer imperio rompió el vidrio que era la puerta que los separaba, haciendo un ruido terrible que hizo saltar de inmediato al nipón de su posición a sentarse. Ambos dirigieron su mirada al alemán, con el rostro destrozado con moretones y los dos ojos hinchados, sus colmillos manchados de sangre y la ropa rasgada. —----USTEDES.

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⏰ Última actualización: May 17, 2021 ⏰

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¡El intrépido japonés que se enamoró!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora