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—¿Oficial Lee? —habló Kim desde la celda con un hilito de voz.— por favor, no haré nada... —suplicaba a la vez que hacía un ligero puchero.

Desde hace más o menos unos treinta minutos Donghae le andaba rogando a Lee que entrara a la celda para abrazarlo, pues le hacía frío y era la primera vez en la que debía permanecer en la celda durante diez días, cosa que le aterrorizaba un poco a pesar de tener a su sexy policeman cuidando de él.

¿Y si le dejaba solo una vez que se durmiera?

La cama se le había hecho bastante incómoda... qué cama ni qué cama, la madera colgante que le pusieron para dormir.

Los barrotes puestos en la pequeña ventanita de la celda, que daba hacia afuera, hacían pasar todo el frío que estaba haciendo. Sus manos se encontraban congeladas y sentía que en algún momento se entumecerían.

—No puedo entrar, no debería. —contestó lo mismo por décima octava vez.

—Nadie lo verá, se lo suplico, hace mucho frío. —insistió DongHae mientras se arrodillaba y se refregaba los brazos, como si eso ayudara a quitar todo el frio que sentía.

¿Qué hacía él arrodillándose? De seguro y el frío le afectó el pequeño cerebro que tiene.

Y por su parte, el policía estaba mordiéndose el interior de la mejilla con fuerza para no ir a abrazar al pelinegro. Chasqueó la lengua de lo molesto que estaba. Si tan sólo pudiera, lo haría gustoso. Pero la ley dice que...

A la mierda la ley.

Abrió la celda y se adentró en ella, pensando que hizo lo correcto al ver la hermosa sonrisa del chico haciendo presencia y provocando que sus ojitos se hicieran más pequeños de lo que ya eran.

Hermoso, era simplemente hermoso. Apostaría cualquier cosa que quien haya visto esa sonrisa, estaría besando sus pies al instante.

Suspiró, tenía un poco de miedo. Si el oficial Park lo llegase a pescar o alguno de sus compañeros que son abre bocas, le sacarían su placa, lo multarían y lo correrían. Su padre estaría completamente decepcionado y su madre avergonzada.

Pero Kim se veía tan inocente y frágil, que echó todo arrepentimiento de su cabeza y tomó las pequeñas manos del adverso para levantarlo y llevarlo hacia aquella madera en la cual debería dormir.

—Por un momento pensé que dejaría que me congelara. —habló DongHae mientras se sentaba y esperaba a que el policía le copiara la acción.

—Soy un policía, mi deber es ayudar. —contestó HyukJae a la vez que se acomodaba al lado de Kim y con cuidado, como si estuviera frente a la cosa más frágil del mundo, lo rodeó con sus brazos para apegarlo a él y de algún modo transmitirle todo el calor de su cuerpo.

DongHae dejó escapar una tímida risa y se acurrucó aún más entre los brazos del oficial.

Cualquiera que los viera creerían que son pareja, claro, si no estuvieran dentro de una cárcel. Ahí sí.

Para Lee, todo el silencio que reinaba en aquella celda era cómodo, le encantaba lo que en el momento estaba pasando.

Pero como el mundo nunca está de su lado, el silencio fue interrumpido por el pelinegro.

—Mini Haennie está despierto... —susurró sonriente.

¿Cómo dijo? Se preguntó el policía.

—¿Qué? ¿Quién es ese Mini Haennie? —cuestionó a la vez que se separaba unos pocos centímetros para poder ver el rostro del contrario.

DongHae tomó entre sus manitos la zurda del oficial y la llevó hasta su entrepierna.

Y vaya que sí se había despertado.

Lee retiró su mano de allí y le miró con una ceja enarcada.

—¿Perdón? Creo haber escuchado que no harías nada. —gruñó HyukJae.

—Desde ahora. Vuelve a abrazarme.

Y HyukJae obedeció sin rechistar.

Al parecer no le quedaba de otra que dormir ahí con el pelinegro todo caliente.

𝑷𝒐𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑳𝒆𝒆 ◽ EunHae (+18) (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora