12. Zamas

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Nota: Pedido hecho por -Im_Noe-.


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Humana [no]perfecta

— Este es Zamas, un estudiante de kaio-shin del Universo 10 que busca atentar contra la vida de los humanos.

— ¿Los humanos, por qué?

— Porque son seres despreciables, seres que pueden no apreciar lo que los dioses les han dado y se complican la vida unos a otros. Osea, tú.

  Miraron atónitos al hombre que acababa de entrar. Zamas siempre buscaba la forma de erizar la piel de su contraria y lo lograba siguiéndola a todo lado, para después amenazarla con su destrucción y reírse se manera sádica. Pero eso solo causaba en _______ un efecto contrario, haciendo que cada vez sienta una increíble atracción hacia el aprendiz.

— Zamasu. —jadeó sorprendida, con sus pupilas dilatándose ante su magnificencia.

  También, ella era la única que conocía su enorme desastre causado hace unos años en el planeta Tierra, problema que fue resuelto cuando Daishinkan retrocedió en el tiempo y entregó al aprendiz a ______ para que cambie de opinión, caso contrario sería destruido junto a todo el Universo 10. Gowasu se interpuso aceptando a la chica, quien entonces tenía apenas catorce años, ahora tiene veinte y, para mala suerte de Zamas, la chica se convirtió en una mujer realmente bonita.

— Mortal. Maestro. —saludó él, inclinando levemente su cabeza. Gowasu repitió el gesto y ella, bueno ella simplemente casi se desmaya, como cada vez que Zamas le dirige la palabra— ¿Con quién hablaban?

  Entonces cayó de bruces al suelo, casi literalmente, Gowasu la sujetó antes de que eso pasara. Tropezó con sus propias palabras y solo decía incoherencias hasta que, desde las sombras, apareció el Gran Sacerdote junto a Zeno-sama. Zamas tuvo que agachar la cabeza y mantenerla de ese modo por bastante tiempo.

— Zamas, al parecer has cumplido con cada indicación dada. Zeno- sama, y por supuesto yo también, se siente satisfecho con tus actos.

  Aunque, al parecer, nunca le dijeron a Zamas que hubo una vez en la que sí cumplió con su plan "Cero Humanos".

— Espero que haya sido así y se sientan satisfechos en realidad. —no podía creerles del todo, siempre existía un truco o una mentira tras una cálida sonrisa.

  El Gran Sacerdote se dio la vuelta para mirar a Zeno-sama, quien a su vez le regaló una bonita sonrisa comprensiva. Zamas tomó eso como una distracción y levantó la cabeza, buscando con sus ojos plateados la mirada carmesí de la fémina... y la encontró mirando con adoración a alguien que claramente no era él.

  Frunció el ceño y se levantó. Esta insolencia fue notada por los de mayor nivel, pero no reaccionaron precisamente como Gowasu esperaba.

  Daishinkan soltó una pequeña risa cuando notó los celos del kaio-shin.

  Zeno-sama voló hasta abrazar a ______ por su cuello y comenzar a felicitarlos.

  Y tanto él como ella preguntaron porqué.

— ¡Por que son una pareja muy linda! ¿si? Yo no me opongo a esto, de hecho, estábamos esperando esto, ¿si?

— ¡¿Qué?!

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— Humana. —llamó el kaio-shin desde lejos, esperando que llegase a su lado para que no hablara más con el ángel.

— Dime. —respondió ella con una sonrisa, mostrando una apariencia adorable y sumisa, lo cual obviamente no coincidía con su verdadero yo.

— ¿Por qué están aquí?

— Hm... Me llevarán de vuelta a casa. —murmuró por lo bajo, con un poco de tristeza cruzando sus ojos. Extrañaría molestar al mayor.

— ¿A... casa? —miró el cielo, arrimando su cuerpo en el árbol tras él— ¿Dónde está eso?

— El Universo 7, la Tierra —dijo con una sonrisa—. Extrañaré estar aquí... Usted, ¿va a extrañarme?

  Zamas bajó la mirada al bonito rostro ajeno. La brisa golpeaba a los dos, pero a ______ le daba un aire más inocente y tranquilo. Le invadió un extraño sentimientos y desvío la mirada, negándose a responder.

— Señor Zamas...

— ¡_______! Ven aquí, linda. Volveremos a casa. —gritó Daishinkan con su típica sonrisa perfecta. La menor mostró una sonrisa y con atrevimiento depósito un beso en la mejilla del más alto antes de salir corriendo.

  Zamas no reaccionó hasta que los tres personajes se elevaron en el aire y desaparecieron en un torbellino de colores. Corrió pero no pudo alcanzarlos. Se sintió impotente al no reconocer los sentimientos que esa humana causó en él, quería, de veras quería, mostrarle como es que en realidad se vive el amor.

— ¿Volverá? —preguntó al borde del llanto.

  Gowasu le miró con lástima, mirando el mismo lugar que su aprendiz.

— Sabes que no, no deberías preguntar.

— ¿Puedo ir a verla?

— No. Ella no es como crees —suspiró—, es un ser desalmado incapaz de sentir amor y se destruye junto a otros humanos, tal como tú pensabas. No espero que comprendas, pero tenías razón. Los humanos son detestables y amables cuando quieren. Ella fue el segundo caso.

— No me importa.

— A mí tampoco en realidad, has lo que desees.

  Y definitivamente haría lo que quisiera, aunque eso implique causar destrucción a la raza humana y perder todo lo que consiguió. Si ella era tal mala como creía, sería una buena compañía en su causa.

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𝑂𝑛𝑒-𝑠ℎ𝑜𝑡𝑠  ||  𝐷𝑟𝑎𝑔𝑜𝑛 𝐵𝑎𝑙𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora