Unos días habían pasado, aunque de todas formas el tiempo para el nipón era no más que una magnitud física vista por la perspectiva humana, para él, no valía mucho.
Pero había un detalle entre esto del tiempo, ese día saldría con una persona, importante para él, creo que la única personas más importante después de Japón.
Creía que simplemente era amor a primera vista, porque desde que lo había admirado en su totalidad, jamás logró sacarlo de su cabeza, su más grande fantasía siempre fue el italiano, después de caer contra el americano claro, antes de eso desconocía de su presencia hasta en el eje, no tenía tiempo personal, pero así era bastante feliz, o al menos eso creía.
Ahora se encontraba sentado en un café, lugar donde su crush lo había citado, no estaba nervioso, su personalidad es demasiado gélida para tener ese tipo de emociones. Pero estaba preocupado del tiempo que llevaba tardando el europeo.
Dió un respingo cuando sus ojos fueron tapados por unas tersas y suaves manos, estuvo a punto de levantarse para hacerle una llave al sujeto, pero una voz hizo que esas intenciones desaparecieran.
---- Ciao, bellissimo principe. (Hola, bello príncipe) ---- susurró muy cerca del lado izquierdo de su cuello, sonriendo cuando admiró el sonrojo en las mejillas ajenas.
Cuando el imperio volteó, una manos agarraron su rostro, haciendo que sus ojos se fijaran en la persona enfrente de él, clavando sus pupilas en las contrarias y así recíprocamente.
---- ¿Que haces? ----
---- Evitando que me tires otro golpe. ---- Dijo y una pequeña gota de sudor bajó por su frente, el japonés río sarcástico mientras se acomodaba el gorro de forma correcta, como un acto de semi- nerviosismo. ---- ¿Ya ordenaste?--- A-aún no. --- aclaró recibiendo una sonrisa del italiano, quién soltó su rostro y se sentó en la silla de enfrente, él hizo lo mismo pero en la que estaba antes de que llegara.
Al llegar la señorita les dió las cartas a ambos, las abrieron y empezaron a revisar en silencio, el de pupilas gélidas ojeaba de vez en cuando las expresiones que hacía su acompañante.
Su atractivo rostro y facciones apuestas, todo en él era muy europeo, otra raza que era diferente que la suya, su bandera tricolor de colores claros, sus grandes (al menos a su parecer) ojos seductores que lo mareaban cuando lo miraban, todo era tan inusual.
Dejó de sonar despierto cuando el timbre de un teléfono comenzó a trillar, volviendo en sí e ignorando el echo de que el europeo contestó la llamada al ver el nombre, su expresión decía que era importante o inusual.
--- ¿Aló?---- Preguntó llevando la mirada al cielo, con el ceño fruncido, el asiático como bien hombre con educación se quedó callado para que el otro pudiera hablar tranquilamente, en el fondo aguantaba la curiosidad de saber quién era. ---- ¿Que? --- exclamó ahora con tono extrañado, volteó la cabeza, al igual que el nipón ladeaba un poco la mirada para ver que era lo que estaba viendo.
Una señorita a una distancia considerable alzaba la mano, con una notable sonrisa en la cara, agitando el brazo cuando las dos miradas se clavaron en ella.
Se vió a la misma acercarse casi corriendo, haciendo resonar sus tacos aguja en la acera, el italiano tenía cara de estar viendo un muerto, regresó a mirar al japonés como intentando explicarle lo que pasaba.
Pero unos delgados, suaves brazos desnudos rodearon su cuello y boca antes de, un abrazo que fue sorpresivo para los dos miembros del eje, la griega se separó chillando de alegría.
----¡¡Χαίρετε!! (Hola) Italia, tanto tiempo. --- el de ojos rasgados frunció el ceño, no podía ser mucho si tenía su número de teléfono, se debieron haber encontrado en la actualidad también. ----Que bueno verte, bebé.
«¿Bebé?» el apodo resonaba múltiples veces en su cabeza, haciendo eco en su pensamiento mientras miraba de arriba a abajo el hermoso y esbelto cuerpo de la mujer, su vestido apegado que dejaba ver sus clavículas y piernas desnudas, joyas tanto en el cuello como en las muñecas.
----Grecia, no es buen momento. ---- Suspiró levantándose y tratando de que la fémina no se acercara a mirar al individuo de sol naciente, fallando pues esta lo esquivó con facilidad.
----¡Eres Imperio Japonés! ¡Eres una leyenda, déjame darte la mano! ---- Halagó con tono emocionado extendiendo brazo hacia él con el fin de que se saludaran. El asiático asintió y tomó su mano un poco avergonzado, era raro encontrarse con alguien que no le tuviera miedo o lo ignorara. ---- Ιταλία, mi amor, ¿Porque no me dijiste que conocías al mejor imperio del siglo 19? Eres un desconsiderado.
Vale, esto era suficiente.
Con el mayor respeto que pudo se dispuso a levantarse, haciendo una reverencia a la mujer antes de encaminarse hacia el lado opuesto, con los puños apretados y el corazón en fuego de enfado.Italia se apresuró a seguirlo, despidiéndose como podía de la griega, quién les lanzó un beso en despedida, no sabía que se traían esos dos pero sin duda era exitante.
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¡El intrépido japonés que se enamoró!
Romansa🇮🇹꧁֎→Dᴇsᴘᴜᴇ́s ᴅᴇ ʟᴀ ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴇʟ ɪᴍᴘᴇʀɪᴏ ᴊᴀᴘᴏɴᴇ́s sᴇ sᴜᴍɪᴏ́ ᴇɴ ᴜɴᴀ ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴀ ʏ ᴛᴇʀʀɪʙʟᴇ sᴏʟᴇᴅᴀᴅ, ᴛᴇɴɪᴇɴᴅᴏ ʟᴀ ɪᴍᴀɢᴇɴ ᴅᴇғᴏʀᴍᴇ ᴅᴇ sᴜ ᴀ́ɴɢᴇʟ sᴀʟᴠᴀᴅᴏʀ ᴇɴ sᴜ ᴍᴇᴍᴏʀɪᴀ ᴄᴀᴅᴀ ᴅɪ́ᴀ, ʜᴀsᴛᴀ ϙᴜᴇ ᴜɴ ᴅɪ́ᴀ ʟᴏɢʀᴀ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀʀsᴇ ᴄᴏɴ sᴜ ɪᴛᴀʟɪᴀɴᴀ ʏ ғᴀsᴄɪsᴛᴀ sᴏᴍʙʀᴀ.←֍꧂🇯🇵 ...